El caso de Hogar Seguro Virgen de la Asunción era ya una de las más trágicas historias que se han vivido en el país y ahora, cuando en la audiencia de ayer se conocieron detalles de lo sucedido durante los dos días que se extendió la crisis, es cada vez peor el sentimiento de indignación, cólera y tristeza.

Como hemos dicho en varias oportunidades, este caso es especial para La Hora a partir del intenso trabajo que hizo Mariela Castañón para denunciar y casi implorar por ayuda ante los abusos que se cometían a lo interno de dicho hogar de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia de la República.

Escuchar que la decisión de las autoridades fue colocar en un cuarto en el que podrían dormir 11 personas a las 56 jóvenes, es una demostración de la inhumana forma de tratar a dichas mujeres. Hay quienes han dicho que “seguro que no eran angelitos” dichas menores. Para nosotros, simplemente son adolescentes que estuvieron encerradas sin acceso a agua, servicios sanitarios ni formas para pernoctar en ese mínimo cuarto.

Aun sin la tragedia del incendio, los responsables de la SBS deberían estar procesados por ese trato hacia las jóvenes mujeres. Por supuesto, también se debe continuar con las investigaciones sobre las denuncias de trata, violencia sexual y física que se tienen desde antes.

Los tiempos entre que se inició el incendio en la mínima habitación, el aviso a los cuerpos de socorro con información errónea que no creemos que haya sido accidental y que terminó con una extremadamente tardía llegada de los apagafuegos, nos obliga a pensar que lo que sucedió tendrá muchas peores consecuencias de las que sabemos hasta ahora.

Durante la audiencia de ayer, se escucharon los sollozos de quienes estaban presentes en la sala del Juzgado, escuchando los detalles de la tragedia. Ese mismo sollozo y una carga inmensa de vergüenza deberíamos sentir como sociedad de haber permitido que esto pasara y, peor aún que haya quienes quieran buscar justificaciones irracionales al respecto.

Si se pudiera revivir cada detalle de lo sucedido, veremos que hubo excesos que ya son de escándalo con lo que se va sabiendo. Es una tragedia que pudo haber sido prevenida y se nota que todo esto es el resultado de una terrible e inhumana forma de tratar a jovencitas que, independientemente de su situación, eran menores de edad bajo la custodia del Estado.

Cada vez es peor esta tragedia. Solo de escuchar los testimonios y de verificar la acusación, el dolor y la indignación crecen.

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