Fernando Mollinedo C.
Historiador y Columnista Diario La Hora

Veredas, caminos de cabros, se abrían una, saliendo de la capital por Villa Nueva, otra subía hacia Don Justo sobre la carretera actual a El Salvador, tomaba la bajada de los Tecolotes, pasaba el río las Cañas y llegaba a Cuilapa, Santa Rosa. Luego por Casillas sorteaba la laguna de Ayarza y subía la Cuesta de la Soledad para llegar a Jalapa, luego a Ipala y a Concepción Las Minas y Cruz Alta y allí por Chiramay, se divisaba el templo de Esquipulas.

La calle del Guarda Viejo fue abierta durante la administración del General Justo Rufino Barrios. En el atrio del templo de San Agustín (11 calle entre 4ª y 5ª avenidas) se leían los bandos de los Capitanes Generales.

«La Sexta», siempre ha sido la avenida más importante de la ciudad de Guatemala. Por mucho tiempo, la sexta fue la entrada y salida principal hacia el Sur, Oriente y Occidente del país; por tal razón la llamaban «la calle real». Por mucho tiempo la Calle Real dividió la ciudad así: las casas construidas a la izquierda de esta calle eran del Occidente, y las de la derecha eran del Oriente de la ciudad.

Hasta fines del siglo diecinueve, la ciudad de Guatemala era muy pequeña, sólo abarcaba de la primera a las doce avenidas, y de la primera a la dieciocho calle de la actual zona uno. En esa época, cada calle tenía su propio nombre: Calle de mercaderes, Calle del Sol, Callejón del Judío, Calle de Carrera, Callejón Manchén.

De la Plaza Mayor hacia el norte, (6a. avenida) la Calle Real se llamaba Calle de Jocotenango porque llegaba hasta el pueblo de Jocotenango, (hoy Parque Morazán).

A mediados de los años 1900 se le dio un número a cada calle y avenida; a la Calle Real le correspondió el número seis, por lo que comenzaron a llamarle «la sexta», fue entonces cuando comenzó a transformarse en la vía comercial más importante.

A lo largo de la sexta construyeron elegantes edificios, algunos de los cuales todavía se encuentran: el edificio de la Empresa Eléctrica, La Perla, Hotel Ritz, Cine Lux (el Palacio del Cine), Edificio Morgan (6a. y 12 esquina).

En la catorce calle y sexta avenida se encontraba el Convento de San Francisco, con una plazoleta llamada «de los remedios», donde hoy se encuentra el Palacio de la Policía Nacional. La Sexta avenida hacía tope con el antiguo monte del Calvario donde estuvo el templo que se encontraba en lo alto de una escalinata o graderío.

El Barrio del Calvario, de los “cholojeros» o de los «peruleros», estaba habitado por carpinteros y carroceros. Era peligroso porque en los arrabales de los «cachos» y las “piedronas» vivían los hombres que se dedicaban a la matanza de ganado mayor. Los jueves y sábados eran días de mercado, la actual 18 calle era la Calle Real.

Para extender la sexta avenida Sur, el Presidente Jorge Ubico mandó a derribar el monte y templo del Calvario y a romper parte de la montaña donde se encontraba el Castillo o Fuerte de San José, (hoy Teatro al Aire Libre del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias).

Donde hoy está el edificio de la Municipalidad y las oficinas centrales del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, hubo una laguna llamada «del soldado». Hoy en día, la Sexta avenida atraviesa prácticamente la mayor parte de la ciudad capital, desde el Hipódromo del Norte hasta el Reloj de Flores, el cual está ubicado frente al Acueducto de Pinula, (conocido como «los Arcos”) en la zona trece.

NOMENCLATURA DE LA CIUDAD

Raúl Aguilar Batres, nació el 1 de diciembre de 1910, hijo del Coronel de Ingenieros Rodolfo Aguilar Batres y Ernestina Aguilar Valenzuela. En 1932 se graduó como Ingeniero civil en la Universidad de San Carlos de Guatemala, su verdadero nombre hubiera sido Raúl Aguilar Aguilar, pero para evitar la cacofonía, decidió utilizar el segundo apellido de su padre.

Su aporte más importante a la sociedad lo realizó como profesional de la ingeniería, a él se debe la instauración de la nomenclatura actual de las calles y avenidas de la ciudad capital y la creación de las zonas pero conservando su nombre colonial.

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