Foto: La Hora/José Orozco

Por Edin Hernández
ehernandez@lahora.gt

El consagrado escritor, político, periodista y ex vicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez Mercado vive su segundo exilio casi a los 80 años de edad. También enfrenta su segunda dictadura, la primera en los años 70 contra Anastasio Somoza, ahora, desterrado y perseguido por su antiguo aliado, Daniel Ortega, a quien no duda en calificar de dictador.

Radicado en España, en donde espera lanzar próximamente “Ese día cayó en domingo”, una recopilación de cuentos, así como comenzar a escribir su nueva novela, pero sin perder su compromiso desde su pluma en contra de la dictadura de Ortega, con su régimen disfrazado de «marxismo esotérico», y con la esperanza que el sufrimiento que padecen los nicaragüenses llegará a su fin.

Con satisfacción describe su estadía en Guatemala en el marco del Festival Centroamérica Cuenta, que luego de cuatro días finaliza este domingo. Es un certamen para congregar a escritores para promover el pensamiento crítico desde la literatura y las artes, pero también del periodismo. En este marco, La Hora conversó con el autor de una vasta producción de novelas y cuentos. A continuación parte de la conversación.

 

¿Por qué la idea de traer el Festival Centroamérica cuenta a Guatemala?

La idea del festival es que sea itinerante, dar la oportunidad de que los escritores hagan presencia en distintas ciudades de Centroamérica. Primero, comenzamos a organizar el festival en Managua. Por razones políticas, tuvimos que salirnos de la sede original; lo llevamos a Costa Rica y la siguiente estación era Guatemala, desde antes de la pandemia con motivo del Festival del Libro.

Pero no pudimos hacer nada, no se podía y ahora lo presentamos con todo éxito, porque hemos venido con una representación de escritores muy importante de América Latina y de Centroamérica, hemos tenido gran afluencia de público en la sede del festival en el Cine Lux y en el Centro Cultural Español; estamos muy contentos de esta experiencia en Guatemala.

Del impacto que tuvo en Nicaragua con el gobierno de Ortega se debe a que el Festival, además de literatura aborda sobre periodismo y libertad de expresión.

Creo que los regímenes autoritarios o dictatoriales no se entienden bien con las palabras; las palabras siempre tienen un olor de libertad y por lo tanto no se avienen con las palabras.

Las dificultades de Nicaragua comenzaron cuando impidieron la entrada de un periodista de Charlie Hebdo, el semanario humorístico de París, que había sido víctima del atentado terrorista criminal.

Luego vino otro tipo de situaciones y vimos que era imposible seguir, se seguía enrareciendo la situación política en el país. Nosotros tenemos la responsabilidad de la seguridad de los editores que llegan.

 

Por eso nos trasladamos a Costa Rica y ahora aquí tenemos apoyos muy importantes, incluyendo a la empresa privada; el gobierno nos recibió con los brazos abiertos; de la Librería Sophos. Hemos caminado de manera exitosa en Guatemala.

¿Cómo está la producción literaria en Centroamérica a pesar de estas condiciones, como la vivida en Honduras, en Nicaragua, aquí en Guatemala…

Bueno, la literatura su caldo de cultivo son las dificultades… La literatura es un espejo de las realidades y refleja esas realidades de la manera que se dan en el campo de la imaginación.

Hay múltiples problemas en Centroamérica, inestabilidad política, gobiernos autoritarios, persecución en contra de los medios de comunicación, migraciones masivas que descoyuntan a los países, narcotráfico, corrupción.

Esa es la realidad centroamericana y esa es la realidad que la literatura debe reflejar. Si tuviéramos otra realidad, pues el espejo nos daría otra imagen.

El año pasado estuvo en Guatemala para presentar su novela Tongolele no sabe bailar, ¿qué impacto tuvo esta obra en su salida posterior de Nicaragua?

Yo creo que fue el detonante de mi salida, porque he tenido siempre una actitud muy crítica con el régimen de Nicaragua y esta novela desnuda la represión del 2018 contra decenas de muchachos desarmados que fueron asesinados en la calle. Nicaragua no volvió a ser la misma después del 2018, eso es lo que la novela expresa.

 

Expresa una cosa extraña que este régimen, que es un sistema marxista o esotérico, más esotérico que marxista, que simplemente es un pretexto, un viejo pretexto ideológico para encubrir una dictadura como muchas tradicionales en América Latina.

Eso es lo que está en la novela. Y como decía al principio, la dictadura no tolera las palabras y eso trae como consecuencia la persecución contra mí y la orden de arresto que se giró contra mí que me impidió regresar a Nicaragua.

Primero fue censurar la novela que no la dejaron entrar…

… Primero no dejaron entrar la novela, ese fue el primer aviso de que las cosas iban por otro camino. Sigue prohibir la novela, aunque se ha leído mucho, pero en la versión digital, en PDF. El mejor beneficio que puede tener una novela es que sea prohibida.

La Novela Tongolele no sabía bailar fue escrita por Sergio Ramírez. Foto: Vía La Mesa Redonda

TRAGEDIA DE LAS DICTADURAS

Toda una vida de escribir, de actividad política; dos veces al exilio contra dos dictaduras, ¿qué deja esto?

