Julio Romero lucha contra el aceite usado que es vaciado en el lago de Atitlán. Fotos La Hora/Julio Romero

Por Ana Lucía González
agonzalez@lahora.com.gt

El lago de Atitlán luce cada vez más enfermo y con urgente necesidad de atención. Además de la cianobacteria y los microplásticos que habitan en sus aguas, se añade el notorio brillo sobre su superficie. Esto como resultado de las continuas descargas de aceite de cocina usado.

Esto lo notó el ingeniero ambiental Julio Romero, de la Asociación Amigos del Lago, quien desde enero de 2019 lidera un proyecto de recolección de aceite de cocina en restaurantes, comedores y hoteles de los municipios de la cuenca del lago de Atitlán.

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El proyecto ambiental atiende ocho municipios con mayor producción de aceite. Estos son: Sololá, Panajachel, Santa Catarina Palopó, Santiago Atitlán, San Pedro La Laguna, Santa Lucía Utatlán, así como San Andrés Semetabaj, San Juan La Laguna y muy pronto, San Lucas Tolimán.

“Próximos a celebrar el Día de la Tierra, este 22 de abril, presentamos este proyecto no lucrativo, quizás el único en el país, con el objetivo de reducir gradualmente el mal uso de este desecho. La meta es que este servicio pueda lograr una cobertura de hasta los 15 municipios que forman parte de la cuenca del lago, con la meta de extender esta red de apoyo a más usuarios, incluso a los hogares”, explica Romero.

El guatemalteco recolecta el aceite de comercios para evitar que los desechen en el lago. Foto La Hora/Julio Romero

EL DAÑO DE TIRAR EL ACEITE

De las 19 municipalidades que conforman Sololá, ninguna cuenta con programas específicos para tratar desechos especiales. Estos son los de tipo inflamable, corrosivos, bioinfecciosos o tóxicos. En el caso del aceite, se le considera de este tipo, además de que necesita un tratamiento especial.

Las municipalidades, al no contar con este programa ni personal capacitado, usualmente recogen el aceite en botes, que terminan lanzando al relleno sanitario. Estos recipientes terminan por romperse y el líquido se derrama. Aunque solo algunos rellenos cuentan con geomembranas de protección de la tierra, el aceite se infiltra en el suelo y genera contaminación en la tierra y el agua subterránea, explica Romero.

El otro escenario son las personas que no pagan servicio de recolección y optan por tirar el aceite en los drenajes. ¿Qué sucede? Primero, la grasa al entrar en contacto con el agua se convierte en una pasta o cebo que se impregna en la tubería. Esta obstruye el paso del agua y con el tiempo, el peso de esta grasa termina por agrietar las tuberías. Segundo, tapa las tuberías. Y tercero, los residuos restantes van a dar al lago. Tirarlo en una fosa séptica tampoco es solución, pues la grasa se infiltra en el subsuelo.

En otros casos, las plantas de tratamiento de aguas residuales de las municipalidades también se ven afectadas cuando reciben grandes cantidades de aceite, pues se saturan de grasa y reducen su capacidad hasta en un 40 por ciento, explica el experto.

Romero busca resguardar y salvar el lago de Atitlán, así como evitar daños a futuro. Foto La Hora

MILES DE LITROS RECOLECTADOS

El programa de recolección comenzó en febrero de 2019 con 40 inmuebles. Poco a poco aumentaron hasta llegar a 110 negocios. En el 2020, por la pandemia, se redujo la recolección debido al cierre de muchos negocios. Este año, iniciaron labores de nuevo y están llegando hasta 90 restaurantes, con una proyección para alcanzar hasta 125 puntos en los municipios mencionados.

Hasta diciembre de 2020, se ha logrado recolectar alrededor de 30 mil litros de aceite usado de cocina para que no se descarguen directa o indirectamente al lago de Atitlán, según la Asociación Amigos del Lago.

RECICLAJE ÓPTIMO

Romero indica que hasta el momento trabaja solo. Para llegar a más negocios y hogares necesitaría la ayuda de otra persona para el trasvase del aceite, atender la recolección en distintos municipios y otros. Para operar en forma óptima necesita un presupuesto de Q10 mil a Q12 mil mensuales.

Arte Esteban Cardona/La Hora

El aceite recolectado se coloca en empresas especializadas que lo transforman en jabón y biodiésel. Por eso, de la colaboración de más personas y empresas en la cuenca del lago Atitlán, depende que este proyecto sea sostenible en el tiempo.

“Debemos hacer conciencia que el lago necesita cuidarse, pues es un recurso turístico que nos beneficia a todos”, afirma.

Amigos del Lago Atitlán trabaja hasta el momento varias iniciativas diferentes enfocadas en el rescate de este recurso natural. Entre estas: educación, reciclaje con apoyo comunitario, reforestación de tul, investigación científica y fortalecimiento municipal.

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