Juan Carlos Hernández Díaz
Académico y Docente universitario

1. El método tradicional de la enseñanza de la filosofía.

Hablar hoy en día de la enseñanza de la filosofía nos remite a un grupo de estudiantes sentados sobre sus pupitres escuchando al profesor de filosofía quien, versado en la jerga de los filósofos griegos de la antigüedad y de sus predecesores, se convierte en el protagonista del proceso enseñanza aprendizaje.

Para la enseñanza de la filosofía no existe un sólo camino o método, como si fuera éste una fórmula matemática que al aplicarse dará los mismos resultados, en cualquier circunstancia dada, sino múltiples formas de abordaje sobre el conocimiento del ser de las cosas. No obstante, en general, el método que más predomina en la enseñanza de la filosofía es el tradicional, caracterizado por la centralidad en la enseñanza, el profesor, el contenido y el aula como lugar pedagógico por excelencia.

Como estudiante que fui de filosofía, padecí los embates de este método tradicional, el profesor llegaba, se ubicaba en el centro o arriba de una tarima y nosotros estábamos condenados a quedarnos abajo de la misma, en nuestros pupitres. Durante una hora y media, el profesor disertaba sobre los filósofos de la antigüedad, la edad media, la modernidad hasta los contemporáneos y más que filosofía pura, aprendíamos historia de la filosofía.

Nos aprendíamos los nombres de los filósofos, su fecha de nacimiento, vida, obras y pensamiento. Los nombres que sonaban eran los más conocidos, Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes, Jenófanes, Heráclito, Pitágoras, Parménides, Empédocles, Demócrito y los más famosos, Sócrates, Platón y el gran Aristóteles. Y como no daba tiempo estudiar todas sus obras, los profesores simplificaban su pensamiento en punteados de ideas centrales de su pensamiento, que teníamos que memorizar. Éramos como depósitos de información, domesticados a repetir lo dicho y a extrapolarlos a nuestra realidad tal cual, como si fuesen de nuestra cultura.

El método tradicional de la enseñanza de la filosofía ha sido distorsionado por los profesores académicos, al convertirse en simples repetidores de lo que dijeron los filósofos de la tradición y sus sucesores. En sus orígenes se enseñaba a pensar, argumentar, razonar, explicar, interpretar, crear, inventar, descubrir, investigar a través del diálogo, utilizando el método “mayéutico” a base de preguntas, respuestas para llegar a la esencia del ser de las cosas. Este método fue muy efectivo, debido a que, a base de preguntas, se entablaba un diálogo, una discusión, un debate, un conversatorio entre el filósofo por vocación y los filosofandos.

Hay que recuperar el método tradicional de la enseñanza de la filosofía, y volver al espíritu fundador de los filósofos y filósofas (Hipatia), que no sólo eran hombres unidisciplinarios, sino multidisciplinares. Conocían de matemática, geometría, astronomía, medicina, geografía, poesía, historia entre otras ciencias. No eran teóricos “sofistas”, es decir que, no se limitaban a la enseñanza en un aula, sino que viajaban, eran curiosos, investigaban otras culturas que habían brillado en otros tiempos y cuyo esplendor aún se respiraba en el ambiente.

Es por eso por lo que el método tradicional, “no sofista” de la enseñanza de la filosofía, no ha de reducirse a explicar e interpretar el mundo, sino a transformarlo, no debe enseñar una filosofía teórica que forme pensadores teóricos y que hagan al mundo a su imagen y semejanza. Más bien, el método tradicional originario, ha de formar en una filosofía que camina con los pies sobre la tierra, no para simplemente describirla, sino removerla, transfigurarla, reconfigurarla, de construirla, restituirla y reconstruirla.

El método tradicional “no sofista” de la enseñanza de la filosofía no riñe con las nuevas tendencias pedagógicas devenidas del siglo XVIII hasta nuestros días, al contrario, se complementan y confluyen en sus medios y fines, el cual es formar pensadores críticos influyentes en el entorno inmediato para su cambio y transformación. No se trata de enseñar lo que otros han dicho, sino de explorar lo que no han dicho a partir de lo que observo, veo en la circunstancia que me es dada y generar nuevas maneras de entender, comprender e interpretar la cosa, el objeto dado en la experiencia de la vida diaria.

