Marco Tulio Trejo Paiz
En tanto no esté arrellanado en la mullida poltrona, de la poltrona que suscita ambición y desvelos a los grupos inmersos en la politiquería de los Estados Unidos de América, debe dejarse en paz a Mr. Donald Trump, por cuanto es prematuro atacarlo sin juzgarlo por lo que pueda hacer o deje de hacer.
Es obvio que por de pronto el presidente electo esté planificando sus funciones presidenciales, ¡y vaya que son como para no dormirse en la Casa Blanca que dejará Barack Obama, su ilustre esposa y sus hijos!
Son delicados y muchos lo problemas que tiene que afrontar, nacionales e internacionales, el nuevo gobernante de la colosal superpotencia, la más poderosa del planeta-Tierra, pues tiene un ejército capaz de hacer añicos a los países que intenten osar irresponsablemente con los armamentos que se han inventado en varias décadas de las postrimerías del siglo pasado y en el transcurso de la violenta centuria que estamos viviendo en una situación que puede ser considerada como preludio de lo indeseable, como es una amenaza belicista que sería la peor de la Primera y de la Segunda guerras mundiales. Muy mortíferas y de gran destrucción por cierto.
En los principales y más influyentes medios de comunicación, de los países, incluida Guatemala, abundan los comentarios sobre el presidente electo norteamericano. Algunos comentaristas dan rienda suelta a la libertad, lo que no ocurre en los estados liberticidas como los que existen en unos cuantos países de América Latina; en el de los Castro (Cuba comunista), en la Nicaragua también comunizada de Daniel Ortega, y en otras regiones del mundo.
Paciencia, piojo, se dice en lenguaje coloquial chapín.
Esperemos qué actuación tendrá Mr. Trump en su administración y, entonces, veremos hacia dónde se irá. Ojalá que sea capaz de gobernar exitosamente en genuina democracia y dando al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
El amigo Juan Pueblo dice que Mr. Trump puede darnos una buena sorpresa en el ejercicio de sus funciones.
