“Alegoría del triunfo de Venus”

Bronzino trabajó como pintor en la corte de Cosme I, el gran duque de la Toscana. Esta pintura, que data de hacia 1540/1550 es una obra maestra de la variedad y la intriga: en ella, hombres y mujeres de todas las edades aparecen distribuidos por todo el lienzo, de profundidad reducida, lo que provoca que la mirada del observador se mueva en zigzag por toda la superficie de la composición. El conjunto forma una alegoría que hace referencia al poder destructor del amor.

En el centro aparece Venus, desnuda y con su manzana dorada en la mano, la misma que desencadenara la guerra de Troya. Con la mano derecha desarma a su hijo Cupido, que la abraza en actitud erótica, casi aplastando a la paloma de la paz con el pie. A la derecha, un joven alegre se prepara para arrojar pétalos de rosa, aparentemente ajeno al hecho de que está pisando espinas y que una de ellas se la ha clavado en el pie derecho. Detrás de él, una joven sostiene un panal, pero su dulce gesto resulta un engaño, ya que con la otra mano sostiene el aguijón de su cola de reptil.

Al fondo, el anciano Tiempo, observado por una figura enmascarada, aparece con un reloj de arena a su espalda, tratando de esconder al grupo o desvelar sus poderes dañinos. A la izquierda, un hombre se lleva las manos a la cabeza y grita, atormentado por una mente enferma.

Con información del libro de:
Sarah Carr-Gomm. Historia del arte. El lenguaje secreto de los símbolos y las figuras de la pintura universal. Ed. Blume. Barcelona, 2009. 221 pp.

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