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Por Margarita Girón
jgiron@lahora.com.gt

La mujer en su rol de maestra en casa, aquí le contamos sus historias

La pandemia de COVID 19 ha sido un fenómeno a nivel mundial que ha tenido impacto en todos los seres humanos y en todos los ambientes donde nos desenvolvemos. Nadie nos preparó para esto y no hubo mucho tiempo de anticiparnos a lo que venía. Se ha visto afectada la economía, la salud, la vida social, en términos generales todo.

La educación ha sido uno de los aspectos más afectados en esta pandemia pues incluye todos los grupos de edad, niños, adolescentes, jóvenes, adultos, familias, organizaciones educativas y ninguno de todos estaba preparado para lo que tocó enfrentar.

Existen diferentes instituciones que se han enfocado en la importancia del lado emocional en el ámbito educativo y familiar especialmente en esta etapa del confinamiento. Además, diversas instituciones educativas y profesionales como el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP), que es una institución privada europea, diversas universidades de diferentes países incluyendo algunas locales se han dedicado a identificar ventajas y desventajas del aprendizaje a distancia en estos momentos.

Entre las ventajas mencionan que la responsabilidad del estudiante incrementa, el desarrollo y aprendizaje es a nivel personal, los padres de familia o padre encargado se involucra más en las actividades de los hijos, y pueden observar cómo aprende su hijo, el nivel de atención y de compromiso que le pone el alumno al aprendizaje. Como desventajas se pueden mencionar que el alumno puede tener muchas distracciones y no concentrarse en el aprendizaje especialmente cuando los adultos de la casa no están presentes, aislamiento social, falta de actividad física, falta de supervisión para los alumnos que necesitan más de ésta, deficiencias en la tecnología lo cual no le permite recibir lo necesario para alcanzar su aprendizaje.

Foto ilustrativa: Casi todos los países del mundo han tenido que adaptar sus procesos educativos. Foto La Hora/Dolores Ochoa/AP Ecuador

Instituciones se enfocan mucho en el tema de la salud emocional de los alumnos y de las familias. En este tema los padres de familia especialmente las madres, han jugado un papel muy importante pues al igual que todos los demás involucrados en este tema no estaba preparada para lo que venía. En la mayoría de los casos la madre es la encargada del tema educativo de los hijos y en estos momentos ha sido según la situación más complejo por diversidad de situaciones.

A todos les ha tocado implementar, tanto a las Instituciones educativas y a todos sus colaboradores, a las familias que incluyen a los alumnos y a los padres. Se han logrado innovaciones, cambios y aportaciones en todos los niveles y seguro queda mucho por hacer. Pero si todos entendemos que estamos en el mismo barco y ejercitamos la empatía para tratar de entender la situación o postura de la otra parte todo puede avanzar mejor para lograr el objetivo que es el bienestar de los alumnos tanto en el aprendizaje como su desarrollo personal y emocional.

Todas las madres de una u otra forma han logrado lo que se puede en estos tiempos y acá compartimos algunas experiencias.

Elizabeth Cabrera es madre y se dedica a la docencia desde hace más de siete años. Foto La Hora/José Orozco

LA DOCENCIA DESDE CASA: NADIE NOS PREPARÓ PARA ESTO

Elizabeth Cabrera es madre y se dedica a la docencia desde hace más de siete años. A raíz de la pandemia su rutina laboral y familiar tuvo un cambio radical. Según comentó, aunque al inicio pensó que solo se trataría de readecuar el plan de estudios para tres meses; sin embargo, no fue así, y el país está cerca de cumplir seis meses de haber confirmado el primer caso de COVID-19, suspendiendo actividades escolares presenciales desde entonces.

Cabrera comentó que, aunque al inicio fue complicado adaptarse a esa nueva rutina, con el tiempo fue creando rutinas que le ayudaron a organizar mejor su tiempo. Sin embargo, además de acoplarse a una rutina diferente, ha debido enfrentar algunas dificultades en el proceso tecnológico, ya que a veces los dispositivos fallan o incluso el estado de ánimo no está bien y es necesario enfocarse e inyectarles entusiasmo a sus alumnos.

“Debo enfocarme en los momentos en los que estoy trabajando, en los que estoy haciendo tareas de la casa y en los que estoy siendo madre. Es muy difícil limitar y mantener los límites entre ser docente, ama de casa y madre porque es muy fácil mezclarlo todo, pero al hacerlo creamos más estrés y el plano emocional se puede ver afectado”, enfatizó.

