Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Todo país, como una empresa, un profesional, un comerciante y una familia, necesita de un presupuesto que sirva de guía para sus ingresos, sus gastos y sus inversiones. Dicho lo anterior, existe un problema cuando el instrumento se usa pero para pagar las fiestas, los negocios y demás gustos de aquellos que han sabido convertir el dinero de la gente en una enorme fuente de sus negocios.

Más allá de las consideraciones técnicas que expertos han comentado respecto a temas macro fiscales,  a la deuda pública, a los ingresos tributarios, al gasto público, a los aportes directos a diversas ONG’s, hay unos puntos que van más allá de lo técnico y que resultan necesarios para lograr la aprobación de la fiesta.

Para lograr los votos en el Congreso se hacen pactos a espaldas de la gente y se juega con el dinero que debería servir para atender las grandes necesidades y carencias que tenemos. Por ejemplo, en el pasado para conseguir los votos de TODOS, entre otras cosas, se les asignó el Instituto de la Víctima y con ello, los Q50 millones por año.

La gente cree que solo se pacta un monto en efectivo por voto pero eso, aunque se sigue dando, ya es lo menos pues muchos legisladores entendieron que si pactan instituciones, la tajada es mayor. Véase el caso de un pinche diputado de Prosperidad Ciudadana al que se le dio el INSIVUMEH para que jugara e hiciera sus negocios.

Lo mismo pasa con el tema de las obras, puesto que algunos ya se han dado cuenta que pueden “alquilar” constructoras para quedarse con obras que nadie verifica y que resultan siendo una grandísima tajada de miles de millones.

Siempre están las plazas en el Ejecutivo. Famosa frase de aquel ministro que contó que recibía algunas críticas pero el nombrado era un pedido del Presidente, pues eso era lo que se había comprometido con un diputado el que, no contento con las obras, pidió una plaza para un allegado.

Antes de la elección de la Junta Directiva 2022, el Pacto Oficialista lucía descarrilado pero como con pisto todo se arregla en el mundo del Congreso, el Presidente logró que el mañoso Tribunal Supremo Electoral (TSE) le diera a Sandra Torres el control de la UNE y con eso no solo enfiló la presidencia de Shirley, si no que aseguraron que si repartían a manos llenas el presupuesto iban a lograr los votos suficientes para aprobarlo.

Vienen tiempos complicados en el mundo desde el plano económico y preocupa que en Guatemala no estamos pensando cómo vamos a invertir mejor el dinero, cómo tendremos una mejor calidad de gasto y cómo haremos para tener una mejor y más integral recaudación, sino que nuestras autoridades están centradas en cómo harán su agosto, su jugosa fiesta.

El Presidente les dice que si le aprueban el presupuesto él se asegura que la tranquilidad que sienten ahora con Consuelo Porras la tendrán cuando él designe nuevo jefe del Ministerio Público (MP) y en otras palabras, podrán hacer en paz los negocios que les deje el jugoso Presupuesto 2022.

Los guatemaltecos, de distintos orígenes, desde distintas posiciones y condiciones sociales, deberíamos haber cerrado brechas para que independientemente del monto, el negocio dejara de ser la norma en este nuevo Presupuesto 2022.

La historia se repite y los que aman el negocio con el dinero de la gente, están a punto de agenciarse millones mientras el honrado, el más necesitado y todo aquel que pide a gritos una oportunidad, está a punto de vérsela más complicada por la voracidad de unos y la indiferencia colectiva.

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