El Ministro de Finanzas fue ignorado en la oscura readecuación de presupuesto que hizo la Presidencia de la República sin criterio técnico. Foto La Hora/Minfin

El año pasado, la forma sucia en que fue aprobado el Presupuesto General de la Nación por el Congreso de la República fue la chispa que encendió las jornadas de protesta ciudadana que hicieron temblar al presidente Alejandro Giammattei, al punto de invocar la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos para que viniera una misión a salvarlo y, pese a eso, ahora el mismo gobernante se mete en un serio embrollo porque monta una cadena nacional para explicar el presupuesto ajustado por su gobierno para operar este año y resulta que el mismo ni siquiera contó con la opinión, no digamos participación, de los técnicos del Ministerio de Finanzas sino que lo cocinó él solito, armando tal enredo que ni la cifra total de lo que propone como gasto público cuadra con lo que maneja la cartera encargada de todo el manejo financiero del Estado.

Las conclusiones de la Misión de la OEA fueron lapidarias y un revés para Giammattei. Como cosa extraña en la historia de esa organización regional, se atrevieron a jalar las orejas al gobierno señalando específicamente los temas de “percepción sobre corrupción e impunidad; la falta de transparencia en los asuntos públicos, la conformación del Presupuesto 2021 y el procedimiento legislativo para su aprobación; la omisión legislativa en la designación de magistrados de la CSJ y la Corte de Apelaciones; la necesidad de garantizar un procedimiento transparente para la renovación de la CC; la preocupación sobre los criterios de competencia de esa Corte; la falta de canales de comunicación adecuados entre las autoridades del Estado; el uso de la fuerza pública en las manifestaciones y las presuntas agresiones contra personas y bienes públicos”, señalando además la falta de avances en las investigaciones del MP por esos sucesos y la ausencia de mecanismos permanentes de interlocución entre los sectores.

Si el Congreso actuó oscuramente y provocó la protesta, el Presidente lo hace igual o peor, evidenciando de manera patética esa “falta de canales de comunicación entre autoridades del Estado” puesto que el Ministro de Finanzas fue ignorado en la oscura readecuación de presupuesto que hizo la Presidencia de la República sin criterio técnico, sea de sus propios funcionarios o de los tanques de pensamiento que fueron convocados y, finalmente, ignorados.

Si el presupuesto aprobado por el Congreso indignó, cuánto más uno que se hizo a escondidas y del que no se tiene versión oficial porque Finanzas ni sabe qué dispuso el Presidente ni el tipo de mecanismos de fiscalización y control dispuestos para evitar el despilfarro.

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorEl relajamiento de los valores
Artículo siguienteEl milagro no es una cura, es su prevención.