Juan Jacobo Muñoz

La humanidad, por intereses por encima de las personas, siempre ha hecho las mismas cosas. Cambia la tecnología, pero la infamia es la misma.

Como humanidad abandonamos a la gente a su suerte.

Nadie confía en sí mismo, para hacerse cargo de sí mismo.

La ley juzga, aunque no lo sepa; las perversiones humanas; sin darse cuenta ni siquiera de las suyas.
Los malos siempre ganan porque no respetan ningún límite y atacan desalmados.

Toda vida vacía con facilidad se infla; sobra espacio para llenarla de aire.

La gente necesita ilusiones, pero es experta en desilusiones.

La familia ni siquiera tiene que ser muy mala. Con ser simplemente el argumento para no crecer y estancarse, es suficiente.

No podemos seguir acusando a los padres de todo lo que pase a los hijos; el universo de un ser humano, es superior a la crianza.

El aquí y el ahora no mata el allá y el entonces, pero abre una puerta; se puede ir hacia afuera o hacia adentro.

Descubrí que no soy doméstico, solo estoy domesticado.

Algunos somos más primitivos que otros y lo que distingue a un hombre de una bestia, es su capacidad de comprender para serenarse y no reaccionar; pero la bestia nunca descansa.

Solo creemos que estamos del lado correcto porque así lo decidimos.

Todos estamos interconectados para que haya equilibrio, y a cada uno le corresponde una que otra virtud que corromper.

Los síntomas suelen ser aviso de que la persona se ha acobardado ante la vida.

La diferencia entre parecer un hombre y ser un hombre, es la forma en que se enfrentan los propios errores.

El cuidado está muy descuidado.

Llegará el momento en que para evitar que la gente muera de hambre, habrá que matar a mucha gente.

Hablar es lo que menos cuesta; y uno se va a escuchar a sí mismo, contradiciéndose mientras habla.

Cuando me descubro haciéndole los mandados a alguien, sospecho de mí; nadie necesita que le hagan los mandados.

A veces nos descubrimos a nosotros mismos, hasta que los males que causamos no tienen remedio.

Pobre el ser humano, siempre esclavo de sus circunstancias.
No tener identidad es no estar diferenciado.

Que terrible error creer que los demás ven las cosas como uno.

Moral y moralina son equidistantes.

Una vida frustrada es la que se nos promete y nunca pasa.

La fe habita entre los que dicen no creer en nada y los que dicen creer en todo.

No todo lo que brilla es oro, y no todo lo que es opaco, carece de valor.

Quien no encuentra acogida en sí mismo, se aferra a la ilusión de una pareja.

Una pareja no es mala opción, pero hay que hacer que la opción sea buena.

Una idea que no es permeable está muerta; es solo un punto de partida, un vehículo; lo demás se descubre en el camino.

De todas las inteligencias, para vivir, la inteligencia emocional es la inteligencia.

Se invierte demasiado en querer tener razón.

Las relaciones humanas son, la suma de todos los miedos.

Entre sincronías, serendipias y chiripazos, se pasa la vida y se viene la muerte.

Si alguno no tiene una vida propia que atender, le ofrezco mi reputación, para que se entretenga con ella haciéndola pedazos.
Que la ternura te acompañe.

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