Sin perder ni un solo día, el embajador Luis Arreaga arribará el martes a Guatemala para asumir su cargo y el miércoles presentará sus cartas credenciales al presidente Jimmy Morales para quedar debidamente acreditado como representante de Estados Unidos en nuestro país. Siempre la figura del Embajador norteamericano ha sido de gran importancia porque somos un país que está en el área de influencia directa de Washington, pero a partir del fenómeno migratorio, que tiene tanto que ver con las condiciones deterioradas de la calidad de vida aquí como resultado de tanta corrupción e ineptitud, es evidente que hay mucha preocupación por el descalabro de la institucionalidad y de esa cuenta la agenda de Estados Unidos se ha centrado desde hace algún tiempo en el tema de la falta de transparencia.

Y coincidió ese interés de Washington con el establecimiento en Guatemala de la Comisión Internacional Contra la Impunidad que vino a dar golpes que evidenciaron cuán profunda es la contaminación causada por los vicios de la corrupción que llega al ex tremo de haber provocado la cooptación del Estado.

Ya el Embajador Todd Robinson jugó un papel protagónico en estos años de destape de la corrupción y su aporte fue muy valioso, tanto que se ganó la antipatía de todos los pícaros en el país porque actuó con firmeza en la promoción de acciones en busca del imperio de la ley y para contrarrestar el esfuerzo que estaban haciendo los grupos mafiosos para realizar cabildeos en Estados Unidos en contra de lo que acá hacen la CICIG y el Ministerio Público. Cabildeos que no fueron únicamente de los diputados y de la gente de Jimmy Morales, sino que emprendieron hace varios meses importantes figuras del sector privado que fueron a Washington a reclamar por las “injerencias” que atribuían al gobierno de Obama, confiando en que el ascenso de Trump se iba a traducir en el fin de la lucha contra la corrupción en nuestro país.

No entendieron que a Estados Unidos le preocupa nuestra debilidad institucional por el riesgo que representa para su misma seguridad interna porque en la medida en que aquí todo gire alrededor de la corrupción, cualquiera puede usar a Guatemala como refugio porque todo se puede comprar, desde pasaportes e identidades hasta protección como la que reciben los narcos.

Por ello es que la forma inusualmente veloz en que se produce el acreditamiento del Embajador Arreaga es una muestra de que viene a poner manos a la obra sin dilación ni tardanza en medio de la crisis que estamos viviendo

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