José Manuel Monterroso
Académico docente

Hacía pocos años que había terminado la guerra de España y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República. Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de la cárcel, buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. (…).

Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. Me lo contó: Él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones.

– Pero papá – le dijo Josep llorando –si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?

– Tonto –dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto–. Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.

(Eduardo Galeano, El libro de los abrazos).

A continuación, presentaré unas breves reflexiones alrededor de un libro sobre la construcción. Sí. La construcción de una sociedad renovada, sustentable y más humana. Se trata del nuevo aporte bibliográfico de Ramiro Mac Donald publicado en Europa por la Editorial Académica Española. Su título, Escáner semiótico. Escaneo simbólico de temas políticos y sociales con perspectiva semiológica.

El texto que sirve de acápite a estas líneas, entre otras cosas, resalta algo muy importante: la magnificencia de la palabra para “contar” y “construir” hechos y situaciones. Gracias a la palabra y al uso que de ella se me otorga, puedo contarles las impresiones, ideas y sentimientos que ha generado en mi persona el recién publicado libro de Ramiro Mac Donald, a quien considero, más que un semiólogo de alto reconocimiento y desempeño, aunque sin duda lo es, un verdadero constructor de todo un mundo de ideas por medio del uso de la palabra. Gracias a esta habilidad, Ramiro toma entre sus manos y mente de artista, los hechos, personas y elementos culturales, y luego los construye y reconstruye con maestría, y los pone a nuestro alcance, contándolos con el magistral uso que hace de la palabra convertida en texto. Así, a lo largo y ancho de su libro, la realidad surge ante nosotros y la podemos ver cara a cara, sin ropajes y tal cual es. La realidad es la verdad. Por eso es que está al desnudo y sin dobleces. Esta verdad es la de Guatemala, y mejor dicho aún, nuestra verdad.

EL LIBRO, UN VERDADERO DISPOSITIVO TECNOLÓGICO

Por sí solo, el título del libro, compuesto por el sustantivo “escáner” y el adjetivo “semiótico”, se transforma en una ancha puerta por la que podemos entrar a un mundo lleno de sorprendentes verdades.

El escáner no es más que un dispositivo tecnológico que se encarga de obtener imágenes, señales o información de todo tipo de objetos. Estos objetos, en un nuevo formato, los pone al alcance de quien quiera verlos, analizarlos y conocerlos, pero sin coartar su libertad ni sus propios intereses. Ante el objeto “escaneado” cada persona queda completamente libre para procesarlo, interpretarlo y reconstruirlo.

Esto es precisamente lo que logra hacer Ramiro Mac Donald con y en su libro. Toma y escudriña minuciosamente distintos momentos, hechos y personajes de nuestra historia reciente, les da un nuevo formato, es decir, los transforma en palabra y los pone al alcance de nuestra mano y de nuestra mirada.

Aunque parezca fácil, escanear un objeto es un proceso que presenta un alto grado de complejidad y más cuando el escaneo implica hacer uso de la palabra, como es el caso del libro de Mac Donald.

En tecnología, un buen escáner debe tener una buena resolución, es decir, captar el objeto punto por punto, pulgada por pulgada. Entre más acuciosa sea esta captación, más alta será la resolución de la imagen resultante.

Otro aspecto que habla de la calidad del escáner y la determina es la cantidad de bits (dígitos binarios) que se puedan incluir en cada píxel, es decir, en cada espacio de superficie homogénea y más pequeña que componen una imagen. De estos aspectos dependen el brillo y el color del objeto captado. A todo este proceso se le conoce como “profundidad del color”.

Si estos términos tecnológicos y muchas veces complejos los trasladamos al libro de Mac Donald, con facilidad descubrimos que los textos que lo integran poseen una alta resolución y una gran profundidad. Su autor –mejor dicho, su constructor– toma cada elemento y capta punto por punto cada uno de sus componentes. Asimismo, le imprime una gran profundidad ya que cada relato tiene en sí un inmenso y múltiple colorido.

EL LIBRO A LA LUZ DE LA TEORÍA SEMIÓTICA

Para entender el significado del segundo término que forma parte del título del libro, habremos de empezar por presentar la definición que de la semiótica hacen quienes son, a mi criterio, los tres más grandes expertos sobre esta temática: Ferdinand de Saussure (1857-1913), Charles Sanders Peirce (1839 – 1914) y Umberto Eco (1932 – 2016).

Saussure fue el primero que habló de la semiología y la define como: «Una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social». Ella −añade Saussure− nos enseñará qué son los signos y cuáles son las leyes que los gobiernan…».

Por su parte, Peirce, en el ámbito de la teoría de la comunicación, habla de un triángulo semiótico, cuyos tres lados son el signo, el objeto y el interpretante. En este sentido, y según este filósofo, “la semiótica es la ciencia de la interpretación o lectura de mensajes enfocados a transmitir un significado”.

Por último, el más reciente de los tres autores, Umberto Eco, en su Tratado de Semiótica General, hace una distinción entre semiótica de la comunicación y semiótica de la significación. Afirma que la primera no puede darse sin la segunda, por cuanto que en todo proceso de comunicación debe existir un acto de significación, sobre todo cuando la comunicación se da entre dos seres humanos. Así, un aspecto importante de la semiótica de la comunicación entre un humano y otro es la respuesta interpretativa que debe darse en el proceso comunicativo.

