Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Antes de la Semana Santa el presidente Morales afirmó que era un invento el problema de la falta de suministro para los agentes de la Policía Nacional Civil movilizados para cubrir las eventualidades durante el feriado de la Semana Mayor y agregó que el medio que había publicado los informes sobre el problema tenía que reconocer públicamente que había sido engañado. Fue cabalmente La Hora el medio que estuvo preocupado por el problema que afectaba a miles de agentes y hoy podemos afirmar que nadie nos engañó y que las publicaciones hechas tenían sólido fundamento como quedó demostrado por las penas que pasaron miles de agentes que, si mucho, recibieron una botella de agua.

El Presidente sabe de manera directa que no nos pesa reconocer cuando hemos cometido algún error y que sabemos pedir las disculpas correspondientes. Ningún medio es infalible y todos estamos expuestos a cometer errores, pero en el caso de los alimentos no sólo escuchamos a fuentes confiables de la misma PNC, sino que además se hizo contacto específicamente con las empresas que las autoridades señalaron como responsables de proveer raciones para aquellos elementos que fueron movilizados a los sitios de mayor movimiento y en todos los casos corroboramos que no habría abastecimiento y que la información era exacta; tristemente, los hechos confirmaron lo que se había publicado.

De suerte que ahora le corresponde al presidente Jimmy Morales reconocer que el engañado fue él y que los funcionarios que le aseguraron que todo estaba resuelto le mintieron de manera burda y descarada a sabiendas de que no podrían cubrir todas las necesidades del servicio. Así como reclamó que La Hora hiciera una evaluación de los hechos y que reconociera que había sido engañada si fuera el caso, ahora reclamamos de él la hidalguía y consecuencia no hacia nosotros como medio, sino consecuencia con aquellos agentes que fueron desplazados a lugares remotos sin recibir la alimentación necesaria ni las facilidades para dormir de manera digna y propia de su condición de seres humanos.

Pero más que eso es tiempo de que el gobernante reconozca que ha sido manipulado por sus aliados en el esfuerzo por acabar la lucha contra la corrupción y que diga si fue informado con claridad y precisión del papel que el Ministro de Gobernación jugaba al servicio del alcalde Álvaro Arzú. Que reconozca, con seriedad, la manera en que ha sido utilizado por esa perversa alianza de corruptos para detener el avance de los esfuerzos por llevar ante la justicia a todos aquellos que han aprovechado los vicios del sistema para enriquecerse mediante la apropiación de los recursos del Estado.

En La Hora no hubiéramos tenido ningún empacho en reconocer si nos equivocamos porque lo hemos demostrado a lo largo de los años con hechos muy concretos, de la misma manera en que el Presidente ha demostrado en su corta pero tormentosa vida pública que no tiene la necesaria hidalguía para admitir cuando mete la pata o cuando se deja manosear por algunos de sus allegados.

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