Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

Cuando usted lee la Historia de Guatemala, la misma que ha sido escrita por los españoles conquistadores y después por criollos, mestizos, ladinos y extranjeros, lamentablemente muestra las diversas facetas de la corrupción efectuada en todos los organismos del Estado durante los gobiernos que durante 496 años de vida institucional hemos vivido como guatemaltecos en diferentes épocas.

La corrupción no es algo nuevo en la sociedad, ésta ha sido una práctica inveterada utilizada por personas que ejercen alguna clase de poder institucional y que al amparo del poder político o de las armas realizan en forma solapada o con total desfachatez en detrimento de los intereses de la población. Tal fue el caso de un expresidente que manifestó de forma estúpida que “la corrupción es algo natural en Guatemala” y en base a ello se crean hasta supuestas dependencias de Gobierno.

Como ejemplo de lo antes expresado ha sido la evasión de impuestos, apropiación indebida de bienes muebles e inmuebles nacionales, autorización de contratos de construcción lesivos a los intereses del Estado, licencias de exploración y explotación de minerales; la simulación de concesiones, licitaciones amañadas para favorecer intereses privados con vigencia desde diez a noventa años, compras sobrevaloradas, rescate a la banca privada con el dinero del pueblo cuando supuestamente han quebrado.

Las compras y alquileres de edificios para el funcionamiento de instituciones y dependencias gubernamentales, así como la adquisición de vehículos para uso oficial, la privatización de los servicios públicos y modernamente hasta la comercialización de la soberanía nacional por parte de las más altas autoridades de gobierno. Eso es sólo una muestra de las conductas ilegales y delictivas de los funcionarios durante el tiempo en que ejercen o ejercieron sus funciones como tales.

La Historia nos muestra que las instituciones encargadas de velar por el buen uso del patrimonio nacional, durante muchísimos años, hasta hoy se han hecho las babosas además de ciegas, sordas y mudas ante las denuncias documentadas por diferentes medios de comunicación, lo cual las ha etiquetado y convertido socialmente como cómplices de tales actos delictivos.

Lo anterior demuestra que, durante el tiempo que este país ha vivido como tal, gran parte de sus funcionarios han sido personas que no poseyeron o no poseen la ética y honradez para manejar la cosa pública, por lo que, aprovechando las circunstancias, de la noche a la mañana se volvieron nuevos ricos presumiendo de honestidad, probidad e integridad, pero su condición natural, aunque usen trajes o uniformes, es la de ser unos verdaderos ladrones.

Muchas autoridades gubernamentales y municipales demuestran su ignorancia y analfabetismo cultural al presentar en forma virtual y a veces en vivo y a todo color, grupos musicales desafinados y con repertorios que nada tienen que ver con los objetivos principales anunciados. Tal el caso de un concierto virtual que, según las autoridades municipales estuvo dedicado a la Virgen, pero la música ejecutada no tuvo casi nada que ver con la Virgen.

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