La experiencia de que por desgracia Nicaragua parecería tener una maldición política, que siempre vivimos entre dictaduras, que los gobiernos democráticos han sido la excepción, pero yo no creo en maldiciones, creo en la voluntad de cambio, creo que vendrá un día en que tendremos un régimen democrático respetuoso de la libertad por sobre las instituciones. Eso se va a lograr.

Compartió gobierno con Daniel Ortega, primero después del triunfo de la Revolución Sandinista de 1979, y después por medio de elecciones, ¿Qué motivó el cambio posteriormente para estar en el otro lado?

Yo creo que los amigos de la revolución se separaron después de la derrota electoral (en 1990). Yo siempre pensé que la única manera en que el Frente Sandinista (de Liberación Nacional) tendría que regresar al poder sería por procedimientos electorales democráticos, Daniel Ortega creía que no, que habría que desestabilizar al régimen de la señora (Violeta) Chamorro, estuve siempre en contra de eso.

 

Luego, junto con otros militantes del Frente Sandinista reclamábamos que se aclarara la piñata (repartición de propiedades luego de perder las elecciones), la famosa piñata que se llevara a los responsables a los tribunales; nunca fuimos escuchados, luego vino la separación del camino.

Siempre creí que el Frente Sandinista fuera un instrumento de transformación democrática del país. No lo logramos y ahora el resultado es que hay una dictadura.

Tiempo después Daniel Ortega regresa al poder y logra consolidarse, llega inversión extranjera, llegan empresarios guatemaltecos a invertir fuertemente a Nicaragua, pero hubo un momento de quiebre y se vino la represión fuerte. ¿Cuál fue el motivo de ese cambio?

Bueno, el agotamiento de ese pacto económico que Ortega hizo con el gran capital, era un impacto insostenible porque se basaba en que los empresarios hicieran todos los negocios que quisieran siempre que no participaran en política, que le dejarán la política a él. Era una especie de régimen corporativo y a la menor chispa explotó.

Es decir, explotó por todo lo demás, cuando la gente sale a las calles a protestar por el alza de las pensiones de la Seguridad Social y el cambio de reglas del juego de la Seguridad Social, pues el país se alza y los empresarios ya no pueden seguir respaldando a Ortega y se ponen contra él. Eso tenía que suceder tarde o temprano.

Sergio Ramírez se refirió al Gobierno de DAniel Ortega. Foto: La Hora/@ReDFSLN

ORTEGA Y LOS SOMOZA

¿Qué similitudes hay del régimen actual de Ortega con el de los Somoza?

Muchísimas similitudes. Primero, las dictaduras todas son iguales, las dictaduras que reprimen la libertad de expresión, encarcelan, establecen el miedo como manda el sistema de gobierno y quieren controlar todo las instituciones del Estado y se mantienen por el fraude electoral, ¿cuáles son las diferencias? ninguna. No, nada más el tiempo que le tocó gobernar a Somoza y el tiempo que le toca a Ortega.

Cuando surgieron las acusaciones usted salió de Nicaragua hacia Costa Rica, en donde dijo que se iba a quedar; ahora está en España…

En septiembre viajé a España a presentar mi novela Tongolele no sabe bailar, y allá encontré condiciones favorables para quedarme, tengo nacionalidad española, encontré esta oportunidad y por el momento estoy en España. Eso no quiere decir que los vientos no me lleven por otro lado.

 

Todo el exilio se dice que es duro, pero vivirlo a los 30 años y actualmente es más complicado.

Es complicado, más complicado porque la primera vez que viví en el exilio y que Somoza decretó una orden de arresto contra mí, yo enfrenté a Somoza y volví a Nicaragua desafiando la orden de arresto y Somoza no se atrevió a encarcelarme. Eran otros tiempos…

También era tiempo del Frente Sandinista…

Sí, eran otros tiempo, de la lucha contra Somoza, de una lucha frontal. Yo era parte de esa lucha y tenía un papel que jugar. Hoy mi papel es la palabra. Yo no tengo ningún papel político que jugar, además tengo otra edad, obviamente. Tengo responsabilidades con las palabras y seguiré siendo crítico, pero en el escritorio, ya no tengo ninguna rol político.

Hablaba que el Festival no solo es literatura, también tiene contenido sobre periodismo y libertad de prensa. ¿Qué tanto impacto ha tenido esto en la región centroamericana para abrir nuevos espacios?

Estamos buscando cómo abrir paso al periodismo nuevo, ayudar a abrir un espacio al periodismo nuevo. Al periodismo narrativo o la crónica periodística; la investigación periodística hecha con garra literaria o a la que se le ha dado forma literaria, yo le doy categoría igual a la literatura de ficción y me parece que eso es algo que hay que promover en Centroamérica… un nuevo periodismo y una nueva literatura que son dos alas de la misma ave.

NUEVO CUENTO

¿La producción propia como está, que nos trae?

