José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Para muchos, el mundo es controlado por las élites a través de los medios de comunicación, para otros, estos medios son llamados de desinformación porque no comunican la verdad, y cuando lo hacen, es con una verdad manipulada, a medias, mezclada con mentiras, o definitivamente una mentira.

Al dar un vistazo a los diferentes medios, es notorio que la mayoría de ellos tienen las mismas noticias inclusive de las mismas fuentes; fuentes que distribuyen las mismas noticias a todos y marcan lo que se debe o no transmitir. ¿Podríamos llamar a esto un atentado contra el derecho a la libre información y la libertad de expresión?

Desde hace un largo tiempo, las oficinas oficiales de información toman acciones para evitar que se difunda cualquier tema que no provenga de una fuente oficial. Esa restricción impuesta no es bueno ni positivo para nadie. Pero hoy, la realidad es peor, porque como consecuencia de la pandemia estamos prisioneros en nuestro propio rincón, obligados a estar confinados en casa y solo ver a través de la pantalla del móvil y las redes sociales que no son controladas por nadie, aunque ahora ellas hablan de restricciones, pero a su manera, convirtiéndose en método de desinformación o manipulación.

No hablaré de tantos ejemplos en el mundo, al sugerir que hacer, porque suficientes tenemos en Guatemala de medios que, al no usar estas fuentes oficiales de información, dedican tiempo a la investigación, al estudio de la problemática nacional, a la crítica, y sobretodo forman parte de una lucha contra la corrupción y contra un sistema que no funciona.

Estos medios son objeto de una arremetida, aunque talvez la mejor palabra a usar sería una ofensiva de parte de quienes ostentan el poder. ¿Cómo lo hacen? Las grandes empresas son presionadas para no pautar (anunciarse) en esos medios; mientras otros medios ni siquiera figuran en la “lista” de interés de las instancias de gobierno para ser utilizadas como canales de información para difundir lo que según ellos están haciendo bien.

Hemos visto como actualmente el gobierno utiliza su poder e influencias para evitar que más de alguno de esos medios totalmente independiente llegue a la población. Demandan a sus directores, levantan falsas acusaciones e incluso hay funcionarios que, aun sabiendo que son figuras públicas, presentan querellas en contra de periodistas o dueños de medios. La cima del cinismo y el uso indiscriminado del poder se materializó aún más al extremo que el Congreso de la República legisló para evitar que un medio con cien años de existencia, tuviera los mínimos ingresos con los que sobrevivía.

Es a estos medios a los que debemos recurrir para buscar la verdad de lo que realmente sucede en el país, esos medios que pasan años en números rojos, los que, administrativamente, apenas alcanzan el punto de equilibrio, los que permanentemente son atacados por los nets centers, son esos medios los que verdaderamente nos mantendrán informados.

Por supuesto, también hay que hacer hasta lo imposible por que se cumpla el último párrafo del artículo constitucional “…proporcionar cobertura socioeconómica a sus reporteros…” porque en la actualidad la persecución, usando todos los métodos a su alcance, contra reporteros y periodistas, sigue siendo la triste realidad. Caminemos, participemos… o definitivamente no avanzamos.

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