Los usuarios del Aeropuerto Internacional La Aurora tienen ahora un nuevo y gran obstáculo dispuesto por las autoridades de la Dirección de Aeronáutica Civil que instaló obstáculos para evitar que los vehículos se estacionen frente a la Terminal para dejar o recoger pasajeros y su equipaje, con la evidente intención de forzar al uso del estacionamiento que ha sido siempre un verdadero mamarracho por la lentitud con que se opera para el pago y salida de los vehículos.

Según las autoridades fue la Organización de la aviación civil la que les ordenó construir esos obstáculos, supuestamente para evitar que se pueda utilizar un carro bomba contra las instalaciones, pero cualquiera con dos dedos de frente entenderá que los bolardos no impedirían en absoluto ningún atentado porque alejar los vehículos tres metros no significa absolutamente nada ni resuelve ningún problema de seguridad. Se trata, simplemente, de otro negocio que se ha de traer entre manos la gente del presidente Jimmy Morales que sigue haciendo de las suyas y mostrando total incapacidad para el desempeño de sus funciones, pero enorme habilidad y talento para encontrar las formas en que pueden enriquecerse en los puestos públicos.

Si con la misma diligencia actuaran para corregir todos los problemas existentes en la Terminal Aérea otro gallo le cantaría a la gente que entra o sale del país, puesto que los problemas son evidentes y muy molestos, empezando por el pésimo servicio de migración que en las horas pico de los vuelos se convierte en un verdadero atolladero.

Hay que reconocer, sin embargo, que la culpa la tenemos los ciudadanos porque fueron los electores de este Gobierno los que causan tanta desgracia para el país. La falta de conciencia ciudadana hizo que llegara al poder el más inepto de todos los gobernantes de la historia del país y con él esa tropa loca que se encarga de hacer micos y pericos sin el menor sentido más que el de causar nuevos perjuicios a la población. No hay, en absoluto, razón lógica para que se tome esa medida y, en todo caso, el problema de seguridad ante la posibilidad de atentados terroristas está más por la forma en que el Estado se ha corrompido que por la ausencia de bolardos que alejen tres metros los automóviles de la Terminal.

Lo que debería preocupar es la ausencia de una política de Estado contra la corrupción porque es mediante ese flagelo que cualquier cosa puede ocurrir en Guatemala, desde desastres hasta atentados porque con sobornos en este país todo se puede hacer.

Redacción La Hora

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