Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Al inicio del proceso eleccionario, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) abrió lo suficiente la puerta para que algunos de sus magistrados recibieran “pedidos” de Miguel Martínez y ese solo hecho, los hizo creer que cuando pidieran literalmente robarse las elecciones se les iba a decir que sí. Cuando llegó el momento, los magistrados del TSE dijeron ya basta, mantuvieron las elecciones y pudimos ir a votar en paz gracias a los esfuerzos de quienes están a cargo de la seguridad ciudadana.
El señor Martínez, al que los aficionados de preferencia le hicieron saber lo que piensan de él el jueves por la noche, es alguien que se mete donde lo dejan, llegó de jalón y demandó manejar las instituciones y el país. De esa cuenta, levantaba el teléfono para expresar su disconformidad con algunos actores políticos.
Pero cuando llegó el momento y quisieron suspender la segunda vuelta (la Corte de Constitucionalidad tenía en la primera ponencia la suspensión de la misma), para proceder al conteo de votos (que no está en ley) y pedir la repetición de los comicios para que no fuera Sandra Torres y Bernardo Arévalo los que llegaran a su segunda vuelta, se les dijo basta.
Y por eso es que ahora se vienen las amenazas de que les presentarán más antejuicios y les quieren dar un presupuesto de castigo para el 2024. Alejandro Giammattei quiere evitar sanciones a partir del 14 a las 14 y se pone la capa de “democrático” pero juega con el presupuesto para meter sus golpes y lo vemos con el TSE, con el transporte y así iremos encontrando varios casos más.
Que la democracia de Guatemala se mantenga pasa porque sus magistrados no sean amenazados de ser enjuiciados, solo porque no accedieron a los pedidos de quienes quieren mantener este sistema para vivir como nunca lo habrían hecho si trabajaran en la iniciativa privada. Los que ya se acostumbraron a pensar en millones con el dinero de la gente, saben que no tienen lo que se necesita para generar lo mismo por sus medios, en el marco de la ley, y se resisten a dejar ir la gallina de los huevos de oro.
Todos los sectores que han mostrado su compromiso con la democracia deben expresar con fuerza y claridad que socavar al TSE e ir tras sus magistrados será un golpe a la democracia que no se puede tolerar porque lo que logren ahora será la receta en 4 años si tampoco les gusta lo que decida el elector.
Hay que entender que los que siguen en esto de revertir la elección son aquellos que necesitan la impunidad como el oxígeno y el dinero de todos como su sangre para funcionar. Esa gente debe quedar aislada y expuesta porque son los que tienen al país en tablas, con sus instituciones secuestradas y con colapsos en muchas facetas, no solo de infraestructura.
Su grupito de radicales en las redes, algunos cuyas mañas quieren mezclar con ideología, sienten que se van quedando en soledad y se percibe una enorme desesperación que encuentra eco en un Ministerio Público (MP) que sabe que se metió a un callejón sin salida porque haber pactado con Giammattei les pasó una enorme factura cuando la gente en las urnas decidió.
Ojalá y me equivoque, pero creo que estamos próximos a ver esfuerzos para despojar de su inmunidad a los magistrados del TSE por el solo hecho que prosiguieron con la segunda vuelta, oficializaron resultados, dieron credenciales de ganadores a Arévalo y Karin Herrera y porque dejaron en suspenso hasta que termine la elección, la suspensión de Semilla.
Y no olvidemos que quienes andan en estas, están como aquellos que en un restaurante de comida oyen los pedidos y cobran en simultáneo: quieren acabar con la democracia, pero a la vez andan corriendo con que se paguen anticipos, se paguen obras que no se han hecho o se cancelen trabajos mal hechos y todo con el afán de tener más dinero para acumular en estos últimos meses.
Saben que lo que pasó en preferencia es un sentimiento nacional y por eso quieren patear el tablero; en ese esquema ir tras los magistrados del TSE se les vuelve una pieza fundamental.
