Por: Ilina Muñoz

Valeria Cerezo vino al mundo en 1979 para iluminarnos con sus letras, ha sido ganadora de varios certámenes importantes en nuestro país, entre ellos el Premio Centroamericano Mario Monteforte Toledo (2015), con el cuento “La raíz”. Tiene obras tan valiosas como La muerte de Darling, La flor oscura, y Cosas más extrañas suceden en el mundo, libro de cuentos publicado a principios del 2020 por la legendaria editorial Praxis, ya disponible en el Fondo de Cultura Económica Guatemala.
Adentrarse al universo de sus cuentos es abrir las puertas del misterio, esas que con facilidad tendemos a perder entre la prisa y el humo, entre la mueca deforme de la adultez, entre el fermento de una sociedad ensordecida por el consumo. El juego del lenguaje, los sueños, y la imaginación se abalanzan sobre el cúmulo de voces ininteligibles, atrapadas en el vertiginoso ir y venir. Entablar un diálogo atento, o bien, embarcarnos en la lectura de Cosas más extrañas suceden en el mundo, es aceptar el juego de una realidad que a ratos es perturbada por los sueños.
Risas sarcásticas se desprenden del lenguaje y, altivas, se burlan del tedio de las horas, y de un aire que raras veces nos pertenece, un lenguaje que contorsiona posibilidades mediante el uso de signos y símbolos, haciendo mofa de un mundo que venera las falsedades, pero que desprecia las tonalidades del crepúsculo y de las ramas de la sombra.
Los cuentos reunidos en Cosas más extrañas suceden en el mundo se entretejen bajo un halo de misterio, sus diversos personajes dan vuelta a la página con el pretexto de alcanzar la siguiente historia, sin dejarnos ilesos. Cada personaje ensaya su carga de alegrías, sinsabores, y sobresaltos, por donde se abren vórtices a los que se asoma la invención de mundos paralelos. Se descubren posibilidades para sobrevivirle a una era globalizada.
Aventurarnos en cada una de estas historias es reinventarnos ante la mirada desesperada de alguien que no consigue empleo, de quienes se atreven a saltar sobre el caos estomacal de una constitución limitada, de quienes se aferran al lenguaje como única salvación, de la mujer que desafía al patriarcado, sin falsas consignas, con todo en su contra.
Se palpa una sensibilidad profunda en cada uno de los personajes. Asistimos a una cantina donde una mujer deshoja su tristeza frente a un desconocido, que logra sorprender aún más a quien esté leyendo. Varios de estos personajes, con sus historias, nos dejan indudablemente una huella imborrable, nos conmocionan, especialmente por la habilidad que tienen de sobrevivirle a los latigazos del destino.
Al aterrizar a En la oscuridad no se ve el humo, podemos sorprendernos por la destreza y sonoridad de este cuento, en donde la oscuridad se torna un puente confuso entre el sueño y la vigilia, lugar propicio para desconocer la utilidad de lo real.
Valeria Cerezo, a través de su habilidad con el lenguaje y de su indiscutible sensibilidad, nos lleva a redescubrir la esencia de la vida a través de los rincones inexplorados del desierto, plagados de incertidumbre.
Démonos una oportunidad y leamos Cosas más extrañas suceden en el mundo.
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Ya no hay lugar, de Doray Malica
La aventura empieza con dos amigos que van de paseo en un pequeño bote, entonces llega el conejo y deben hacer espacio para que suba, luego viene el gato, las ranas. Todos caben, aunque van muy apretados. Luego aparece el dinosaurio, quien, en su intento por subir, rompe el barco. No por esto se acaba la diversión, los pequeños amigos encuentran la forma de hacer un lugar para todos.

Monarcas, de Rutés Sébastien y Juan Hernández Luna
Augusto Solís, cartelista de cine mexicano, escribe cartas de amor a Loreleï, quien supuestamente vive en París, sin saber que las epístolas las recibe Jules Daumier, un joven repartidor de periódicos. Carta tras carta, se construye una amistad entrañable entre Augusto y Jules, quien se ofrece a buscar a Loreleï. Empieza así una epopeya que los lleva de la Europa en guerra a Hollywood, todo para seguirle la pista a aquella mujer misteriosa. Monarcas es una novela epistolar que posee el carácter trepidante del género policiaco y que recrea varios personajes reales propios de la novela histórica.

Dochera, de Edmundo Paz Soldán
Dochera es la historia de un súbito amor que reescribe el mundo. Benjamín Laredo, crucigramista de El Heraldo de Piedras Blancas, se obsesiona con una visión: una mujer de su pasado o quizá de su imaginación, a la que no vuelve a ver. La búsqueda de esa quimera vuelca el mundo esquemático de Benja. Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, Bolivia, 1967) es profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Cornell. Es autor de once novelas, entre ellas Río Fugitivo (1998), La materia del deseo (2001), Palacio Quemado (2006), Norte (2011), Iris (2014) y Los días de la peste (2017); y de los libros de cuentos Las máscaras de la nada (1990), Desapariciones (1994), Amores imperfectos (1998), Billie Ruth (2012) y Las visiones (2016).

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