Varias de las madres entrevistadas deben guiar a sus hijos con las actividades escolares. Foto ilustrativa/La Hora/Cortesía

Para Elizabeth, una de las ventajas de trabajar desde casa junto a su hijo de 13 años, es que ya es independiente y tiene obligaciones en el hogar, además que ha tenido que implementar horarios en donde él pueda dedicarse a realizar sus tareas, comer o incluso distraerse.

“Estando en casa la rutina se pierde y en mi caso, mi hijo es adolescente y es más independiente, pero mis compañeras me han contado que a veces sus hijos pequeños lloran y ellas deben continuar con su clase y no tienen quién pueda cuidarlas y apoyarlas”, dijo.

La rutina de Elizabeth inicia todos los días a las 6:00 horas y termina alrededor de las 22:00 horas. Según comentó, imparte clases en siete grados diferentes y cada uno implica una preparación distinta además de reuniones laborales y qué hacer del hogar.

“Ahora trato de tener una hora para almorzar, aunque al principio no era así y todo se me revolvía, no comía, le daba a mi hijo de comer antes o yo no comía. Pero creo que a todos nos pasó, porque nadie nos preparó para esto”.

Elizabeth Cabrera

Para Elizabeth, en medio del cambio que ha implicado la pandemia, las madres que se han convertido en maestras, y se han establecido como un pilar fundamental en la pirámide de la educación de sus hijos, junto a los maestros.

“Es de suma importancia que la familia pueda colaborar, pensamos que mamá puede hacer todo, que es súper héroe, y aunque lo hace, no se visualiza cuánto le cuesta emocionalmente a una madre cumplir con todo lo que tiene que hacer para lograr que funcione bien todo en casa”, añadió Cabrera.

Uno de los aspectos positivos que Elizabeth ha aprendido durante la pandemia, es que ha logrado manejar sus emociones. A decir de la entrevistada, es necesario ser pacientes y saber que las cosas cambiaron y sigue siendo importante cumplir con responsabilidades.

Las escuelas se quedaron vacías por la pandemia y surgió el reto de enseñar desde casa, en algunos casos, sin las herramientas necesarias. Foto La Hora

Agregó que, aunque la educación dio giro en el método de enseñanza, los niños en especial han sido afectados en esta pandemia y es en las áreas rurales en donde la crisis ha afectado de mayor forma, ya que, a diferencia del área metropolitana, las condiciones y acceso a tecnología y dispositivos es complicada.

Elizabeth destacó que, es importante que las madres encuentren espacios para desahogarse y externalizar emociones y practicar actividades que puedan hacerlas sentir bien.

“A veces sentimos miedo y estamos frustradas, estamos incluso desesperanzadas. Pero es importante no sentirse culpable por no poder terminar algunas tareas, porque esas emociones a veces pueden desencadenar en enfermedades y es necesario trabajar en la parte emocional de todas nosotras. Hay que tener esperanza y aprender a tener la esperanza que tienen los niños”, añadió.

Elizabeth cuenta cómo adaptó sus espacios y tiempo para la familia y enseñanza. Foto La Hora/José Orozco

CLAUDIA V.: ES NECESARIO TRABAJAR EN EQUIPO

Claudia Velásquez es madre y ama de casa, desde el inicio de la pandemia, ha buscado métodos para poder adaptar las clases de su hija, quien cursa la primaria en un colegio en horario vespertino, así como las tareas del hogar y tiempo en familia.

“El mayor problema pues que tengo que terminar el trabajo de casa antes de las 16:00 horas, que es la hora en la que mi hija recibe su clase. Uno de los inconvenientes que hemos tenido es que a veces ella y su papá están al mismo tiempo conectados, ella en clases y él en reuniones y además de estar en espacios separados, empieza el problema de la conexión de internet, porque no a todas las habitaciones llega bien”, dijo.

Para Claudia, convertirse en maestra en casa no ha sido complicado y ha sabido adaptarse, aunque limitantes como acceso a materiales para manualidades que, además, implican tiempo. “Por el momento los temas son fáciles, lo que implica el tiempo son las manualidades y al menos aquí en donde vivimos no tengo muchas librerías surtidas cerca y no hay mucho tiempo para salir a comprar”, puntualizó.

Velásquez destacó que, combinar las tareas del hogar y la atención de su hija en clases ha sido un éxito, debido a que ha implementado horarios y trabajan todos en equipo.

“He logrado combinar todo con éxito haciendo un horario, y cumpliéndolo. Además, a mi hija se le han sumado obligaciones, me ayuda con algunas cosas. Es trabajo en equipo”

Claudia Velásquez

Además, Claudia mencionó que, es importante visualizar el esfuerzo de las madres que se han convertido en maestras en casa, porque ha sido un cambio de 180 grados. “A veces siento que necesitamos al menos un tiempo para nosotras, como mujeres, como trabajadoras, además, un agradecimiento o un yo te ayudo no está de más».