2. Tendencias metodológicas actuales, la integración de las TICS en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Actualmente las tendencias de metódicas de la enseñanza que están predominando en los ambientes de aprendizaje a todo nivel educacional, desde kínder hasta la educación superior universitaria, son las que aparecieron desde principios del siglo XX. De acuerdo con María Eugenia Paniagua, de la Secretaría General de la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana, los cuatro exponentes del llamado enfoque constructivista y socioconstructivista son: Vigotsky, Piaget, Ausubel y Novak.

De acuerdo con Paniagua, para el ruso Vigostky (1896-1934) la sociedad y la cultura son determinantes en los procesos de aprendizaje, de tal manera que los profesores han de considerar el modelo de sociedad y la cultura donde se está desarrollando sus procesos educativos. El ser humano es por naturaleza un ser social, ya que desde la infancia sus aprendizajes están condicionados por la sociedad en que se desenvuelve, a pesar de vivir en un país, este posee diversidad cultural.

Cada estudiante lleva en sus espaldas la sociedad y la cultura donde ha crecido, cada estudiante es un reflejo de la sociedad y la cultura en pequeño. Y por sociedad entendemos al conjunto de personas que interactúan y se interrelacionan unos con otros aportándose unos a otros enseñanzas y aprendizajes que van contribuyendo al incremento del conocimiento teórico y práctico.

En estos procesos de imitación y asimilación, el lenguaje juega un papel clave y fundamental en el planteamiento de ideas, preguntas, dudas, afirmaciones, instrucciones, aprendizaje de conceptos, categorías, pensamientos entre otros. Para Vigotsky, la enseñanza-aprendizaje abarca todos los ámbitos de la vida social, desde la familia, el trabajo, el barrio, la comunidad, las faenas diarias, la iglesia, la escuela, la política, la economía, entre otros.

Prosigue Paniagua afirmando que, para el suizo Jean Piaget, (1896-1980) los seres humanos por naturaleza somos poseedores de una estructura cognitiva mental, debido a que genética y biológicamente nuestro cerebro está constituido por un sistema complejo capaz de asimilar nuevo conocimiento, adecuarlo a nuestra estructura mental para adquirir niveles cada vez superiores de conocimiento.

Por naturaleza, los seres humanos poseemos cierto grado de interés y motivación para aprender cosas nuevas, pero el reto del profesor es aprovechar ese motivo para que el aprendizaje sea significativo. De ahí la importancia de partir de los conocimientos previos, conocer las motivaciones y expectativas de los estudiantes para que la enseñanza tenga acopio. Los grados de motivación e interés van a ir aumentando en la medida que los profesores utilizan métodos que les permitan manipular objetos, moverlos, transformarlos, variarlos, modificarlos y darles diferente sentido para que tengan sentido para él o ella.

Ello le permitirá experimentar, vivenciar en carne propia las intuiciones categoriales, como dijera Husserl, que dé como resultado la capacidad de inferir, teorizar, analizar, discutir, debatir y lograr nuevo conocimiento, nuevos esquemas y estructuras mentales. Explicación es sinónimo de entendimiento, comprensión.

Para Paniagua, el estadounidense, David P. Ausubel (1918-2008) en la misma línea que los anteriores, acuña el concepto de aprendizaje significativo, afirmando que los nuevos conocimientos le van a ser significativos a los estudiantes en la medida que los relacionen con los conocimientos previos que ya tenían. De ahí la importancia de que los profesores de filosofía entreguen el material de estudio con tiempo anticipado para que los estudiantes tengan la oportunidad de autoaprender y llegar al aula, con conocimientos previos.

El estudiante tendrá la posibilidad de darle significatividad lógica secuencial a los conocimientos a través de una estructura conceptual y mental y significatividad psicológica, en la medida en que relaciona los conocimientos previos con los nuevos.

En la misma línea, Paniagua agrega a otro estadounidense, Joseph Novak (1932) descubrió que los seres humanos en nuestros procesos de aprendizaje elaboramos mapas mentales que nos permiten estructurar la información, que luego será asimilada de manera ordenada. En la práctica de nuestra vida cotidiana, las personas de manera inconsciente elaboramos mapas mentales, porque nuestro cerebro lo permite. Lo único que tenemos que hacer es graficar dichas ideas a través de un mapa visible y lo que expresemos será la evidencia de lo que realmente sepamos, conozcamos o habremos aprendido y comprendido, hasta haberse constituido en pensamiento, lo que evidenciará el aprendizaje significativo.

