FILADELFIA
DPA

La lluvia y el granizo que cayeron sobre Filadelfia buena parte del día remitieron justo cuando, en toda la ciudad, la gente empezó a salir de bares de deportes, apartamentos y casas.

Todos tenían un destino: la calle Broad.

Era una celebración que llevaban esperando 58 años.

Anoche, mientras Nick Foles lideraba a los Eagles de Filadelfia a una inesperada victoria en el Super Bowl sobre los Patriots de Nueva Inglaterra en Minneapolis, la escena en su ciudad, a más de 1,000 millas de distancia, era de júbilo y caos.

Se lanzaron fuegos artificiales. Los conductores hacían sonar sus bocinas. Jóvenes y mayores acudían a la calle Broad, el emblemático escenario donde pronto se celebrará un desfile para conmemorar el primer título de deporte profesional que gana la ciudad desde que los Filis ganaron la Serie Mundial en 2008.

“La ciudad se lo merecía”, dijo Lou Potel, de 66 años, que celebró una fiesta en su casa junto a la calle Broad antes de sumarse a la fiesta mucho mayor al aire libre. “Es una gran ciudad, y ahora tenemos un Super Bowl para acompañar”.

Como muchos otros aficionados, el amor de Potel por los Eagles ha pasado de generación en generación. Él fue con su hijo a ver el partido la última vez que los Eagles disputaron el Super Bowl, en 2004, y dijo que ver con su hijo la victoria del domingo “lo compensó”.

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