Jorge Santos

Luego de cuatro meses continuos donde los guatemaltecos hemos salido a las calles exigiendo la renuncia de Pérez Molina, éste aún no la hace. Sin embargo es necesario dar cuenta de los motivos que tiene para no renunciar.

Por muy tonto que le parezca, el cobarde General no está sólo, tiene respaldos importantes que le brindan garantía plena de que puede seguir en el poder. El denominado Pacto por la Impunidad está dado y funcionando tal y como fue acordado cuando, con todo lujo del abuso de poder, decidieron las altas cortes en el país. Una de las columnas vertebrales de este Pacto por la Impunidad lo constituye la alianza política con ciertos partidos políticos que cuentan con una bancada en el Congreso de la República, en particular la alianza del Partido Patriota –PP– con el de la Libertad Democrática Renovada –Lider–. Este ha quedado en evidencia de manera reiterada y seguirá su curso durante los próximos días cuando se tenga que decidir en el hemiciclo parlamentario el retiro de la inmunidad del dictadorzuelo Pérez Molina.

El segundo pilar de este pacto, que aún mantiene a este cobarde militar en el poder, lo representa la alianza perversa y corrupta con las autoridades, del siempre mal recordado, Ejército de Guatemala. Durante el ejercicio en el poder, Otto Pérez Molina se ha asegurado contar con personal de su confianza, en los mandos de esta institución y con ello el resguardo, no del mandato constitucional que les es conferido, sino el saqueo y la protección de intereses espurios y criminales. Sino para muestra un botón, en las pruebas documentales presentadas por la CICIG y el MP en el proceso que sigue contra la exvicepresidenta Roxana Baldetti, se da cuenta de que el exministro de la Defensa –hoy prófugo– formó parte junto a otros funcionarios, de una colecta millonaria, para la compra de un helicóptero al genocida dictadorzuelo.

El tercer pilar de estos apalancamientos de Pérez Molina, lo representan ciertos sectores del anacrónico poder económico tradicional, que durante más de tres meses, dándole la espalda a las demandas ciudadanas, le protegió y le sigue protegiendo, bajo el falaz argumento de proteger una estabilidad y gobernabilidad inexistente. Luego de la acusación de la CICIG y el MP de que Pérez Molina forma parte de la estructura criminal dedicada a la defraudación aduanera, el sector empresarial organizado, contrario a sus intereses se manifiesta públicamente solicitando la renuncia de Pérez Molina, pero criminalizando la protesta social y exigiendo represión, en clara sintonía con el descarado mensaje de Pérez Molina el domingo reciente. La prueba contundente de este contubernio y pacto entre la vieja oligarquía guatemalteca, los partidos políticos Lider y PP y el Ejército son los más recientes nombramientos ministeriales, que son sin lugar a dudas una de las muestras más profundas del autoritarismo, miopía política y obstinación por parte del dictadorzuelo de Guatemala.

La tarea histórica del pueblo por lo tanto será continuar en esta emergencia resistiendo y demandando profundidad en la reforma del Estado.

Artículo anteriorEl peligroso mensaje de Pérez Molina
Artículo siguienteLa moneda solo tiene dos lados