Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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Se supone que el primer pilar del gobierno de Alejandro Giammattei es el de Economía, Competitividad y Prosperidad, y sobre ello habló en su farsa dominical el presidente.  Entre los datos hizo alarde del supuesto crecimiento del 7.5% de la economía en el 2021, también indicó que se tiene controlada la inflación, que la inversión extranjera directa superó los mil millones de dólares y que su gobierno continuará promocionando las exportaciones.  Como de pasada, mencionó que las remesas familiares son aproximadamente 17% del PIB.

¿Qué no mencionó en su farsa dominical el mandatario?  Que más de la mitad del supuesto crecimiento económico (en la página del Banco de Guatemala este dato aun aparece como ESTIMADO) del que tanto alarde hace el presidente, se debió al incremento en las remesas familiares en el 2021.  El incremento de la economía a precios reales en el 2021 fue de aproximadamente 38,117 millones de quetzales.  El mismo año, las remesas familiares aumentaron aproximadamente en 20,737 millones de quetzales (también a precios reales), lo que representa un impacto del 54% en el crecimiento económico nacional.  La soberbia le impide al mandatario aceptar este contundente hecho.

Tampoco mencionó el presidente que, para promover las exportaciones, el Banco de Guatemala compró durante el año pasado 1,500 millones de dólares más de los que la ley le permite comprar, bajo el mecanismo de acumulación de reservas monetarias internacionales para que el quetzal no se apreciara frente al dólar.  En 2022 ya lleva 622.5 millones de dólares comprados con el mismo fin.  De esta forma, según la torpe y miope visión del gobernante y de quienes le asesoran, Guatemala mantiene su “competitividad” frente a otros países.  Lo que no le dicen a usted, estimado lector, es que, si el tipo de cambio fluctuara libremente y no se permitiera la discrecionalidad del Banco de Guatemala, usted pagaría aproximadamente Q 5 menos por galón de combustible (sin tanto alarde de subsidio que de noviembre a marzo van más de mil millones de quetzales que saldrán de los impuestos que pagamos), Q 17 menos por quintal de trigo o Q 20 menos por quintal de maíz (ambas materias primas esenciales para producir pan, en el caso del trigo, y tortillas, en el caso del maíz).  Los agricultores pagarían unos Q 40 menos por quintal de fertilizante y los ganaderos unos Q 15 menos por quintal de concentrado.  Es decir, todo un país está pagando la factura de un tipo de cambio devaluado artificialmente por la impericia del presidente y de su equipo.

Respecto al “control” de la inflación, no pudo decir nada más que eso.  No tiene nada más que decir debido a que el incremento en la mayoría de los productos, de forma directa o indirecta, obedece a precios internacionales que nadie en el gobierno puede controlar.  Es falso que en la farsa mencionen que tienen controlada la economía.

Adicional a la farsa dominical, el Congreso de la República aprobó a marchas forzadas, con la nocturnidad y clandestinidad que le caracteriza a los diputados, la iniciativa 6043 para ampliar el presupuesto del Ministerio de Comunicaciones en 3,191 millones de quetzales.  De esta forma los alcaldes y diputados distritales, la gran mayoría tiene nexos o son propietarios de constructoras que ejecutan obra pública para el Estado, podrán aprovechar la oportunidad para hacer proselitismo y así asegurar sus alcaldías o curules, según sea el caso, y de paso, harán caja.  Nadie duda de la necesidad de infraestructura en el país, pero no así, a costillas de los contribuyentes.  Solamente de Impuesto a la Distribución del Petróleo (que sirve específicamente para el mejoramiento de la red vial) se recolectaron más de 4 mil millones de quetzales en el 2021.  ¿Nadie se pregunta a dónde ha ido a parar ese dinero o por qué no se utilizan esos recursos para financiar la ampliación presupuestaria propuesta?  La respuesta es simple: CORRUPCION.

La realidad económica de Guatemala es muy frágil y compleja.  Se necesitan acciones serias (no hablar babosadas en un programa dominical) para manejarla de forma consecuente.

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