Carlos Figueroa

carlosfigueroaibarra@gmail.com

Doctor en Sociología. Investigador Nacional Nivel II del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México. Profesor Investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesor Emérito de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales sede Guatemala. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos. Autor de varios libros y artículos especializados en materia de sociología política, sociología de la violencia y procesos políticos latinoamericanos.

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La muerte trágica del comunicador Ronaldo Robles este sábado 4 de febrero último, me ha ocasionado una enorme conmoción cómo se la ha causado a todos aquellos y aquellas que quieren una Guatemala libre de la alianza criminal y ultraderechista que está gobernando al país. Fue Ronaldo un extraordinario y valiente comunicador con posicionamientos contrarios al Establishment delincuencial que gobierna al país. Pero la conmoción no termina allí, sino se acentúa con una fascistoide propaganda electoral que está circulando uno de los candidatos a la alcaldía de la capital guatemalteca. Se trata Sebastián Arzú, hijo del candidato presidencial del partido Podemos, Roberto Arzú, nieto e hijo respectivamente del extinto ex presidente y ex alcalde capitalino, Álvaro Arzú.

Sebastián Arzú aparece en video difundido por redes sociales portando un arma de asalto y una pistola. Con una música de fondo que le da al video un tono épico, el joven musculoso dispara el fusil repetidas veces contra un blanco imaginario ubicado en un polígono. Acto seguido desenfunda la pistola y también la dispara varias veces. Entonces enuncia su programa municipal que irá paralelo al presidencial de su papá: sacar al ejército a las calles, imponer la pena de muerte, descentralizar a la Policía Nacional Civil para que actúe bajo su mando en la ciudad  y con ello acabar con los criminales y delincuentes que le quitan la paz a la ciudadanía.

La perplejidad ha invadido a quienes fuera de Guatemala han visto este vídeo y me lo han comentado. ¿Se trata de alguien que quiere ser alcalde o que se está postulando para ser un superpolicía de justicia vengadora? Otra vez la trillada receta de que la delincuencia se resuelve con mano dura. ¿Se acuerdan ustedes de expresidente Otto Pérez Molina y su mano dura? Resultó ser un delincuente mayor: presidente y jefe de una organización criminal infiltrada en las aduanas de Guatemala. Arzú imagina la delincuencia callejera, la que se ejerce desde la miseria y la vida sin oportunidades. Se le pasa por alto la otra, la de cuello blanco, la del crimen organizado metidos en el Estado.

La apología de la violencia como pistolerismo electoral va acompañada de la exacerbación del odio político que circula en los blogs y redes de la ultraderecha de carácter neofascista. Fueron estas redes las que hicieron circular la foto del cuerpo de Ronaldo Robles acompañada de textos infamantes. Celebración de la violencia como solución a los problemas sociales, festejo de la muerte de quienes consideran sus enemigos. He aquí el clima reaccionario que vuelve normal en Guatemala videos como el de Arzú nieto, mientras en el extranjero resultan escandalosos.

Mientras tanto, la institucionalidad corrupta a través del Tribunal Supremo Electoral ha revocado la sanción que pendía sobre Roberto Arzú y que podía impedirle ser candidato presidencial. También ha autorizado la candidatura de Zury Ríos, supuestamente impedida de ser candidato por ser hija del dictador golpista Efraín Ríos Montt, de acuerdo a varias resoluciones de la Corte de Constitucionalidad cuando no había sido cooptada por el llamado Pacto de Corruptos. Ese mismo tribunal ha rechazado la inscripción de la fórmula presidencial del Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP) formada por la líder indígena Thelma Cabrera y el ex procurador de derechos humanos Jordán Rodas. El derecho se aplica de manera diferenciada.

Paulatinamente se acomodan las piezas del ajedrez electoral para las elecciones generales de junio de 2023. Las candidaturas viables parecen ser las de derecha neoliberal o lo que le sigue, la derecha neofascista. Todo parece indicar que Guatemala tendrá que tolerar cuatro años más de lo mismo, pero peor. Tal como ha sucedido en las últimas dos décadas.

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