Agregó que, en muchos casos los padres también están en casa y ellos también tienen obligaciones, sobre todos si los dos trabajan.

Pero no todo es complicado, Claudia mencionó que siempre soñó con ver interactuar a su hija en clase y ahora tiene oportunidad de acompañarla en el proceso. “También valoro más el trabajo de mi esposo, además lo más importante es que estamos conviviendo más tiempo en familia.

Problemas de conexión, tareas, actividades, entre otros, se convierten en los retos que las madres ayudan a superar a sus hijos en este proceso. Foto ilustrativa/La Hora/Cortesía

LUCÍA M.: ESFUERZO DE LAS MUJERES SE HA DUPLICADO EN LA PANDEMIA

Lucía M. comentó que conjugar todas las actividades ha sido un reto, ya que no es fácil combinar todos los roles en un mismo lugar y darle a cada espacio su debida atención.

Lucía ha tenido que combinar tareas como el trabajo, sumado la presión económica, organizar a cada uno de sus tres hijos con su respectivo sistema de homeschooling, en donde destacó que, no hay tecnología que alcance, ni materiales, adicional a las tareas de la casa y ver de qué forma se logra ser más efectivo y práctico. También ha tenido que adaptar dentro de casa ambientes diferentes para distraerse.

“No es fácil mantener la calma y evitar generar más ansiedad frente a los niños. Además, de tener que manejar el agotamiento físico, emocional y mental”

Lucía M.

Aunque no es una tarea fácil, Lucía ha logrado combinar su trabajo y la atención a sus hijos.

“No es fácil ser maestra, sobre todo de los pequeños que debe de uno estar con ellos durante el tiempo de clases, subir tareas y seguir las exigencias de los colegios, además de lograr en ese tiempo que no interfiera con el trabajo, que no solo es difícil, sino que uno no se puede dedicarse a ser más efectivo, ya que el homeschool absorbe mucho tiempo”, enfatizó Lucía.

De acuerdo con Lucía, es importante evidenciar el trabajo de las mujeres que han tenido que adoptar otros roles durante la pandemia, ya que los esfuerzos que antes se tenían, se han duplicado.

“Siempre el rol de la madre ha sido importarte porque se ha logrado combinar con otros roles. Pero en esta pandemia pareciera que ese esfuerzo se duplica y se le pone mucha presión, porque debe de hacer todo en un mismo lugar y lograr sacar resultados positivos”, puntualizó.

Además, mencionó que el trabajo debe ser de ambos padres cuando están presentes en casa. “Es demasiada la carga de responsabilidad, porque la tendencia es que la madre resuelve todo lo del hogar”, añadió.

Para Lucía, pese a los retos, hay muchos aspectos positivos que se pueden destacar de los roles que cada mujer ha tenido que enfrentar.


“En el trabajo, aprendimos a apreciarlo y verlo como una oportunidad nueva cada día, en la casa, también hemos logrado apreciar el techo bajo el cual vivimos, que a pesar de las complicaciones se tiene todo al alcance, sobre todo, hemos aprendido a valorar más a las personas que tenemos a lado, que la vida no la tenemos asegurada, que no hay prisas, y que podemos adaptarnos a los cambios”, destacó.

Lucía comentó que, aunque el futuro sea incierto, será una realidad nueva, en donde la humanidad tendrá que aprender a ser más tecnológica y práctica.

Los centros educativos debieron cerrar para prevenir contagios COVID-19 entre la comunidad estudiantil y los hogares se convirtieron en la nueva escuela o colegio para los alumnos. Foto ilustrativa: La Hora/Cortesía

CRISTINA J. VIVE UNA REALIDAD DIFERENTE

Cristina Juárez, es originaria de San Miguelito, Génova, Quetzaltenango y junto a sus tres hijos, ha tenido que enfrentarse a una realidad distinta y difícil, sobre todo porque en el sector público, la educación ha empleado métodos distintos para continuar con los contenidos académicos de los niños y niñas.

“Ha sido difícil, porque es algo que no esperábamos y nos ha afectado a todos esto –la pandemia-. En las escuelas entregaron folletos y ellos se tienen que guiar y buscar en el libro todo lo que tienen qué hacer. En mi caso, las maestras solo me han entregado los folletos, pero no me explican mayor cosa y solo nos dicen que los padres tenemos que apoyar a los hijos y nada más”, mencionó.

Desde Estados Unidos hasta Europa, Asia y Latinoamérica las formas de estudiar han cambiado. Foto ilustrativa/Michael Rubinkam/AP Nueva York

Cristina comentó que, en algunos casos los maestros han facilitado material a través de canales digitales, pero en su caso, ha sido solo a través de folletos y guías, que deben ser devueltos a la escuela cada cierto tiempo.

