Juan Antonio Mazariegos

jamazar@alegalis.com

Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos

Los últimos días, una serie de acontecimientos han dominado la escena noticiosa en el país. En mi opinión, en lo individual, pero sobre todo en su conjunto, ponen en riesgo la credibilidad en nuestro sistema de gobierno y de justicia; y encaminan a la población a una pérdida de confianza, aún mayor en las instituciones, sobre la cual debemos de poner mucha atención, ante la amenaza de que por tanto estirar la paciencia de un pueblo, la terminemos rompiendo.

La juramentación del Magistrado electo para la Corte de Constitucionalidad, por el Colegio de Abogados, por parte del Congreso de la República, aún y cuando existen impugnaciones a su elección, en contraposición a la existencia de procesos que impiden la juramentación de la Magistrada electa, para esa misma institución, por el Consejo Superior Universitario de la Universidad de San Carlos. La toma de posesión de Magistrados del Tribunal Supremo Electoral que ocurre justamente cuando se ha revelado una investigación periodística que afirma que agregaron a su currículo postgrados que no tomaron y que originan hechos delictivos que deberán ser investigados. La existencia de un proceso penal en contra del ex Superintendente de Administración Tributaria y un ex investigador de la extinta Comisión Internacional contra la impunidad, no por la existencia del proceso en si, cuyos hechos ellos mismos han reconocido, si no por los argumentos de retardo malicioso de la justicia que pesan ya sobre la Fiscalía. El planteamiento de una inconstitucionalidad en contra de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad, entidad que promueve procesos de investigación en contra de muchos ex funcionarios acusados de hechos de corrupción.

Demasiados temas en entredicho, demasiados cuestionamientos sobre la mesa que lejos de ser dirigidos hacia las personas que los provocan, son constante y estratégicamente achacados a un sistema que no solo no tiene la culpa de ser mal utilizado por algunos pocos, si no que además, fue entregado a esos pocos por la apatía y desinterés de la mayoría que es la que corre el riesgo de que, ante tanto apretar la tuerca, la terminen sobando y provoquen el rompimiento de ese sistema, para dar paso a cualquier locura populista de las que cabalgan a lo ancho y largo de toda América Latina.

Por supuesto, de nada sirve la teoría de pesos y contrapesos del Estado, existente aquí y en otros muchos países, si entregamos a unos pocos el control de todos los poderes. De nada sirve que hablemos y nos quejemos de la corrupción, si nosotros mismos no estamos dispuestos a cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos, de nada sirve que achaquemos la culpa de todos nuestros males a un sistema, cuando no entendemos que el problema no está en la ley, si no en quienes la retuercen y la aprovechan en su favor.

Hace un par de años conversaba con unos amigos, sobre lo que había sido, a mi juicio, una muy mala sentencia emitida por la Corte de Constitucionalidad, bajo la ponencia de la Magistrada Gloria Porras. Uno de los interlocutores hablaba de denunciarla, otro solo llamó a la reflexión, si no nos gusta, no importa, hay que respetarla, si quieres cambiar algo en el futuro, participa y desde dentro mejora el sistema. Es obligación de todos fortalecer el sistema y a las instituciones, fortalecer la credibilidad en las mismas, no hacerlo nos pone en riesgo a todos.

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