David Barrientos

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Guatemalteco con educación para el análisis de coyuntura, administración, dirección, alta gestión y coordinación de proyectos de seguridad, defensa, logística y manejo de crisis, con experiencias en el liderazgo de grandes unidades militares e interinstitucionales, actualmente consultor independiente y doctorando en ciencias sociales.

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David Barrientos

El escenario político en el triángulo norte de Centroamérica se ha tornado paradigmático: las instituciones creadas por órganos planetarios y regionales han sufrido un debilitamiento vertiginoso, ello producto de su propio manejo; la gestión de los mismos se ha visto contaminada por intereses que no contribuyen a mejorar la situación social en la región, a tal punto que se han alejado de la realidad y han adoptado conductas que no reflejan responsabilidad como premisa indispensable para la buena gobernanza y el desarrollo, los tres países están inmersos desde hace décadas en sistemas politiqueros cooptados por el crimen organizado, que nos ha conducido a la proliferación de la corrupción y el desgobierno, que ha generado pobreza y ha hecho exponencial el tema migratorio, y para sellar la desesperanza la pandemia y su manejo terminan haciendo que el escenario actual se aleje más del desarrollo.

En El Salvador la dinámica política y geopolítica sube de tono; la sustitución del Fiscal General por señalamientos de financiamiento a las maras y la consecuente suspensión unilateral del convenio que le dio vida a la CICIES, que además está precedida por una serie de hechos que descomponen el establishment salvadoreño y con un territorio de poca extensión y de acceso solo al pacífico como característica diferente al resto de Centroamérica; le otorgan a la gestión de Nayib Bukele más del 85 % de aprobación, por parte de los salvadoreños, lo que lo hace irreverente.
Honduras se desarrolla entre señalamientos de políticos y funcionarios cuestionados de involucramiento con las estructuras del crimen, con áreas sin control en temas de narcotráfico, con caravanas de migrantes de origen, con un proceso electoral muy próximo, en el que las expectativas son poco alentadoras para los hondureños.

Coyuntura en la cual, Guatemala es visitada por la vicepresidente Harris, precedido por el fin de la CICIG, que en un principio genero grandes expectativas en los guatemaltecos, pero termino por perder el apoyo de la generalidad de guatemaltecos descontaminados por la polarización, hasta que ella misma propicio su cancelación. Hoy la dinámica geopolítica ubica a Guatemala en el centro de interés estratégico para el control hegemónico del cual debe sacar provecho, pues la coloca como el escenario de una visita con la intención de conminar a la región que atienda el tema de la migración.

Centroamérica con sus potencialidades, amenazas y vulnerabilidades, debe plantear una estrategia basada en su posición geopolítica y geoestratégica para aterrizar en beneficios geoeconómicos que visualicen el desarrollo; para ello deben atenderse los problemas regionales, al margen de los grupos de fachada ideológica; estas hostilidades no permiten el desarrollo de la región, las energías se desperdician en luchas intestinas que no ayudan en absoluto a mejorar las condiciones de vida de los centroamericanos, los únicos ganadores del enfrentamiento con fachada ideológica son quienes hacen lobby para ser escuchados y rascarle algo al anunciado plan para la seguridad y desarrollo regional sin saber nada de seguridad mucho menos de desarrollo; esperemos que los interlocutores de esta intención de atención a la región sean diferentes a los conocidos, de lo contrario solo esperemos más de lo mismo.

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