“Las maestras se enojan porque a veces nos saltamos ciertas partes del folleto, pero no comprendemos todo, y ellas dicen que debemos esmerarnos más”, precisó Cristina.
Para Cristina, desarrollar el papel de maestra en casa, ha sido difícil porque existen contenidos que le resultan complicados y eso le dificulta poder apoyar a sus hijos, además, de tener que hacer sola el trabajo, ya que no cuenta con apoyo extra para esa tarea. “Hay cosas que no entiendo y ha sido difícil para mí. Para algunas tareas he tenido que buscar en internet cómo hacerlas para poder ayudar a mis hijos”, dijo.

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Pese a las limitaciones, Cristina destacó que algo positivo de convertirse en maestra de sus hijos es que ha podido aportar y apoyarlos; sin embargo, enfatizó que no es lo mismo que un maestro esté enseñando en un aula, a que las madres principalmente hayan tenido que adoptar ese papel.

“Yo no les he enseñado mayor cosa porque hay palabras que no entiendo y han aprendido lo poco que yo puedo aportarles”.

Cristina Juárez

LUCKY ALFARO: SENTIMOS QUE AGUANTAMOS CON TODO, PERO NO ES ASÍ

Con dos hijos adolescentes, Lucky Alfaro, ha enfrentado diferentes desafíos que van desde la conectividad, acceso a equipos, readecuación de espacios físicos y la carga emocional que conlleva convivir todos en casa 24/7.

“Uno siente que aguanta con todo y nos han educado así, pero es importante visibilizar que somos seres humanos y no podemos hacerlo todo y necesitamos ayuda”.

Lucky Alfaro

Lucky mencionó que la pandemia no solo ha implicado readecuación de tiempos, sino de inversión económica, pese a las condiciones que han derivado de la merma de ingresos en muchos hogares. Según mencionó, al estar todos en casa, la familia tuvo que invertir en equipos de cómputo personales, ya que, al coincidir horarios, resultaba “imposible” compartir equipos.

“Ese fue un gasto que no teníamos contemplado y como todo debe hacerse a través de plataformas, tuvimos que hacer un esfuerzo y proveerles de equipo a nuestros hijos para que pudieran continuar con su proceso y la verdad, no sé qué esfuerzos tuvieron que hacer otras familias que no tienen cómo proveer un equipo para sus hijos”, aseveró la entrevistada.

Antes de la pandemia, Lucky ya hacía teletrabajo; sin embargo, ahora se ha tenido que adaptar a otras rutinas y los roles de cada miembro de la familia también han cambiado. “Más allá de entregar las tareas, al ser mis hijos adolescentes y preadolescente, he tenido que trabajar con ellos habilidades blandas para que la pandemia no afecte su espíritu y su formación. Estar encerrados cambia el humor completo de una familia y hay que buscar elementos para que se distraigan”, agregó.

Según detalló, ha tenido que crear dinámicas de convivencia y actividades en familia que liberen el estrés al estar todo el día juntos y sin poder salir. En ese sentido, agregó que no solo se debe jugar el rol de maestras, sino también de psicólogas, para saber manejar diferentes situaciones que han derivado de la pandemia.

Lucky ya hacía teletrabajo desde antes de la pandemia, ahora ha tenido que asumir otros roles. Foto La Hora/Cortesía

“El desafío más grande que he tenido que enfrentar es trabajar para que mis hijos no se sientan tristes y lidiar con hechos como el fallecimiento de una maestra. En una ocasión me tocó llamar al colegio y solicitar ayuda de una orientadora porque lo veía muy triste y con mi hija, el distanciamiento ha sido un factor en donde hemos tenido que reforzarles y guiarlos sobre el porqué de muchas cosas”, añadió.

Según mencionó, aunque el hogar esté integrado, la mayor carga siempre está del lado de las madres, “aunque mi esposo sea buen en matemática, ahora no hay horarios y tenemos que adaptarnos para que ambos podamos apoyarlos con los contenidos escolares cuando es necesario”, explicó.

Para Lucky, convertirse en madre, ama de casa, trabajadora, psicóloga y maestra en casa es un desafío y en muchos casos debe sumarse la responsabilidad de los padres. “También me toca estar al tanto de mis papás, porque, aunque no vivamos juntos, tengo que estar pendientes de ellos, sobre todo en la emergencia.

Las madres acompañan a sus hijos en este proceso de aprendizaje que continúa durante este 2020. Foto ilustrativa/La Hora/Cortesía
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