Dos actitudes podemos asumir los profesores de filosofía: o nos aferramos a la cultura sólida del siglo XX o nos mudamos a la cultura líquida y fluida del siglo XXI. Una de dos. Hoy por hoy ya no podemos seguir pensando que se enseña filosofía sólo en el aula y que el profesor de filosofía tiene la preeminencia del conocimiento. En la sociedad del conocimiento, este está disperso y brota a borbotones a través de las TICS, tan así que hoy se habla de educación virtual o e-learning y b-learning o semipresencial, combinación de sesiones presenciales-virtuales.

Los profesores de filosofía tenemos una gran cantidad de recursos didácticos en línea, a través de herramientas e instrumentos software de los cuales podemos echar mano para el logro de nuestros objetivos pedagógicos. Podemos sugerir sitios de páginas web donde se encuentran las obras de los filósofos antiguos y sus predecesores, bibliotecas virtuales de filosofía como la de Miguel de Cervantes, Biblioteca Ágora Virtual, biblioteca clásicos de la filosofía.

La nueva metódica de la enseñanza de la filosofía tiene el desafío de transferir conocimiento sobre el uso adecuado de dichas herramientas para pensar críticamente los contenidos filosóficos. De tal manera que tanto el profesor como los estudiantes utilizarán medios de comunicación sincrónica y asincrónica para abordar y desarrollar los contenidos del curso. Como medios sincrónicos podemos utilizar los foros, el chat, Facebook, Twitter y Blackboard colaborate para sesiones virtuales. Como medios asincrónicos, el Wiki, el blog, webcam, Google Drive, mapas conceptuales y Educaplay donde podemos encontrar herramientas para construir mapas conceptuales, crucigramas, falacias, construcción de razonamiento lógico.

Pero al enfoque constructivista y socioconstructivista de los procesos de enseñanza-aprendizaje de la filosofía mediada por las TICS queda incompleta si no se incorpora la metodología de la educación popular, que le aporta la perspectiva de la educación liberadora desde la múltiple perspectiva de clase, género, pueblos originarios y naturaleza, como veremos en el próximo apartado.

3. Fusión de las TICS y la Educación popular en los procesos de enseñanza aprendizaje de la filosofía.

La educación popular no se puede reducir a una simple definición como de costumbre, puesto que sólo puede entenderse a partir de la práctica pedagógica liberadora, según Carlos Núñez. En este sentido, ésta no sólo se nutre de la pedagogía o de lo que dicen y han aportado los pedagogos a partir de su práctica docente dentro de las aulas, (Vigotsky, Freinet y Piaget) entre otros, sino de la práctica política liberadora de los movimientos sociales y comunitarios.

La educación popular aporta a las teorías de aprendizaje constructivista y socioconstructivista, su metodología conocida como Concepción Metodológica Dialéctica (CMD), la que, según Oscar Jara, parte en un primer momento de la práctica, constituida por: las percepciones, contexto social y experiencia personal vivida. En un segundo momento, reflexionarla a la luz de lo que dice la teoría, a efecto de conceptualizarla y profundizarla, y finalmente en un tercer momento, regresar a la realidad para transformarla, cambiarla, liberarla en función de construir un mundo más humano y justo.

La CMD, no se reduce a un conjunto de técnicas, procedimientos, herramientas y materiales didácticos, sino que constituye un sistema articulador de lo particular con lo general, lo objetivo con lo subjetivo, lo concreto con lo abstracto, la práctica con la teoría, lo esencial con lo aparente, lo racional con lo emocional y simbólico, lo local con lo nacional y global.

La CMD coincide con los planteamientos de los teóricos del constructivismo y socioconstructivismo, tanto en cuanto, los educandos poseen ya conocimientos previos nacidos de su experiencia, su vivencia y contacto con la realidad que les circunda y la viven día a día. Por otro lado, la CMD, si toma en serio que el primer paso para la enseñanza – aprendizaje ha de ser partir de la realidad, del contexto en que viven los sujetos pedagógicos. Por lo tanto, la metódica no está centrada en el profesor, ni en los contenidos, ni en los recursos, ni en los métodos, sino en los procesos dialécticos de aprendizaje.

La CMD de la educación popular coincide con lo dicho por el doctor Gallo, parafraseando a Karl Marx, de que filosofía ha de caminar con los pies sobre la tierra y no de cabeza, con las ideas hacia abajo. También coincide con lo dicho por Zubiri reflexionando sobre la fenomenología de Husserl, de que la filosofía ha de partir de las cosas hacia la filosofía y no viceversa.

