Por Lennart Simonsson
Estocolmo
Agencia (dpa)

Pese a que a menudo figuraba en las listas de los hombres más ricos del mundo, el multimillonario sueco Ingvar Kamprad alababa las virtudes de la austeridad. Su imperio dedicado al mueble y la decoración ha llenado de tiendas IKEA más de 40 países, aunque su éxito no le impidió seguir llevando ropa comprada en mercadillos.

Kamprad falleció el fin de semana a los 91 años en la provincia sueca de Småland, la misma que lo vio nacer en 1926. Su capacidad emprendedora se hizo notar rápidamente: ya con cinco años comenzó a vender cerillas a sus vecinos, para después añadir al surtido semillas de flores, tarjetas de felicitación, bolígrafos y lapiceros.

Cuando cumplió 17, su padre le dio algo de dinero como recompensa por sus buenas notas en el colegio, pese a que sufría dislexia. Y Kamprad lo aprovechó para registrar en Suecia el nombre de su futura empresa, IKEA, un acrónimo que combina sus iniciales con la de la granja familiar de Elmtaryd y Agunnaryd, el pueblo más cercano.

Aunque la fundación de IKEA se remonta a aquel 1943, la empresa no empezó a comercializar muebles hasta cuatro años después, reduciendo costes al operar conjuntamente con fabricantes locales. Debido a su dislexia, Kamprad ideó un sistema que utiliza nombres para cada producto en lugar de números de catálogo.

A mediados de los años 50, gracias a una idea de su socio Gillis Lundgren, IKEA revolucionó el concepto de embalaje y transporte con un sistema de empaquetamiento plano de sus muebles, que los clientes montaban en sus casas con la ayuda de una llave Allen. En 1958 la compañía abrió sus primeros grandes almacenes en Almhult, cerca de donde el abuelo paterno de Kamprad se había instalado tras emigrar desde Alemania.

«No creo que nada de lo que lleve puesto no haya sido comprado en un mercadillo», contaba el multimillonario en un documental de la TV4 con motivo de su 90 cumpleaños. «Eso significa que quiero dar buen ejemplo. Hay que hacerlo si tratamos de vivir bajo el lema coste-eficiencia, y no solo decirlo».

En las décadas posteriores, IKEA comenzó su expansión primero por los países escandinavos y después por el resto de Europa. En 1973, un cambio en el régimen de impuestos hizo que Kamprad abandonara Suecia para vivir en Dinamarca y luego en Suiza. Regresó en 2014 tras la muerte de su segunda mujer, Margaretha.

 

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