Daniel Ortega ha tomado varias entidades de Nicaragua para asegurar el control de la institucionalidad. Foto La Hora/AFP

La comunidad internacional debe presionar más para que Nicaragua «retome el camino de la democracia», dijo este lunes el secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien sin embargo abogó por el diálogo tras las elecciones en el país.

«La comunidad internacional debe fortalecer sus mecanismos de presión, los que sean bilaterales, los que sean multilaterales, los que tengan que ver con organizaciones financieras y con el multilateralismo político, debemos seguir trabajando para que Nicaragua retome el camino de la democracia», sostuvo.

Lo dijo durante una «evaluación colectiva» de la situación en Nicaragua en el Consejo Permanente (órgano ejecutivo), en la que la mayor parte de los países afirmaron que la reciente decisión de Nicaragua de salirse de la Organización de Estados Americanos (OEA) aumenta «su aislamiento».

Managua tomó esta decisión después de que la Asamblea General de la OEA aprobara una resolución que apunta a que las elecciones del 7 de noviembre, en las que el presidente Daniel Ortega fue reelegido, no fueron justas y carecen «de legitimidad democrática».

Según el reglamento de la OEA, para que la salida de Nicaragua se haga efectiva tienen que pasar dos años.

 

Durante el Consejo Permanente, en el que no se ha tomado ninguna decisión, Michael René Campbell, ministro asesor presidencial para relaciones internacionales de Nicaragua, dijo que Ortega tomó «la decisión irrevocable de desvincularse de la OEA», porque la organización siembra «la discordia» en vez de la solidaridad.

Argentina, México, Chile, Colombia, República Dominicana y Ecuador son algunos de los países que pidieron un diálogo inclusivo entre el gobierno nicaragüense y la oposición en busca de una solución a la crisis.

Antonia Urrejola, presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), llamó a la OEA a entablar un diálogo.

«Debemos promover y facilitar el diálogo político», entre el gobierno de Ortega y la oposición, así como «la negociación y el consenso» hasta conseguir la liberación de los presos políticos y reformas electorales «claras, contundentes, concretas», afirmó Almagro.

El representante de Nicaragua acusó a la OEA de ejercer injerencias y dijo que su país se niega a formar parte de una organización «cautiva en Washington, instrumentalizada a favor de intereses norteamericanos».

«No se puede hablar de injerencismo, no se puede hablar de intervencionismo», replicó Almagro. «La defensa de la democracia, la defensa de los derechos humanos, no hay alma en este mundo que pueda decir que es un tema de jurisdicción doméstica de los Estados», insistió.

Ortega, un exguerrillero de 76 años en el poder desde 2007, obtuvo un cuarto mandato consecutivo, pero Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos tachan su reelección de farsa.

 

En los meses previos a los comicios, decenas de opositores, incluyendo siete precandidatos presidenciales, fueron detenidos, lo que dejó a Ortega sin rivales de peso.

Estados Unidos ha prohibido la entrada al país al mandatario, a su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, y a sus ministros.

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