Muchas veces en Guatemala un desastre o calamidad de alto impacto es el factor detonante para que la población cuestione cómo problemas comunes han pasado inadvertidos durante varias administraciones. Un ejemplo fue la pandemia del COVID-19, que como se ha dicho en distintos espacios y conversaciones “vino a evidenciar una problemática presente desde años atrás”.
Ahora, un escenario similar se vislumbra en torno a la temporada de lluvias 2022, con deslaves y socavamientos en rutas del país. Solo en alrededor de dos meses la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres registra 783 incidentes con saldo de daños en 188 tramos carreteros, 21 puentes afectados y 10 destruidos, entre una larga lista de pérdidas.
Entre los daños también figuran el deslizamiento en el km. 24 ruta Interamericana, jurisdicción de Mixco, que bloqueó el paso durante varias horas, así como al menos otros dos derrumbes en áreas de ese municipio, más los reportes en sectores de Villa Canales y la zona 5 capitalina, como parte del área metropolitana.
Colapso en carreteras: problema heredado que llega al área metropolitana
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Sin embargo, el impacto mediático que atrajo la atención fue el agujero en el kilómetro 15, ruta al Pacífico, jurisdicción de Villa Nueva descubierta la madrugada del 14 de junio y que continúa con versiones encontradas sobre su solución.
De acuerdo con la información oficial, este fenómeno fue provocado por distintos factores; no obstante, expertos consultados concuerdan en que la capital ya contaba con suficientes antecedentes y evidencias para planificar y evitar complicaciones de esta envergadura.
YA EXISTÍAN INDICIOS
Entre los casos emblemáticos resaltan el hundimiento en el Barrio San Antonio de la zona 6, en 2007 y el de Ciudad Nueva, zona 2 en el 2010, ambos en la capital.
Rony Sánchez, investigador del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR), recordó que ambos agujeros compartían características con el de Villa Nueva. La semejanza principal es su relación con el sistema de drenajes del área metropolitana.
“En esas oportunidades se atribuyó una de las posibles causas a que esos drenajes ya tienen casi 50 años, ya la misma falla de esa tubería y el agrietamiento del agua comienza a formar cavernas y finalmente el colapso de la carretera y si se da cuenta es muy similar al caso de Villa Nueva”, dijo.
Al analizar el hundimiento de Villa Nueva señaló que la forma de éste es casi circular, lo que considera es muy característico del flujo de agua por debajo del suelo.
Por otro lado, Iris de León, ingeniera del área de geología y geofísica aplicada del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), refirió que durante los primeros días del incidente, por medio del Georadar se observaron distintas anomalías asociadas a la falla que atraviesa la ruta CA-9.
Más allá de ello, también coincidió en que la filtración del agua fue un componente determinante en el hundimiento.
“El agua es un agente erosivo si tiene contacto con el suelo. Siempre existen los acuíferos subterráneos, pero cuando existe un sistema de drenaje subterráneo y sumamos los sismos, al ser de concreto, pueden fisurarse y puede haber una filtración de agua hacia el suelo y el agua puede correr de manera más rápida, creando espacios vacíos”, tipo las cavernas, expuso.
EL FACTOR QUE NO SE VE, PERO QUE SE COMPLICA LENTAMENTE
El investigador del CEUR remarcó que el sistema de drenajes de Guatemala no ha sido cambiado desde hace al menos 50 años. En ese sentido planteó que el sistema diseñado para la Guatemala de aquel entonces dista mucho de la metrópoli actual.
“Allí ha habido nuevos centros comerciales recientemente, quizá la sobrecarga de drenajes pudo influir en la capacidad de los colectores, aparte de la falla y que esa sobrecarga haya sobrepasado el diseño original. Todas esas son las consideraciones que se deben tomar en esta zona que evidentemente ya se convirtió en un riesgo”, analizó.
Además, Álvaro Véliz, vicepresidente del Colegio de Arquitectos de Guatemala, enfatizó que los colectores también deben contar con mantenimiento permanente.
“Los colectores no se pueden dejar hundidos 20 o 30 años abandonados. Tienen que tener supervisión, reparación, como cualquier casa, pero también se tienen que crear los grandes colectores profundos de apoyo para que estas cosas no sucedan”, agregó.
Este sábado el ministro del @CIVguate, #JavierMaldonado y nuestro director, el Ing. Mario Aguilar, realizan inspección de los trabajos que se hacen en el Km. 15.4 de CA-09 Sur; con el acompañamiento de la junta directiva del @gt_cig. 👷🏽♂️ pic.twitter.com/qdy5vDzDvv
— COVIAL (@COVIAL_CIV) June 25, 2022
Para ambos profesionales el riesgo no solo radica en la zona villanovana, sino en otros municipios donde este mismo problema aún no es perceptible, pero que no se descarta su presencia.
“No es solo rellenar la caverna, sino reforzar el sistema porque si hay más tuberías de drenaje, esta falla continuará manifestándose tarde o temprano, si no es en el mismo sector, va a ocasionar problemas similares en las áreas cercanas”, estimó Rony Sánchez.
