La alergia inicialmente se entendió como un estado de reactividad corporal alterada. Foto la hora; Ap

Alfonso Mata

Fundamentos y problemática
La alergia inicialmente se entendió como un estado de reactividad corporal alterada. Luego se introdujo el concepto de «atopia»»enfermedad extraña» para denotar la enfermedad alérgica en humanos, y la primera clasificación clínica de alergia, distinguía entre reacciones de hipersensibilidad inmediata y retardada y más tarde se clasificaron las reacciones de hipersensibilidad inmediata en atópicas, citotóxicas e inmunocomplejas. Sin embargo, se hizo evidente que los mecanismos descritos no son por naturaleza alérgicos, sino reacciones bastante naturales que ocurren diariamente en el cuerpo humano y juegan un papel extremadamente importante en la implementación de la inmunidad antimicrobiana y el mantenimiento de la homeostasis antigénica.
Cabe destacar que en la actualidad, la alergia se entiende exclusivamente como reacciones patológicas que proceden del mecanismo de la atopia, y las reacciones inmunopatológicas de tipo citotóxico, inmunocomplejo y celular se denominan patología autoinmune. En las reacciones atópicas, se distinguen tres fases:
• inmunológica;
• patoquímica;
• fisiopatológica.

Uno de los problemas más difíciles al que no se le pone la debida atención en la farmacoterapia moderna es la alergia a fármacos o medicamentos (AM), que presenta una gran diversidad de mecanismos y manifestaciones y requiere el uso de diferentes medidas de tratamiento, lo que provoca diferentes niveles de éxito y consecuencias sobre la terapia.
La alergia a medicamentos se define como: una reacción adversa (reacción alérgica, hipersensibilidad, idiosincrasia) en condiciones de uso adecuado y correcto de los medicamentos.” Es una respuesta que se basa en mecanismos inmunitarios propios de la persona, en que interviene el medicamento como un activador de esos mecanismos.
En gran parte, el problema podría ser mejor controlado -en opinión de expertos y organismos internacionales- si los conocimientos sobre AM y su control fuera lo suficiente de parte de los médicos, para el diagnóstico y tratamiento de manifestaciones alérgicas, así como consistencia de ideas teóricas para su aplicación práctica. Pero también es un problema de divulgación científica. En general, las publicaciones científicas disponibles a menudo se relacionan con una sola manifestación de AM o un grupo de fármacos, lo que no permite desarrollar un enfoque holístico y práctico para su vigilancia y control, y no existen puntos de vista estandarizados sobre este tema
El tema tiene importancia dado que se ha estimado que entre el 6-10% de todos los efectos secundarios de los medicamentos -manifestaciones impredecibles que no ocurren con frecuencia- y que no son causadas por la acción farmacológica del medicamento. De igual manera hay que considerar que usualmente no depende de la dosis.
Doña I., Barrionuevo E., Blanca-Lopez N. et al. Trends in hypersensitivity drug reactions: more drugs, more response patterns, more heterogeneity. Investig. Allergol. Clin. Immunol. – 2014. – Vol. 24, № 3. – Р. 143-153.
Prevalencia de alergias a medicamentos
Con la síntesis de cada vez más compuestos nuevos y la estandarización del tratamiento de muchas enfermedades, la prevalencia de efectos secundarios de los medicamentos y, en consecuencia AM está aumentando progresivamente, pero no hay datos exactos sobre la prevalencia de esto en la actualidad en nuestro país. Según algunas agencias internacionales, la AM se produce, según el medicamento o grupo de medicamentos, en el 10-30% de la población, pero solo en el 3% de los casos es una razón para ver a un médico, en el 5% – hospitalización, en el 3% – cuidados intensivos y en el 12% – provoca prolongación del tratamiento hospitalario. De igual forma, según la literatura mundial, una de cada 10 personas con AM desarrolla un shock anafiláctico, que mata a uno de cada diez pacientes. En Guatemala no existen prácticamente datos sobre la prevalencia de AM, pero es muy posible que su frecuencia sea diferente, como en otros países en ciertos grupos, en particular entre los pacientes que son tratados con frecuencia y durante mucho tiempo y en personas que entran en contacto con drogas o adicciones durante el desempeño de funciones profesionales, de igual manera en función del sexo, suelen ser algunas más común en mujeres y entre pacientes adultos, pero es también preocupante la creciente prevalencia de AM en niños.