A la luz de esta teoría sobre la Semiótica, se puede decir que en los textos que componen el libro Escáner semiótico, los signos cobran vida gracias a la forma en la que el autor los presenta. Un buen ejemplo de esta vitalidad simbólica es el texto titulado Semiótica del fiambre, en el cual este platillo propio de Guatemala es visto como un signo que salta y juguetea entre distintas dimensiones: la política, la teatral, la social e, incluso, la dimensión musical. Dentro de esta última el autor lo llama con creativo y divertido atrevimiento “rapsodia”. A partir de esto, haciendo uso de la metáfora, me atrevo a decir que el fiambre no es más que una “canción comestible ensamblada”.

Por otra parte, me interesa resaltar que en los textos aparecen con suma claridad los elementos del triángulo semiótico de Peirce: el signo, el objeto y el interpretante. Aunque algunos más que otros, los textos dan pie para demostrar lo dicho anteriormente. Un ejemplo muy propio y claro de esto es el texto titulado El dedo de Roxana Baldetti. El objeto-dedo, aunque para muchos puede parecer pequeño e intrascendente, para el escritor no lo es. Gracias que él se convierte en un hábil interpretante y fija su atención en la postura, uso y movimientos que del dedo índice hace la protagonista del relato, puede escribir toda una apología sobre dicho elemento dactilar y lo transforma en un signo que transmite múltiples mensajes hasta convertirse en cuerpo-lenguaje que amonesta, acusa, prescribe, enfatiza, imputa, incrimina y muchas acciones o significados más.

Cabe señalar que no todos los textos tienen la misma carga semiótica. Los hay que son más bien una crítica, reflexión o una crónica noticiosa de un hecho. Menciono los siguientes como ejemplos de textos que, a mi juicio, caben dentro de la escueta tipología antes mencionada.

Cadetes, condecoración y propaganda, el cual es una crónica periodística sobre la condecoración que Álvaro Arzú hizo de un grupo de cadetes en 2018.

El tiempo se ha suicidado, un texto en el cual, a partir de la teoría de Zygmunt Bauman, el autor hace una reflexión sobre la sociedad actual y resalta que esta se caracteriza por anteponer lo instantáneo y perecedero a lo importante y duradero.

Al señalar esta diferencia de algunos textos en ningún momento pretendo demeritar el trabajo académico que contiene el libro. Al contrario, esta diversidad le da un matiz especial a la obra en su conjunto y la convierte en un dinámico y atractivo variopinto de opciones para los aficionados a la lectura.

Es importante resaltar que el acto comunicativo que se establece por medio del uso de la palabra escrita es un acto eminentemente humano. El lector (receptor-humano) de Escáner semiótico no puede ni debe quedar indiferente al encontrarse con el libro. Inmediatamente surge para él el llamado a convertirse en un lector activo, crítico y propositivo. Y es que la lectura del libro solicita una respuesta interpretativa y que, como bien lo expresa Umberto Eco, al dejar a un lado la indiferencia, el acto comunicativo mueve al interpretante a cambiar aquellas realidades que atentan contra lo más valioso que tiene nuestro mundo, nuestra casa común: el ser humano digno de ser llamado humano.

Por último, es importante resaltar que la capacidad de admirar es propia del ser humano. En el acto comunicativo esta capacidad se convierte en algo fundamental. Muy bien lo expresa la frase de Georg Christoph Lichtenberg, un científico y escritor alemán nacido a mediados del siglo XVIII: “Lo que siempre me ha gustado en el ser humano es que, siendo capaz de construir Louvres, pirámides eternas y basílicas de San Pedro, pueda contemplar, fascinado, la celdilla de un panal de abejas o la concha de un caracol”.

Presentación

Desde hace muchos años, el académico universitario, Ramiro Mac Donald, se ha aplicado en el estudio de la semiología. Sus artículos periodísticos, la experiencia docente, pero particularmente, sus frecuentes incursiones intelectuales en el tema le han permitido ser una autoridad en una disciplina que comparte con los grandes del pensamiento, Ferdinand de Saussure, Charles Sanders Peirce y Umberto Eco.

En el marco del Congreso Internacional de Filosofía, celebrado este año en la Universidad Rafael Landívar, José Manuel Monterroso, presentó la obra de Mac Donald, titulado “Escáner semiótico”. El resultado es el texto que ahora publicamos con el nombre, “De ladrillos a píxeles. Nueva técnica para construir”. Monterroso, al tiempo que presenta el valor de la obra, explica su significado como instrumento que descubre la realidad.

En ese sentido, el interés del profesor universitario es el escaneo del universo simbólico de lo político y social de nuestro país. Constituye el ejercicio hermenéutico que desentraña gestos y detalles que conforman, sin embargo, la unidad que anuncia una realidad perfectamente reconocida por el ojo crítico. Al respecto, Monterroso dice lo siguiente.

“Esto es precisamente lo que logra hacer Ramiro Mac Donald con y en su libro. Toma y escudriña minuciosamente distintos momentos, hechos y personajes de nuestra historia reciente, les da un nuevo formato, es decir, los transforma en palabra y los pone al alcance de nuestra mano y de nuestra mirada”.

En otros temas, presentamos las contribuciones de David Pinto Díaz, Karla Olascoaga, Marco Tulio Lailson y Miguel Flores. Cada uno, al percibir el mundo desde sensibilidades distintas, con un instrumental que opera a su manera, ofrecen visiones que nos abren a nuevos saberes. Ojalá que disfrute la lectura y siga participando de nuestro interés por comprender más y mejor la realidad nacional. Compartimos la convicción de que “la verdad nos hará libres”. Hasta la próxima.

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