Raymond J. Wennier

La semana pasada asistimos con Carmen, a la presentación de los resultados del estudio del Icefi (Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales), sobre la corrupción: “La corrupción sus caminos e impacto en la sociedad y una agenda para enfrentarla en el Triángulo Norte Centroamericano”.

El señor Jonathan Menkos Zeissig hizo una excelente reseña del libro. Hay criterios que a mí me llamaron más la atención, uno de ellos es que “el problema es estructural y que necesita soluciones estructurales”. Eso significa un cambio en cómo hacemos las cosas para evitar la corrupción que está encubierta por el mismo sistema burocrático (organismos de Estado), desde la promulgación de decretos de leyes, pasando por la administración, implementación de las mismas y la protección legal en su aplicación. En este momento, en la estructura desactualizada en la composición misma del Estado, es que se permite un desequilibrio entre lo correcto y lo equivocado. Consiguientemente, es realmente un juego de poder, que debilita la institucionalidad al permitir beneficios personales y no pensar en el bien común.

La corrupción tiene muchas caras para conseguir esos beneficios personales y a la vez protegerlos por la estructura llamada impunidad.

Con anterioridad he tocado los temas de Ética y Corrupción, pero es imprescindible insistir sobre este flagelo de la sociedad. Hay que mantener vigentes, sobre el tapete, estos temas.

Ahora, como en todas las veces que hay una “crisis”, se llama a una “mesa de diálogo”. ¿Qué es una mesa de diálogo sobre tal o cuál tema? A mi juicio, es un ente unificador.

Ahora la pregunta es: ¿Quiénes deben formar parte de esa mesa y cuáles son las cualidades indispensables de esas personas? Creo que hay cuatro requisitos que esas personas HAYAN DEMOSTRADO. Hago énfasis en DEMOSTRADO y no lo que dicen que tienen y han hecho.

1. Ético, es tener la consciencia de saber la diferencia entre lo correcto y lo equivocado, con la honestidad correspondiente que es observable en todo lo que hace. La honestidad es la base de la integridad de una persona y se demuestra en sus pensamientos, acciones y opiniones en forma continuada. Es quien soy; los valores y las acciones sin un buen comportamiento, no tienen sentido. Es tener dignidad.
2. Bien común, es pensar en la población total y sus necesidades y no en beneficiar a grupos que retornan beneficios ilícitos a personas individuales.
3. Diálogo, es llegar a la “mesa” sin tener agendas preestablecidas, fijas, sino llegar con mente abierta para la búsqueda de soluciones para el país y no para beneficiar gremios o grupos específicos.
4. Escuchar, habilidad base para lograr el punto anterior. Escuchar, no solamente oír; no hay diálogo si no se escucha a otras personas con la intención de entender lo que dicen, antes de responder. Este puede ser el obstáculo a una verdadera participación en una mesa de diálogo.

¿Cómo se puede pedir una ampliación, aclaración de lo expuesto, si no lo entendió bien por no escuchar con atención las opiniones y razonamiento de las otras personas?

El propósito de la “mesa” es unificar los esfuerzos y criterios para la mayor eficiencia de las acciones para lograr el bien común y en este caso, la eliminación de la corrupción.

Sólo así se puede llamar a la “mesa de diálogo”, ENTE UNIFICADOR.

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