La educación popular no riñe con las TICS, puesto que estas se constituyen en técnicas, herramientas, instrumentos y medios para el logro de fines pedagógicos, en función de una temática específica y acorde a los rasgos característicos de los sujetos pedagógicos. (Jara: 23) Así la educación popular, dentro de la CMD, sugiere el uso de una diversidad de técnicas que pueden ser útiles, y que van desde las vivenciales hasta las visuales. Dentro de las vivenciales, propone: técnicas de animación, análisis, actuación, auditivas y audiovisuales. Dentro de éstas últimas entran muy bien las TICS, por ser herramientas multimedia que juegan con imágenes, sonido y texto.

4. A manera de conclusión. Tareas de los profesores de filosofía del siglo XXI.

* No reducir la enseñanza de la filosofía a la transmisión de una historia de la filosofía desde un enfoque puramente descriptivo y repetitivo de las ideas y pensamientos de los clásicos y sus sucesores (sofismo), sino recuperar, el método tradicional de enseñanza de la filosofía basada en el diálogo, la pregunta, el debate, la discusión, el conversatorio, el coloquio para llegar juntos a una proximidad de la verdad de las cosas.

* Integrar grupos de investigación que se dediquen a profundizar sobre el tema de la metódica de la enseñanza-aprendizaje de la filosofía, aprovechando los aportes de las nuevas tendencias pedagógicas del siglo XX aún vigentes.

* Impulsar reformas al currículo del pénsum de filosofía que incorpore un curso sobre metódica de la enseñanza de la filosofía, con los enfoques constructivista-socioconstructivista y de educación popular, a efecto de que las nuevas generaciones de profesores de filosofía puedan integrar formas de enseñanza – aprendizaje innovadoras.

* Replantearnos no sólo cómo enseñar la filosofía, sino desaprender lo que aprendimos sobre la enseñanza de la filosofía, y qué es ser profesor de filosofía para crear nuevos paradigmas conceptuales de enseñanza aprendizaje.

* No quedarnos fuera de la realidad virtual, no se trata sólo de integrar las TICS a los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino de integrarnos a las TICS con actitud crítica-constructiva. Es decir, no integrar las TICS a la enseñanza – aprendizaje de la filosofía, sólo por el hecho de estar de moda en los ambientes académicos, sino de agregarles contenido liberador y transformador de la realidad, desde el enfoque interseccional, que integra la perspectiva de clase, género, pueblos originarios y defensa de la naturaleza.


PRESENTACIÓN

Parece un despropósito escribir sobre la enseñanza de la filosofía en un mundo en el que la disciplina ha perdido adeptos y sufre comatosa fuera de los centros educativos y universidades. Solo es un amago, porque ese saber particular que finalmente nunca ha sido para el amplio público, se revigoriza con el reconocimiento de su necesidad para la formación crítica de la sociedad.

Por ello, para La Hora es importante la reflexión alrededor de esa ciencia sui géneris con la certeza de que puede ser base para la transformación política del país y generadora de un carácter reorientador de nuestra cultura. Esa es la idea de ceder la palabra al profesor universitario e investigador, Juan Carlos Hernández. Creemos que es importante la enseñanza de la filosofía y su divulgación.

En el texto, Hernández, ofrece claves para entender la enseñanza desde la óptica de los grandes maestros de la pedagogía y sugiere pautas para la incorporación de la tecnología en las aulas. Critica la didáctica tradicional y sugiere nuevos modelos con la intención, no de perder el tiempo infantilizando la crítica filosófica, sino dinamizando la mente a través del trabajo grupal y las herramientas del universo digital.

Por otro lado, el intelectual abona en la idea de que la filosofía debe ser capaz de transformar el mundo e incidir, consecuentemente, en la sociedad.  Con ese propósito, desafía a los profesores para que lo hagan, con la convicción de que la filosofía debe ser capaz no sólo de anunciar una nueva realidad, sino de gestarla desde la praxis. Sin duda, ese pensamiento puede favorecer entre los estudiantes un nuevo interés e impulsarlos a un estudio más apasionado y comprometido.

Presentamos a nuestros lectores, adicionalmente, el ensayo de José Manuel Fajardo en el que propone la superación de un estado desigual a favor de una justicia sin privilegios.  Y concluimos con textos de creación artística y crítica de arte para la generación de pensamiento y provecho lúdico de nuestros lectores. Que disfrute la edición tanto como nosotros lo hemos hecho. Hasta pronto.

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