LO QUE FALTÓ: PREVISIÓN, PLANIFICACIÓN Y VOLUNTAD
De León precisó que los sismos en el país son factores incontrolables por el ser humano, pues el área al localizarse entre tres placas en constante movimiento, genera las fallas y estas una sucesión de eventos similares.
“Puede ser que no ocurra durante muchos años o que de repente se genere algo. Con eso tenemos que aprender a vivir y estar en constante monitoreo de estos movimientos”, planteó.
Aunque, tanto Véliz como Sánchez consideran que decisiones previsivas pudieron aligerar la crisis, por ejemplo el ordenamiento territorial del área metropolitana, un sistema de transporte público eficaz y la creación de rutas alternas efectivas pudo evitar las abruptas consecuencias para la economía guatemalteca al obstaculizar el paso de aproximadamente 150 mil vehículos que transitan diariamente la CA-9, según las estimaciones en la evaluación de seguimiento de emergencia de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
En criterio de Véliz el escenario actual es la “herencia” de una serie de gobiernos que no previeron el futuro del área metropolitana en conjunto.
En primer lugar, refirió que la trinchera geológica del valle metropolitano de Guatemala es una piroclástica, producto de erupciones volcánicas que sucedieron entre 200 mil y 300 mil años atrás y llenaron esa barranca de material arenoso -volcánico-, que es vulnerable a la erosión del suelo por el agua.
Representantes de la Junta Directiva del Colegio de Ingenieros de Guatemala dan acompañamiento a la #JornadaDeSupervisión que realiza el ministro #JavierMaldonado en el km. 15.5 de la CA-9 Sur. pic.twitter.com/c33mZV27ys
— Ministerio de Comunicaciones (@CIVguate) June 25, 2022
Sumado a lo anterior, distinguió que respecto al colector de más de 25 kilómetros, se han detectado fallas desde hace una veintena de años.
“O sea, ya sabíamos que había una problemática y el alcalde, por supuesto, no puede resolverlo porque su presupuesto jamás alcanza para esas inversiones millonarias de esa envergadura. (…) Hoy vemos ese colapso que parece un accidente y que produce de manera evidente y teatral una discordancia entre el alcalde de Villa Nueva y el Ministerio de Comunicaciones que heredan esta responsabilidad histórica”, opinó.
LAS LIMITANTES DE UN PAÍS COMO GUATEMALA
Según De León una de las limitantes en los estudios iniciales donde colaboró el Insivumeh fue que la antena solo podía percibir la imagen de la caverna hasta ocho o doce metros de profundidad, por lo cual se estimó que la grieta y el hundimiento sobrepasan esta dimensión y aseguró que continúa ampliándose.
Asimismo, reconoció la posible existencia de materiales que puedan ser utilizados para rellenar y compactar el agujero, como la grava.
“Lo malo es que no tenemos el equipo necesario para identificar dónde pueden estar esas cavernas. Ya sería un estudio más especializado de un grupo de personas que les interese evaluar estos eventos, ya que sí son muy puntuales y difíciles de observar”, acotó.
Más allá de lo anterior, otra complicación en este proceso es que este tipo de análisis requieren de una alta inversión económica y de tiempo. La profesional no descartó que el gobierno pudiera recurrir a alguna entidad internacional para estos estudios, aunque sostuvo que en Guatemala también puede efectuarse con un resistivímetro. “Pero sí requiere una alta inversión usar estos equipos”, remarcó.
REPARAR EL HUNDIMIENTO NO SERÁ LA SOLUCIÓN
Haber rellenado con lodocreto la caverna fue comparado por Véliz como “intentar tratar un cáncer con una aspirina”.
Como ya fue documentado por este medio digital, pocas horas duró esta medida paliativa; independientemente de ello, el arquitecto pronosticó que cualquier decisión que tomen las autoridades no rendirá frutos a largo plazo debido a lo siguiente:
“No hay muchas posibilidades porque tienes el tráfico encima y la presión política de tener 150 mil vehículos, tráiler y contenedores. Lo que van a hacer es una solución parcial”, adelantó.
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En un caso hipotético, según Véliz la solución ideal sería crear una mesa técnica donde se incluya a toda el área metropolitana y comenzar a trazar una propuesta de redes de drenajes alejadas de las zonas de riesgo.
“La forma de trabajar es la que debe cambiar. Trabajar con todas las variables: tráfico, ordenamiento territorial, zonas de riesgo y basura. Todos los grandes temas están en un estado de colapso y lo que está pasando solo es una crisis anunciada del área metropolitana que va a mayores”, anticipó.
Desde otra perspectiva, Sánchez indicó que es necesario rellenar las cavernas, pero aunado a ello una posible solución a largo plazo podría ser la reinstalación de la tubería que se arruinó y sobre eso colocar el material que se considere necesario.
“Otra solución es que si ya con esos estudios se detecta que esta zona tiene bastante riesgo, lo ideal es cambiar la tubería. Todos los colectores serían clausurados y se haría una nueva red de distribución de drenaje. Eso sí se han activado más grietas y hay riesgo de que el suelo se siga moviendo”, añadió.