Carlos Soto  Pineda

Sociedad de consumo que cree que la felicidad es acumular, alienada con el comprar, agobiada por regalar y gastar en objetos materiales  innecesarios- con tal de quedar bien- que si los obtiene con dinero de origen lícito producto del trabajo honesto, no sólo implica una transacción monetaria sino también  algo importantísimo en lo que la mayoría de veces el “consumidor” no repara, el costo en vida, en tiempo de vida utilizado para conseguir ese dinero.

Acá hablar de AUSTERIDAD  se confunde con pobreza, tacañez o pichicatería sin advertir en la “calidad de gasto” en la priorización de necesidades, para lograr más calidad y cantidad  de tiempo de vida,  de socialización familiar, de lograr “liberarse” del yugo esclavizante de la cultura de consumo, sin entender que la FELICIDAD  no es cuestión material.

“Pobres son aquellas personas que necesitan mucho”. Lucio Anneo Séneca.

Que difícil hacer entender que es primordial acabar con lo SUPERFLUO, que existen diversos tipos de POBREZA, “pobreza económica”, moral, intelectual, afectiva, que los pobres NO son los que tienen poco, sino los que desean mucho, los que precisan acumular, derrochar para “suplir” sus  carencias afectivas, emocionales.

Esta «modernidad» en la que ahora los esclavos se llaman consumidores, sumisos a la publicidad “engañosa” o no, personas- objeto sumidas en la ignorancia, presas fáciles, dóciles del mercantilismo “fabricante de necesidades”.

(Si necesita distracción, solaz o esparcimiento NO busque un libro, no se ponga a leer- a menos que sea algo de las redes sociales en un Smartphone (teléfono inteligente) o tablet (tableta), vístase con sus mejores galas, no importan si de tienda o paca, pero que sean de marca, gel para el cabello- de moda-, reloj ostentoso aunque sea una copia cara, visite un centro comercial, no deje que se anquilose su crédito, use la tarjeta, endéudese, no sea racional, no se informe, repito no lea, deambule cual zombie consumista y “atórese” de comida chatarra…).

El consumismo no se trata sólo  del riesgo de destrucción del tejido social sino también otras implicaciones derivadas del consumo enfermizo, compulsivo actual, como son  la degradación y deterioro total del ambiente,  el costo económico y humano de la voraz gula por ACUMULAR, CONSUMIR y ahora en DESECHAR y ACTUALIZAR, SUSTITUIR, REEMPLAZAR redundancia consumista. Primero compro, gasto, “actualizo” luego veo como subsisto…

En estas fechas posteriores a las fiestas de fin de año se pasa de la neurosis causada por la ansiedad de “quedar bien” por aparentar perfección, a la  depresión causada por la realidad inmediata.

La persona previsora es más feliz porque sabe ahorrar y con eso puede invertir en “gastarlo” en cosas necesarias que la satisfagan integralmente.

“Las cadenas de un hábito, no se sienten, las adquirimos con mucha facilidad, más después nos asusta mucho romperlas”. Samuel Johnson.

Vivir no solo es respirar, comer, defecar, gastar, consumir…Vivir es trascender, ser feliz sin la necesidad del derroche, del despilfarro, es “consumir” la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquellas actividades que nos satisfacen espiritualmente, que nos llenan el “corazón” y que nos hacen convivir con los nuestros , con los que queremos y Si necesitamos.

 

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