Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Es triste tener que referirse en estos términos al Presidente de la República pero luego de su exabrupto del lunes, el señor Morales no deja otra respuesta. Es obvio que está fuera de sí y creo que su cólera con La Hora fue porque aquí se dijo que llamaba la atención la forma en que su hijo, a los 18 o 19 años, ya sabía cómo se podía arreglar el negocio que su entonces suegra había hecho con Anabella de León del Registro de la Propiedad, ofreciéndole conseguir la factura chafa de Fulanos y Menganos, detalle que a mí me llamó la atención particularmente porque estoy seguro que en algún lado oyó que eso era posible y sabía que su tío podía conseguir la factura.

Yo he hablado con Morales dos veces en mi vida y nunca le he pedido que paute anuncios en La Hora. La primera vez que vino a una visita de cortesía que no fue nada cortés porque se portó arrogante, al punto que luego de un par de intercambios, yo ya no quise hablar porque me di cuenta que es el tipo de gente que cree que se las sabe todas sin saber ni jota y francamente no me simpatizó su actitud. La segunda fue atendiendo una solicitud que me hiciera Iván Velásquez para que tratáramos de ayudar al Presidente que, según él, es un tipo bien intencionado pero inseguro. Le dije de entrada que mi experiencia con él no había sido buena, pero ante su insistencia dije que si el tema era hacer algo por el país, estaba dispuesto a ir, con él, para tratar de ayudar.

Fuimos con él y el señor Brunori y puedo decir que la reunión fue una repetición de la primera. Morales cree que lo sabe todo, él no necesita asesores, y además detesta a gente como el Procurador de los Derechos Humanos por el tema de las medicinas vencidas y a líderes como el licenciado Pop, porque considera que le han tratado abusivamente. Mi interés era reiterar lo que he dicho muchas veces, que él recibió un mandato claro para conducir el país en la reforma del sistema político, pero Morales no tiene ni idea de lo que es un mandato, menos del que le tocó recibir. Al salir, Velásquez se quedó un rato hablando con él y yo le dije a Brunori que era preocupante la nube en que vivía el Presidente y que, además, lo consideraba peligroso.

Por supuesto que no hubo segunda reunión porque ni él ni yo tuvimos el menor interés. Pero Morales sabe y debe decirlo, como lo sabe el Comisionado, que yo no le pedí nada, menos anuncios a publicar en La Hora, porque nunca ha sido ese mi estilo.

Ahora veo que ante el riesgo inminente de que sus parientes sean capturados y haya manifestaciones, suspende las garantías constitucionales torpemente, para callar a la prensa y evitar reacciones populares. Pobrecito el señor Morales si cree que con ello va a controlar los problemas de su Presidencia. Pero no me sorprende porque, repito, es arrogante y cree tener respuesta para todo, asesorado por los lambiscones que no ocultaron su mediocridad con los manifiestos de respaldo que le enviaron.

Se vienen tiempos difíciles porque alguien ignorante y acorralado es muy peligroso.

Artículo anteriorUNA AMENAZA CONTRA LA LIBERTAD DE PRENSA
Artículo siguienteMomento delicado