Algunos de los participantes del Segundo Encuentro Nacional Interdepartamental de Escritores, organizado por PEN Guatemala, del 25 al 27 de marzo de 2011 en Chimaltenango. Maco Luna –quinto de izquierda a derecha, de pie-  aparece flanqueado por Juan Antonio Canel y Eduardo Blandón.   

DENNIS ORLANDO ESCOBAR GALICIA
Periodista

 Fue a mediados de marzo del año en curso que vi por última vez a Maco Luna. Ese día yo retornaba del Parque Barrondo después de mis caminatas de rutina cuando en una de las calles cercanas, frente a una residencia, estaba el susodicho de pie y mostrando erguida su robusta figura.  Me acerqué con gran emoción, lo saludé –de manera pandémica: con la mano empuñada-  y le pregunté  el motivo de su estancia en el lugar.  Él  -aparentemente molesto- me dijo que esperaba a que abrieran el garaje porque iba a ensayar con otros músicos. Yo -como lo único que sé del rock es que no me gusta-  desvié la plática hacia  la literatura y el cine.  Iniciamos una interesante conversación que lo relajó pues lo noté en su rostro. Al poco tiempo tuvimos que interrumpir la charla porque llegó un vehículo del cual descendieron sus colegas músicos rockeros.  Al despedirse me dijo que siguiéramos en contacto para continuar la tertulia con café en mano  y que ese día me devolvería  el libro Lolita de Vladimir Nabokov y películas realizadas con argumento de dicha novela.

Días después, en una “reunión de brindis”,  con compañeros del Centro PEN Guatemala, conté mi encuentro casual con Maco, finalizando con su simpático saludo:  “Decidle a todos los penes y a las penas que los extraño y que no falten a la presentación de mi próximo concierto”.

A Makín –así llamado por los rockeros- lo conocí en una reunión del PEN, presidida por Carlos René García (+), hace como veinte años. Lo primero que supe de él es que era o había sido –no recuerdo con exactitud el tiempo- catedrático del Instituto Central para Varones. A los pocos meses supe que era también rockero a través de la lectura de su libro Cuerpo y Alma: Son rock chapín. 

Me interesé mucho por Maco cuando me enteré que había sido  fundador del grupo musical de rock Cuerpo y Alma, conjunto que,  junto al Caballo Loco, Siglo XX, Plástico Pesado… era de los más bailados a mediados de los setenta en los institutos públicos, tal el caso de la Escuela Normal Central para Varones.  Yo estudié en la gloriosa Normal  y como miembro de la junta directiva estudiantil seguramente contraté al Cuerpo y Alma para “las pachangas o toques” con el objetivo de recaudar fondos y organizar actividades.  Cuando platiqué de ello con Maco él se rió  y me dijo:  “Es posible que hasta hayamos hablado. Yo antes no era gordo como ahora, además te llevo algunos añitos. Fuiste un pícaro  porque, a pesar de que no te gusta el rock, estabas consciente que  a la mayoría si les gusta y llenábamos los auditorios”. “Era la época de la mota y el pachuli”, le contesté.

Marco Antonio Luna García –nombre completo del aludido- durante muchos años fue miembro activo del PEN (poetas, periodistas, escritores y narradores), ocupando en algunas ocasiones cargos en la junta directiva, incluso en una ocasión viajó a Ecuador en nuestra representación. Escribía periódicamente cuentos cargados de mucha fantasía, los que se publicaban en diferentes revistas o antologías, tal el caso de Revista Códice del Centro PEN Guatemala, Suplemento Cultural de La Hora, Primeros Auxilios No. 3 (cuentos de varios autores) de la Editorial Chuleta de Cerdo. Otros de sus libros son Avestruras (novela) y Pasos de perro ajeno (cuentos).

El Luna era tranquilo y de buen humor. Recuerdo que,  en la última velada de un congreso de escritores realizado en Chimaltenango, no cerramos los ojos porque, mientras la mayoría empinaba el codo, el Maco contaba chistes o anécdotas sin parar.  Sus agudezas para hacernos reír eran geniales. Él se la gozaba pero siempre se mantenía circunspecto, mientras nosotros nos carcajeábamos.

En lo personal evoco  con nostalgia al buen contador de cuentos y al autor de pocas pero bien escritas novelas, tal el caso de Cuerpo y Alma: Son rock chapín. Y tenía cualidades y conocimientos para ser buen literato pues, además de su vocación, había estudiado Lengua y Literatura, en la Usac.

Apreciado Maco (“El Rocanrolero en Cuerpo y Alma”): que tu CUERPO  contribuya a fertilizar el suelo patrio Y tu ALMA  continúe viva en tu música y en tu literatura.

 

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