Miguel Flores Castellanos
Doctor en Artes Y Letras

El asunto del financiamiento para el campo artístico se hace cuesta arriba, no solo en Guatemala sino también en otros países. Lo que hace más compleja la situación local es la falta de datos estadísticos, así como información fidedigna de los consumos del arte.

El Centro Nacional para la Investigación de las Artes (NCAR), auspiciado por la South Methodist University (SMU) ha dado a conocer la semana pasada cómo la recesión económica estadounidense ha afectado a todas las instituciones artísticas de la unión. Cada día existen más grupos de creadores o grandes instituciones que no logran cubrir sus gastos de operación.

Este informe examina los resultados de 4 mil 800 organizaciones y grupos artísticos entre 2013 y 2016. La investigación muestra que cada vez es más difícil para las organizaciones del campo artístico alcanzar un punto de equilibrio. Este documento fue diseñado para que las organizaciones, las personas e instituciones conozcan mejor su campo de acción y repensar modelos operativos tradicionales y generar nuevas estrategias que mejoren la sostenibilidad financiera de todo el sector.

La pregunta central de esta investigación fue ¿Las organizaciones aportan suficientes ingresos para cubrir sus gastos? El resultado del trabajo mostró que a pesar de que crecieron los ingresos en este tipo de organizaciones, no alcanzó al crecimiento de los gastos. La mayoría de los grupos artísticos y organizaciones fue disminuyendo sus respectivos superávits. Todos ahora tratan de llegar a un punto de equilibro.

El financiamiento de las artes en Estados Unidos es descentralizado y el apoyo va desde los fondos municipales, a los estatales y los federales (National Endowment for the Arts). Los creadores pueden optar mediante convocatorias a estos fondos. A esto hay que sumar que los estadounidenses tienen una gran tradición de mecenazgo personal, gracias a las deducciones de impuestos.

Una muestra de ello lo constituyen los grandes obsequios que parejas de esposos hacen, por ejemplo, a un museo de su ciudad y donan piezas de gran valor, tanto económico como simbólico. De esta forma están constituidas la mayoría de las colecciones de sus museos a lo largo de la unión americana.

Al informe presentado por el NCAR se suma la advertencia del presidente Trump de eliminar los fondos del National Endowment for the Arts y del National Endowment for Humanites. De cumplirse su promesa dejaría sin financiamiento proyectos para el arte y las humanidades y se avecinaría una situación de precariedad para los colectivos de artistas y otras organizaciones que velan por el desarrollo, promoción y difusión del arte estadounidense. Estos fondos estatales constituyen aproximadamente el 45 por ciento del presupuesto de una organización cualquiera que fuere su tamaño a lo largo de todos los Estados Unidos.

Los aspectos económicos son fundamentales en el mantenimiento de instituciones culturales de cualquier tamaño. Pocos en Guatemala fueron testigos de la muerte del Patronato de Bellas Artes, una institución líder en su momento, pero que los asuntos de la economía nacional dieron al traste con un proyecto que dio mucho al país.

En Guatemala se conoce la penuria de no tener fondos para gestar proyectos de arte. Una salida creativa fue el Aporte para la Descentralización Cultural (Adesca), que ha sido efectivo y ejecutado importantes proyectos en todo el país, tanto de arte como de patrimonio cultural.

Lo que en un momento fue presentado como un Fondo Nacional para las Artes, terminó en lo que hoy se conoce como Adesca. Y con un equipo de gestión pequeño, podría decirse que cualitativamente ha resultado más efectivo que el propio Ministerio de Cultura.

Es necesario para el sector cultural a generar indicadores para enfrentar la sostenibilidad de las organizaciones artísticas, se piensa en esas nuevas editoriales, grupos de teatro, grupos de música clásica. Ya no es tiempo de hacer … por amor al arte.

Artículo anteriorPor quinto año consecutivo, Cerveza Gallo presenta EMF edición 2018
Artículo siguienteSigmund Freud 1856-1939