“El matrimonio Arnolfini”

Este pequeño retrato doble de cuerpo entero no solo muestra a la pareja intercambiando los votos matrimoniales, sino también el interior de la casa de un acaudalado comerciante de la localidad de Brujas de principios del siglo XV. Gracias a la inscripción en latín “Johannes de Eyck fuit hic 1434” que puede verse en la pared del fondo, sabemos que el artista asistió al enlace. Pintó objetos de la vida cotidiana con tal precisión que incluso el espejo convexo refleja el resto de la habitación y a los invitados entrando en ella.

La pintura debe entenderse como una alegoría del matrimonio ideal. Las muestras de prosperidad abundan: las ventanas acristaladas, las naranjas, los ropajes forrados en piel, el espejo decorado con pequeñas escenas de la Pasión de Cristo, el cabezal de la cama de madera tallada, la calidad de las cortinas y la alfombra…, en clara consonancia con el estatus económico del comerciante retratado. Todo apunta a un matrimonio feliz: el perro fiel a sus pies, la claridad de la habitación, el rosario colgando de la pared, el gesto de aceptación del novio, la cabeza inclinada de la novia en señal de modestia y el hijo que esperan, que nacerá en su confortable cama de matrimonio bajo los auspicios de la imagen tallada de santa Margarita, la santa patrona del parto.

Con información del libro de:
Sarah Carr-Gomm. Historia del arte. El lenguaje secreto de los símbolos y las figuras de la pintura universal. Ed. Blume. Barcelona, 2009. 256 pp.

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