Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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El próximo 14 de enero culminará uno de los peores y más criminales gobiernos que Guatemala ha tenido que soportar durante su historia reciente y es que el ejercicio presidencial de Alejandro Giammattei será recordado por una sucesión de hechos que en su conjunto podrían ser resumidos en uno de los mayores latrocinios o saqueos de los recursos públicos jamás vividos. Hace 4 años, asumía la banda presidencial y en un discurso vacío pero vociferante pregonó terminar con la corrupción existente y que para ello anunciaba medidas inmediatas para dar cuenta de ello.  Dichas medidas fueron quedando en el olvido en la medida en la que, la corrupción se iba destapando desde los primeros días de su gobierno. 

El actual gobierno de Giammattei anunció la interposición de varias denuncias en contra del ex presidente Jimmy Morales y varios funcionarios por lo que el mismo refería como hallazgos de compras sobrevaloradas y robos descarados de su predecesor.  A su vez, reiteró su ofrecimiento de campaña de denunciar y realizar todas las acciones necesarias para perseguir penalmente a su contrincante política, Sandra Torres, por la corrupción vivida cuando ejerció la coordinación del Consejo de Cohesión Social.  Cabe señalar que dichas denuncias nunca se realizaron y que por el contrario sirvieron de base para una alianza política en el Congreso y la toma absoluta de la institucionalidad pública. Así mismo, anunció el cierre de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad porque se había convertido en la “caja chica” al ex presidente Morales y desde donde se cometieron abusos y robos descarados; lo cual tampoco ocurrió.  

Pero tal vez el mismo 2020, nos sorprendió como sociedad al evidenciar el tamaño de la mentira y de su capacidad de saqueo. Para beneficiar a su pareja, lo nombró director de una nueva institucionalidad coordinadora de las acciones de los ministerios y secretarías, denominado Centro de Gobierno, desde donde se realizaron y llevaron a cabo varios actos de corrupción rampantes. Pero una vez llegada la pandemia de Covid-19 al país, prácticamente se utilizó el dolor, la muerte y la salud de la población para beneficiarse del presupuesto más alto de la historia y con ello enriquecerse ilícitamente. No importó la cantidad de muertes, ni el enorme esfuerzo humano realizado por el personal médico, el doctor Alejandro Giammattei, su pareja, su gabinete y en particular quienes participaron en el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) utilizaron la pandemia como pretexto para que los recursos destinados a atender a la población terminaran en bolsillos ajenos. Este tipo de acciones corruptas y dignas de criminales despiadados, fueron el denominador común de este gobierno. 

Pero nada menos, podíamos esperar de quien cometió ejecuciones extrajudiciales bajo el argumento de combatir la ilegalidad. La sociedad guatemalteca espera que más pronto que tarde la justicia les alcance y que pueda ese hecho resarcir al menos un poco el enorme daño causado y ser un ejemplo a los próximos gobiernos de que estos hechos deben de ser erradicados de una vez por todas.    

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