Por: Mabel Coxolcá García (15 años)
Seguramente muchas personas al igual que yo queremos escapar de la realidad y visitar un mundo totalmente diferente al que estamos acostumbrados. Buscamos explorar y descubrir una infinidad de cosas y la mejor forma de hacerlo es con la ayuda de un libro. Podríamos tomarlo como un transporte o una máquina del tiempo.
Durante el tiempo de interna en el Instituto Indígena Nuestra Señora del Socorro, en el municipio de San Andrés Semetabaj, Sololá, los libros del Fondo de Cultura Económica se convirtieron en una compañía agradable para mí, debido a la variedad de historias que contienen. Leí varios: entre ellos Acuérdate de Acapulco (Rosa Beltrán); El profesor Ziper y las palabras perdidas (Juan Villoro); Miedo (Kevin Broooks); El cristal con que se mira (Alicia Molina); Y si nos escapamos (Mónica Lavin) y Muerto de miedo (Anthony Horowitz). Con un poco de imaginación te sientes como uno de los personajes de las historias.
Divisamos La región más transparente de la mano de Carlos Fuentes
Durante mi estancia en el internado la paso muy bien. Conocí personas que ya forman parte de mi círculo de amistades, amigas que son muy buenas conmigo. Lo he llegado a considerar como un hogar. Al principio tuve miedo de ir al internado porque los años anteriores fueron diferentes por la pandemia, pero todo cambió y con el transcurrir del tiempo, las cosas se normalizaron poco a poco. Este será mi segundo año de interna, también el último de mi ciclo básico y es una avalancha de emociones las que me invaden. Me siento emocionada reencontrarme con mis amigas. Hace un buen tiempo que no las veo. También extraño mis clases, los profesores explican los temas de una manera increíble. Espero con ansias volver y crear nuevos recuerdos. Será divertido.
Algo que me pareció muy bueno es que los estudiantes aman la lectura y el ajedrez. En cierta manera es interesante, debido a que la mayoría de jóvenes, en la actualidad prefiere los videojuegos. Seguramente ellos también se entretienen un largo rato leyendo y adentrándose a otros mundos.
De los libros que he leído hay algunos que me gustan más que otros. Hace unos cuantos años leí Diario de Ana Frank, que hasta la fecha es uno de mis favoritos. Me quedé impresionada por el gran talento que ella tenía: plasmar tus ideas o expresarte no suele ser tan fácil. Entre los libros del Fondo que leí hay uno titulado Suerte, escape del Holocausto, de Uri Shulevitz. Este rápidamente lo relacioné con la historia de Ana. Uri, al igual que Ana buscaba salvarse de la guerra y atravesó diferentes dificultades, ambos sufrieron mucho y de solo imaginar todo lo que pasaron te quedas impactado. Me hubiera encantado que Ana lograra salvarse, así como lo hizo Uri. Gracias a que él logró salvarse pudo contarnos sus desgarradoras vivencias. Es de admirar lo valientes que fueron. Sin duda nos dejan lecciones que duran toda la vida.
Es una sensación muy linda terminar un libro y quedar encantada con todo lo que menciona. En 2022 en ocasiones no tenía mucho tiempo para leer, debido a las actividades académicas por lo que aprovechaba los viernes y los fines de semana. Esos días tuve un espacio más amplio para leer y lo disfruté. Me pasé horas leyendo, el tiempo se iba volando.
En el instituto tenemos un club de ajedrez, al que me gusta asistir. Es divertido jugar con diferentes estudiantes y aprender múltiples jugadas. Cada una tiene una esencia. También hay equipos de baloncesto y de fútbol. Me gustaría que un día se creara uno de lectura y así poder compartir todo lo que piensan unas con otras.
Quisiera que los jóvenes tengan el hábito de leer. Desafortunadamente muchos no pueden porque no cuentan con los recursos para adquirir un libro. Por otro lado, están los que simplemente no quieren, se me hace algo injusto. Ojalá algún día eso cambie.