Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

El día de ayer el magistrado Douglas Charchal dijo que sus hijos han sido víctimas de bullying, “si ustedes tienen familia no tergiversen la información. No es justo. A mis hijos les hacen bullying en la universidad”, dijo tajante.

Pero creo que es válido preguntarnos, si en realidad son los ciudadanos los que bulean a los hijos de quienes llevan a cabo actos que riñen con la ley o si son los mismos padres quienes, al no medir consecuencias, ponen a sus hijos en una posición vergonzosa.

Blanca Stalling dijo a La Hora el martes que estábamos equivocados, que ella nunca ha hecho nada en contra de la ley y hasta dándonos a entender que si se le fiscaliza podemos provocarle el deseo de quitarse la vida.

Puedo hablar por La Hora y nada más, pero afirmo con propiedad que nosotros no buscamos bulear a nadie ni nos enorgullecemos de que los hijos paguen los platos rotos de los padres, pero tampoco nos tragamos la patraña de que en Guatemala todos son honorables, que nadie hace nada y siempre lo que hay es una campaña de desprestigio en contra de quienes son señalados.

Pedro Muadi empezó diciendo que él era honorable, que no iba a permitir que nadie le cuestionara su actuar para luego, hundido por las evidencias, terminar reconociendo que haberse metido a política era lo peor que le había pasado y que se lo llevó la ola de corrupción y que envalentonado por la impunidad, accedió a seguir con las mañas de siempre; pero al principio lo negó todo, como siempre hacen.

Otto Pérez Molina sigue jurando que él es una pobre víctima objeto de una persecución política, cuando lo que debería de declarar es que así como a él, que persigan a sus antecesores.

Dios nos libre de estar en situaciones como esas, pero siempre le he pedido al de arriba que si algún día me tuerzo, al menos tenga el valor y la hombría de decir me equivoqué y de asumir como hombre los efectos de mis actos, sin andar endilgando culpas y peor aún, chantajeando con mis hijos.

A Charchal, a Stalling, a los demás magistrados y a la gente, no se le pueda olvidar que ésta corte, como las pasadas, fue producto de un pacto político para garantizar impunidad y a la hora que escribo estas líneas, la información que circula es que Charchal ya tiene dos votos seguros que recomendarían no retirar su inmunidad y que trabajan a marchar forzadas para asegurar el tercero. Ya La Hora advirtió de la posibilidad de ese pacto de impunidad y hoy sabremos si se concreta o no la primera parte.

Sí, uno debe pensar en los hijos y luchar por ellos para tener un mejor país pero trabajando con honradez de cara al sol, para poderles decir con orgullo que lo que tienen o lo que no tienen, es consecuencia de un esfuerzo verdaderamente digno, que tenga sustento más allá de la cantaleta de que somos honorables por decreto.

Qué pena lo de los hijos del magistrado Charchal, pero ojalá él hubiera pensando en ellos antes de haberse metido a babosadas.

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