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La situación nacional discurre alrededor de las peticiones, altamente justificadas, de renuncia de la Fiscal General y de sus aleros en la lucha contra la democracia, retiro que cada día se nota más remoto, no solo por las expresiones de Porras sino por el sólido respaldo que le dan quienes están realmente manejando todo para revertir la voluntad popular. El punto medular de la crisis está, cabalmente, en las intenciones persistentes para declarar nula la elección de la primera vuelta y con ello aniquilar todo el proceso.

El objetivo del Ministerio Público está ahora en el Tribunal Supremo Electoral porque se trata de usar la investigación en marcha sobre el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Provisionales (TREP) para traerse abajo todo el proceso y de esa manera sacar a Bernardo Arévalo de la contienda en la que entró inesperadamente, causando terror en mucha gente que había programado todo de manera distinta. Hay que decir que eso lo harán con o sin Consuelo Porras porque no es ella la que está decidiendo; ella es la ejecutora de un plan que viene desde mucho más arriba, como lo demostró el famoso audio de la “inteligencia artificial”.

Entonces, el meollo del problema va más allá de la necesaria renuncia de Consuelo Porras porque la misma no cambiaría la realidad ni el verdadero plan que está en marcha y que avanza aceleradamente. Quienes protestan por los abusos contra la democracia realizados por el MP desde el día siguiente a la primera vuelta, tienen que entender que las Fiscalías son un eslabón de una cadena mucho más gruesa y resistente porque está conformada por todos los que se juegan el futuro y el de la impunidad de la que ahora gozan.

Por supuesto que la cara visible de la ofensiva está en el Ministerio Público porque es la institución a la que han encargado bajarse todo el proceso electoral, pero con o sin Consuelo Porras y Curruchiche, el MP seguirá siendo el instrumento de Giammattei y Martínez. No olvidemos que si se diera el remoto caso de que Porras renunciara, es el Presidente quien tiene que nombrar sustituto, sacado de esa lista de la Comisión de Postulación en la que metió la mano la Corte de Constitucionalidad para allanar el camino a la actual Fiscal.

Que no quepa duda que en esa lista hay quienes pueden continuar el trabajo hasta ahora realizado y por ello, al fin de cuentas, es gastar pólvora en zanates enfocarnos solo en la renuncia de una fiscal que, con todo y lo notorio de su papel, es simplemente instrumento de quienes pervirtieron a todo el Estado.

Redacción La Hora

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