El cerebro asimila las festividades de fin de año cómo temporadas de felicidad y nostalgia. Foto: La Hora

El cerebro asimila las festividades de fin de año cómo temporadas de felicidad y nostalgia. Pero cuando las celebraciones llegan a su fin, pareciera que volver a la rutina diaria puede llegar a ser nostálgico o incluso tedioso. A esa sensación se le denomina “melancolía vacacional”, más conocida cómo depresión postvacacional.

La directora del Centro de Terapia Breve Estratégica de Barcelona, Julia Pascual Guiteras, difiere en este último término y encuentra un “delito” utilizar la depresión para definir este posible fenómeno porque es una forma de banalizar una patología que puede ser muy invalidante. En su opinión, encuentra más adecuado referirse a estrés o melancolía vacacional

La cuesta de enero, y el hecho de afrontar los retos del nuevo año, parece ser un factor preocupante para todos. El pago de las deudas y los nuevos propósitos pueden causar presión social y resultar frustrante.

 

Cada persona celebra las festividades de fin de año de diferente manera, y de igual forma hay quienes son ajenos y no se involucran en estas actividades. Esto también determinará qué tanto le afectará la melancolía vacacional, ya que el sentimiento navideño se asocia a los recuerdos, convivencias y la alegría de la temporada que categoriza la experiencia.

¿A QUIÉNES AFECTA MÁS LA MELANCOLÍA VACACIONAL?

El impacto de la melancolía vacacional suele intensificarse para las personas que celebran con intensidad las festividades de Navidad o fin de año.

Los expertos afirman que el cerebro produce la grabación de sentimientos y experiencias en cuanto a las festividades, y es propenso a cambiar las actitudes ante las celebraciones, dado a las experiencias de la Navidad que ha vivido después de varios años.

Estas personas están ligadas a los recuerdos navideños. Es por ello que esta época los invade de nostalgia y sentimientos, y de alguna forma no quieren que esta época acabe. La esperan con ansias, pero pasa muy rápido.

El pago de las deudas y los nuevos propósitos pueden causar presión social y resultar frustrante. Foto: La Hora
SÍNDROME DE “BAH HUMBUG”

Es una expresión en inglés que expresa que alguien es contrario a la Navidad, que no le genera ninguna emoción y que no la celebra. Para comprender cómo funciona el espíritu navideño, una red neurológica podría proporcionar más información sobre un área interesante de la neuropsicología humana y ser una herramienta poderosa sobre este síndrome.

A lo anterior, se presentan dos tipos de personas: las que están arraigadas a las tradiciones navideñas y que han celebrado la Navidad por muchos años, y las que no muestran ninguna emoción, o que padecen el síndrome de “Bah Humbug”.

EL EFECTO DE LAS FESTIVIDADES SE LE ATRIBUYE A LA PSICOLOGÍA

Geraldine Walsh escritora en “The Irish Times” menciona que la popularidad de las celebraciones sociales como la Navidad se atribuye, en parte, a la psicología que se encuentra detrás de estas festividades y cómo la mente humana interactúa con los poderes en juego, la influencia de aromas, tonalidades, melodías y el mar de recuerdos que abordan la época, explica.

Muchas partes del cerebro trabajan juntas para crear una emoción dependiendo de lo que sucede alrededor y dentro de sí mismos. Cada emoción se forma a partir de información y contexto diferentes e impredecibles.

Por su parte, Gillian Fagan, directora ejecutiva del Centro de Terapia Under The Rainbow, en el centro de la ciudad de Dublín, en Irlanda, explica que muchos de nosotros quedamos atrapados en la euforia de las festividades, exageración, estrés y presión de las celebraciones.

La Navidad puede aumentar nuestra dopamina. Foto: La Hora.

La Navidad funciona con un golpe de dopamina, entre emociones y sentimientos que generan placer al conectar con los seres queridos. De igual forma, se trabaja un efecto de consumismo que se atribuye a la satisfacción de la compra de regalos y de recibir la lista de deseos navideños.

La dopamina es un neurotransmisor que da sensación de placer, menciona Fagan. “Esto pasa cuando empezamos a pensar en lo que nos gustaría que nos regalen, comprar el atuendo perfecto para la cena navideña, imaginar las reacciones de los demás. Liberamos dopamina”, explica.

 

Por otro lado, el marketing aumenta el nivel de dopamina con las promesas de ofertas especiales en productos que queremos y deseamos regalar. El hecho de conseguir un producto en temporada navideña, o luchar por ello, crea la sensación de reafirmar la identidad en adquirir un producto exclusivo, dejando en última instancia comprar productos que cubren las necesidades y son hechos que pierden la relevancia.

Mensajes cómo “últimos días”, “no lo dejes pasar”, “unidades limitadas”, apelan de forma cristalina a nuestras emociones y el impulso de urgencia en adquirir un producto.

 

¿CÓMO EVITAR LA MELANCOLÍA VACACIONAL?

Acá encontrarás algunos consejos para empezar el siguiente año con nuevos aires, y no dejarte apagar por la melancolía de las festividades de fin de año.

DURANTE LAS VACACIONES

Prepárate física y mentalmente para el trabajo. Planifica tu tiempo y organiza tus horarios.

Realiza ejercicios físicos durante las vacaciones. Los tiempos de ocio son buenos, pero evita acostumbrar a tu cuerpo a permanecer todo el día en el sofá.

Ordena con antelación tus hábitos de sueño.
Lleva una dieta saludable. La alimentación repercute en el estado de ánimo, por ello consume alimentos que te proporcionen energía.

Si nos sentimos de bajón, esta temporada puede elevarnos el ánimo. Foto: La Hora.
DE REGRESO AL TRABAJO

Enfócate en los propósitos que sí lograste alcanzar y dales seguimiento.

Sí pretendes comenzar nuevos proyectos, empieza de a poco. Los pequeños pasos hacen la gran diferencia.

Comienza con proyectos que te ilusionan y que te entretienen.

Recuerda realizar una planificación de los ingresos y gastos para ahorrar cierta cantidad de dinero.

 

Toma con calma el inicio de año. Recuerda que no es obligatorio iniciar con promesas que no vas a cumplir. Lo que ayuda es la constancia.

Finalmente, incorpórate a tus responsabilidades lentamente. Planifica tu día a día y retoma la rutina con una sonrisa.

Cuéntanos, ¿Cuál es el método qué utilizas para incorporarte a tus responsabilidades después de las celebraciones de fin de año?

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