Eduardo Blandón

«Quando pregate dite Padre Nostro».  Así se llama el libro recién publicado por la editorial Rizzoli y que se vende como pan caliente en las librerías italianas, gracias a un público siempre deseoso de conocer el pensamiento del Papa Francisco.  El texto, que lleva por subtítulo «una reflexión inédita de la oración que Jesús regaló a sus discípulos», es una entrevista realizada por Marco Pozza, un reconocido teólogo, capellán de Padova, al Pontífice, en un programa televisivo de la RAI.

Dado que soy un romántico de las cosas de la Iglesia, me lo he leído en un par de sentadas y debo decir, para el mundo católico, que es una hermosa obra que atestigua el valor de la oración cristiana explicada con un lenguaje sencillo, ciertamente pensada para el gran público.  En éste, el Pontífice argentino descubre el significado de cada parte de la oración y subrayando los elementos que le parecen importantes, lo actualiza según la realidad de nuestros tiempos.

Por su parte, el joven teólogo (apenas 38 años) va compartiendo su propia experiencia en las cárceles, no solo para provocar la respuesta del Papa, sino para manifestar su propia interpretación de un texto evangélico revisitado y del que puede parecer suficientemente explorado.  El resultado, como ya lo he dicho, es una reflexión eficaz para la feligresía que necesita el coraje para vivir la vida cristiana.

Una de las primeras reseñas que apareció del libro fue la publicada por el «Corriere della Sera», un texto que destacó el tema de la vergüenza y su valor, según lo dicho por el jerarca de la Iglesia.  El Papa dice que el Evangelio habla de ese sentimiento que para los cristianos puede ser incluso salvífico:  «La vergüenza es una gracia», afirma.

Lo explica citando tres pasajes evangélicos.  El primero, alude a Pedro que, al negarlo por tercera vez, siente la mirada de Jesús y se avergüenza.  Seguidamente, se refiere al pasaje del buen ladrón: «Nosotros estamos aquí, dice al compañero de desventura, porque hicimos cosas malas e injustas, pero este pobre inocente no tiene culpa».  En este caso, el Papa comparte con san Agustín que «gracias a esa vergüenza se robó el cielo».  Por último, se habla de la vergüenza no superada de Judas:  «he pecado porque he traicionado sangre inocente».

«Estos tres personajes de La Pasión de Jesús me ayudan tanto.  La vergüenza es una gracia.  En nuestro país, Argentina, una persona que no sabe comportarse y hace cosas malas es un ‘sin vergüenza».

El libro no necesita publicidad porque, como ya he dicho, el Papa tiene su propio público cautivo.  Si escribo sobre el tema, es para compartir desde el espacio de mi desvencijada fe, los valores que aún percibo del universo cristiano y que aún considero vigentes en una sociedad cada vez más huérfana, según el propio pastor romano.

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