Jesús Abalcázar López  
jesus.abalcazar@gmail.com

¡Maman de las tetas de la vaca lechera del Estado, su vaca lechera para engordar!

Algunos de estos depredadores del erario nacional, son también conocidos como “dignatarios de la nación”, pero debemos considerar que “dignatario es el que es digno”, de lo cual adolecen varios diputados del Organismo Legislativo que integran el Congreso de la República, debido a que sus actuaciones son constantemente cuestionadas por la ciudadanía. Ellos se aferran a las curules porque son su tabla salvadora que les permiten favorecerse con negociaciones de su interés personal, olvidándose de su misión primordial que es legislar, presentar proyectos de ley de beneficio para la población y fiscalizar, pero sin acosar ni extorsionar a los funcionarios que caen en sus manos, como ha sido una práctica perversa e ilícita de los señores diputados. Ellos tienen sueldo base, gastos de representación, dieta por sesiones plenarias, dieta por reuniones de las comisiones de trabajo, dietas como jefes y subjefes de bloque, y los directivos en puestos de secretarios, vicepresidentes y presidente, reciben montos de 10, 15 y 20 mil quetzales, lo que incrementa los sueldos, que van desde Q29 mil 150, hasta los Q90 mil, que puede llegar a ganar el presidente.

Pero el asunto del sobresueldo, vía las dietas está fuera de la realidad económica del país, y no solo ocurre en el Congreso de la República, sino que en casi todas las dependencias gubernamentales, por ejemplo, en la Municipalidad de la ciudad de Guatemala, donde se perciben dietas de Q1 mil 200 por la asistencia a las sesiones del Concejo Municipal, que pueden ser hasta Q12 al mes, con lo que cada uno podría percibir buenos ingresos, extras, mensuales, al sumar dichas dietas. A Q10 mil ascienden los gastos de representación del alcalde y recibe como dieta por cada sesión del Concejo Q672. En la junta directiva del Instituto de Seguridad Social, cada uno de los 7 que la integran, percibe Q2 mil 150; en las empresas portuarias Quetzal y Santo Tomás de Castilla, cada director recibe Q1 mil 150, para un máximo de 8 sesiones, y el secretario recibe Q700 por sesión. En el Instituto de Electrificación las dietas por asistencia a las sesiones ascienden a Q3 mil 500, y en la Junta Monetaria tienen asignados Q2 mil 500, como dieta por cada reunión de la junta directiva.

Consideramos que los funcionarios deberían cumplir con las atribuciones inherentes a los cargos, como asistir a las reuniones y sesiones, sin abultar los gastos de funcionamiento de las dependencias, al reconocer onerosas dietas, que son una ofensa al pueblo, por la crisis presupuestaria de las precarias finanzas del Estado. Debido a estos pagos en los cargos públicos, es que se fortalece la corrupción, puesto que se presenta muy atractivo para los políticos y funcionarios, sus amigos, parientes y compadres, aspirar a desempeñar estos puestos de privilegio, para disfrutar de altos salarios e inmerecidas dietas.

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