Hay varias razones para el aumento de la prevalencia de AM, desconociéndose la proporción de cada una. Estos incluyen: condiciones propias fisiológicas, polimorbilidad de los pacientes, polipragmatismo de la atención médica, combinación de medicamentos, política farmacéutica y más.
Dos cosas frecuentes
La gravedad del problema de AM en el paciente moderno, también está determinada por la polimorbilidad, que aumenta con la edad de los pacientes y se vuelve relevante para los ancianos. Los estudios en países desarrollados muestran que es muy común encontrar en pacientes de la tercera edad, que se le recetan alrededor de 5 fármacos y este número aumenta aún más con la edad del paciente. Es por otro lado frecuente, que durante una operación o un proceso de hospitalización, se usen entre 5-10 medicamentos.
Otro problema es el polipragmatismo, que se debe principalmente no a la polimorbilidad, sino a la mala coordinación de médicos de diferentes especialidades, falta de visión holística del paciente, automedicación, política publicitaria.
El lugar prominente de los antibióticos entre las causas de AM probablemente lo proporcione su uso más frecuente desde la niñez. No debemos olvidar que la sensibilización inicial puede ocurrir también al consumir alimentos y bebidas que contienen antibióticos, lo cual el paciente no adivina, y la información del etiquetado sobre la presencia de conservantes-antibióticos no siempre es cierta,
El problema a nivel nacional
Nuestro conocimiento de los efectos secundarios de las drogas y la AM es limitado y está muy por detrás de la información sobre los efectos positivos de las drogas. A esto contribuye de manera importante, la política de las empresas farmacéuticas, que durante los últimos 50-60 años no solo determinan las direcciones principales en el tratamiento de la mayoría de las enfermedades, sino que también regulan la investigación moderna, influyen en las decisiones gubernamentales en muchos países y promueven la globalización farmacológica. Los sistemas estatales de control del uso de drogas han resultado ineficaces incluso en países muy desarrollados.
En nuestro medio es claro, que el estudio de reacciones adversas a fármacos y AM no es una de las principales tareas que ejecuta el sistema nacional de salud, por lo que su investigación y análisis en este tema es pobre. En la literatura científica nacional, prácticamente han desaparecido las publicaciones que abordan el problema de los efectos secundarios de los fármacos y el AM, aunque esto no se corresponde con la relevancia y prevalencia del AM. Tampoco existe en nuestra nación, una política nacional de procedimiento para monitorear las reacciones adversas de los medicamentos permitidos para uso médico. El problema de la AM requiere la atención constante de todos los médicos – como científicos y del sistema nacional de salud.
Según la visión moderna, absolutamente cualquier fármaco con una probabilidad del 1-3% puede causar AM, aunque los más implicados son los antibióticos, anestésicos locales, vacunas, sueros, sucedáneos de la sangre, analgésicos, vitaminas, antiinflamatorios no esteroideos, otros fármacos de naturaleza proteica (hormonas, inmunoglobulinas), agentes de contraste radiológico.
Otros tipo de alergia no medicamentosa, pero si a fin
Por su frecuencia en determinados grupos de población, en esos casos no necesariamente podemos hablar de AM más bien, la alergia de la población es causada por la contaminación ambiental, el contacto constante en la vida cotidiana con diversos compuestos químicos cada vez más activos, la presencia de aditivos alimentarios en los productos y el uso generalizado de pesticidas, nitratos, hormonas y antibióticos, cuyo contacto comienza en la infancia.

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