Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

Tengo que reconocer que antes no tuve la oportunidad de saber a fondo su significado, hasta que varios amigos me hicieron llegar información por la vía de correos electrónicos relacionados con mis últimos artículos publicados derivados a que el actual gobierno y muchos de los anteriores caben perfectamente dentro de su definición. La Real Academia de la Lengua Española registra que kakistocracia proviene del griego antiguo, acuñado por Michelangelo Bovero, profesor de la cátedra de filosofía política de la Universidad de Turín, Italia, para calificar a un gobierno de los peores; el estado de degeneración de las relaciones humanas en que la organización gubernativa está controlada y dirigida por gobernantes que ofrecen toda la gama, desde ignorantes y matones electoreros, hasta bandas y camarillas sagaces, pero sin escrúpulos. ¿Alguna coincidencia con el actual, recientes o pasados gobiernos de Guatemala? Creo sinceramente que el lector puede tener más capacidad que yo para dar la mejor respuesta.

Pero ello no significa que no valga la pena comentar que el término kakistocracia, lo tratan muchas obras enciclopédicas como el Diccionario de Sociología, en su primera edición registrada por Philosophical Library Inc. con una definición bastante parecida a la antes citada por la Real Academia. ¿Qué coincidencia verdad? Que algo tan similar le haya tocado sufrir a la población guatemalteca, en vez de haber disfrutado de los mejores gobiernos o del esfuerzo del trabajo político de personas competentes e íntegras que no se aprovecharan del poder, pues estoy seguro que gente con tan valiosas características no son escasas en nuestro país, al contrario, creo que abundan, pero que las circunstancias y las condiciones imperantes han ido alejándolas para no sacrificar su prestigio y sus actividades privadas, las que producen honestas y provechosas satisfacciones personales.

“No hay peor ciego que el que no quiere ver”, dice el refrán, a todos consta que una amoral y generacional camarilla politiquera se fue enquistando en los puntos claves del poder, hasta alejar por completo a tantos valiosos profesionales, empresarios, como hombres y mujeres de bien quienes, como la licenciada Thelma Aldana, prefirió declinar la oportunidad de poder ser reelecta aun manifestando que respetaba su fiel creencia en la alternancia en los puestos públicos, excusa que a mi juicio es muy válida, prudente y también visionaria. De esa cuenta es que vuelvo a caer en el eterno círculo vicioso, pues sin valores y principios, así se implanten cinco “CICIGS” vamos a continuar en la eterna confrontación de frente a una kakistocracia causante de nuestros males, hasta que podamos contar con una mayoría ciudadana bien formada y capacitada para poder asumir con responsabilidad el derecho a elegir y ser electa.

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