Va a salir un nuevo libro mío de cuentos en septiembre en España y en México, publicado por Alfaguara que se va a llamar “Ese día cayó en domingo”, una colección de 12 cuentos. Ahora que estoy establecido en España, que tengo un lugar para trabajar en mi casa, siempre un escritor necesita un cuarto propio, como decía Virginia Woolf, entonces me estoy poniendo a ensayar mis primeros pasos de mi nueva novela. Un escritor siempre tiene que estar escribiendo.

Hablamos de Centroamérica, pero también está Latinoamérica con los mismos problemas, hay conflictos y guerras, como la invasión de Rusia en Ucrania. ¿Qué está pasando en el mundo que siguen estos conflictos de grandes magnitudes?

Estamos viviendo un momento crítico en la historia de la humanidad. El resurgimiento de regímenes autoritarios en Europa misma, en Hungría, en Turquía, la amenaza de (Vladimir) Putin contra la integridad de Europa occidental; Ucrania, que no es más que una trinchera que al derribada no evitaría este deseo de la Rusia imperial, de recuperación de antiguos territorios que tienen Putin alcanzaría también a los países bálticos Letonia, Lituania, Letonia, Moldavia, también los otros países y también reconstruir el antiguo mapa de la Unión Soviética es lo primero.

Además, Ramírez se refirió a los conflictos en Rusia y Ucrania. Foto: La Hora/AP.

Estas amenazas se me parecen mucho las que vivió el mundo antes de la Segunda Guerra Mundial, un régimen autoritario, guerras de agresión, ocupaciones como las de (Adolf) Hitler en Checoslovaquia, Polonia. Todo el mundo creía que Hitler se conformaría con ocupar Polonia u ocupar Austria, y de repente se lanzó sobre Francia, sobre la línea Maginot.

Entonces estamos en una situación muy crítica en este momento, aumentada por ese riesgo terrible de una guerra nuclear.

¿Será real, será que se quieren destruir a sí mismos?

Yo creo que en la medida de que, paradójicamente, en la medida en que Putin vaya perdiendo esta guerra, crece el riesgo de la amenaza nuclear.

SIEMPRE HAY ESPERANZA

Hay una frase en una canción de Mercedes Sosa en donde dice “ojalá que la guerra no nos sea indiferente”. ¿Será que nos hemos vuelto indiferentes no solo a la guerra sino que a la pobreza…

 

Yo creo que no. Yo creo que hay una gran sensibilidad por la guerra, por la pobreza, por los refugiados. Europa ha dado gran sentido humanitario a los refugiados. Yo vi en Alemania atendiendo a los refugiados en carpas.

Siempre habrá de todo en la humanidad, pero la solidaridad siempre va a estar de por medio, la solidaridad en sentido humanístico que la política necesariamente tiene que tener.

Finalmente, ¿qué se espera de Nicaragua, qué se espera para que haya un cambio ahí, próximas elecciones?

Pueden ser muchos elementos, elecciones en estas condiciones es absurdo; lo que Ortega pretende es un régimen de partido único, eliminar toda posibilidad electoral, avanzar para destruir a la sociedad civil como lo está haciendo, eliminando todas las organizaciones no gubernamentales.

Entonces, frente a esta ambición de poder, yo veo una actitud defensiva de quien acumula más poder es porque tiene miedo de perderlo, y no se puede acumular poder siempre sin tener una base de consenso mínimo con los distintos sectores de la sociedad, algo que en Nicaragua se ha perdido.

Y un país que vive aislado internacionalmente también tiene futuro. Entonces yo la esperanza de un cambio para mí es cierta en Nicaragua. Vendrá un cambio, cómo será, eso no se lo puedo decir, pero se dará.

FICHA: ESCRITOS, PERIODISTA, POLÍTICO…

Sergio Ramírez Mercado nació en Masatepe, Nicaragua en 1942, además de escritor, periodista y ensayista es abogado y político; militó en el Frente Sandinista de Liberación Nacional que derrotó al dictador Anastasio Somoza; luego fue vicepresidente de Daniel Ortega de 1985 a 1990, cuando fueron derrotados por la oposición.

A raíz de las protestas contra Ortega por denuncias de fraude en 2018, y posteriores críticas al régimen sandinista, en septiembre pasado se emitió una orden de captura en su contra, por lo cual salió hacia Costa Rica y España en donde se exilió.

Algunas de sus obras más destacadas, entre cuentos y novelas son Tiempo de fulgor, novela, Editorial Universitaria de Guatemala, 1975; Castigo divino, Cuentos completos, 1997; Margarita, está linda la mar, 1998; Catalina y Catalina, contiene 11 cuentos; Sombras nada más, 2002; Mil y una muertes, 2004; Juego perfecto, Editorial Piedra Santa, Guatemala, 2008; 11 cuentos; Perdón y olvido, antología de cuentos, 2009; “A la mesa con Rubén Darío”, relatos; Ya nadie llora por mí, novela negra, 2017, y Tongolele no sabía bailar, además de Los muchachos.

 

En la fotografía, Sergio Ramírez. Foto: La Hora/José Orozco
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