Flaminio Bonilla

post author

Flaminio Bonilla Valdizón
flamabonilla@gmail.com

Aquel enero muy frio de 1969, esa nuestra juventud existencialista, nuestra afinidad socialista, con vivencia de injusticia, nuestra vocación humanista y asentaron nuestras posaderas en la Escuela de Derecho. Nuestro antaño edificio allá en la 9ª. Avenida enfrente del Congreso Nacional. Toda de esa pléyade de muchachos que nos reuníamos en torno de la silla de Fito Mijangos López a escuchar las anécdotas de su vida de estudiante o lo pasaje de su bohemia parisina o las charadotas de Carlos “Huevo” Guzmán Böckler. Maestros hombres preclaros, auténticos ideólogos de la socialdemocracia.

Hoy con 45 años casi todos somos Abogados y Notarios, ahora que casi tenemos 70 años y otros longevos, pero más sabios, pensantes y juicioso; me trajo a la mente el repaso histórica de parte importante de nuestra vida, la época estudiantil la evocación de su pícara y romántica como gitanos despreocupados, con la rebeldía cotidiana esta nata de la adolescencia con lozanía y frescura con inconforme, ese aquel nihilismo, escepticismo con protesto a flor de piel, que experimentamos muchos de nuestra generación. Recordamos de nuestro cotidiano vivir en el Aula “Doce de Abril”, sitio histórico donde comenzamos a formarnos en nuestra profesión como Abogados, para creamos que nuestro impulso vocacional nos empujan al campo de las disciplinas sociales. Muchos más eran del “ANEXO” al lado de nosotros pero todos amigos grandes leales camaradas.

Para nuestros hijos y nietos, debemos contar que pasó en este país ese “Doce de Abril”, para otras generaciones, este pasado, presente y futuro. Para este Prólogo de Factor Méndez Doninelli, en el libro “La Guerra de los 36 años, vista con ojos mujer de izquierda” la autora Chiqui Ramírez. Méndez nos dice: “ . . . Las primeras luchas que nos toca librar a esa generación de jóvenes, se desarrollan entre 1961 y 1962, en particular durante las jornadas patrióticas de marzo y abril contra el gobierno corrupto de Ydígoras Fuentes . . . ”. Correctamente, los estudiantes de segundaria con el “Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado” –FUEGO-, los muchachos de la AEU, el “Frente Unido del Magisterio Nacional” –FUMN-, y organizaciones sindicales y con las orientaciones políticas del “Partido Guatemalteco del Trabajo” –PGT- y de la “Juventud Patriótica del Trabajo” -JPT-; estirpe de patojos briosos. Esto paso el 12 de abril de 1962, una patrulla militar al mando del teniente Erick Mendizábal, asesino a cuatro estudiantes, estos: Felipe Gutiérrez Lacón –estudiante de secundaria- y César Armando Funes, Noel López Toledo y Jorge Gálvez Galindo, estos de Escuela de Derecho. “Las jornadas de marzo y abril de constituyen una de las páginas más gloriosas de la Historia de nuestro pueblo y marcan la apertura hacia formas superiores de lucha política y antigubernamental contra la reacción anticomunista, los terratenientes y los intereses de las compañías extranjeras y el imperialismo estadounidense”. Por esa muchachada los estudiantes de segundaria del 1961 al 1962, fueron épicos del pueblo de Guatemala y representación un símbolo de esos marchas de esa generación del FUEGO, habían muchos jóvenes y patojas, entre ellos tres compañeros del aula “Doce de abril”: nuestro maestro Manolo “el Muñeco Descompuesto” Andrade Roca; Gustavo “el Mango” Maldonado Dardón y Factor Méndez Doninelli. Por ello digo que el FUEGO y este “Doce de abril” fue una epopeya de esos jovenzuelos, hombres y mujeres tipazos muy aguerridos y experimentados. Continuará.

Artículo anteriorMorbo
Artículo siguienteNo estamos teniendo los debates para reactivar y transformar el país