Si en cualquier lugar del mundo ocurriera algo similar a lo que en Guatemala está sucediendo en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, que de “seguro” no tiene más que el nombre, de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia, seguramente que las mismas autoridades y la presión popular generarían una intensa investigación de los abusos que se cometen contra menores de edad que supuestamente son acogidos tras haber sufrido “violencia física, psicológica y sexual, con discapacidad leve, abandono, niñez en situación de calle, con problemática adictiva, víctimas de trata con fines de explotación sexual comercial, laboral o económica y adopciones irregulares”, según el galimatías del sitio en internet de la SBS.

Más que un centro de protección y cobijo para las víctimas de cualquiera de esas lacras, ese Hogar se ha convertido en proveedor de materia prima para degenerados que se aprovechan de esos jóvenes y no solo los usan, sino que los explotan.

La Hora ha realizado intensa cobertura del problema que se da en esa dependencia de la Secretaría de Bienestar Social y nos atrevemos a afirmar que hay complicidad, aunque sea por indolencia, de las más altas autoridades al tolerar que ocurran todas las desgracias que en sucesivos trabajos periodísticos han quedado plasmadas en nuestras páginas. La periodista profesional encargada de la cobertura, con amplia experiencia y acostumbrada a trabajar en contacto permanente con los mayores dolores humanos, desde la pérdida de la vida del ser humano hasta pérdidas materiales irreparables, todo ello producto de crímenes que se cometen a diario en el país o de desastres naturales, se siente totalmente frustrada y acongojada por lo que está ocurriendo pero, sobre todo, por la actitud de las autoridades, tanto de la fiscalía a cargo de la investigación, como de la misma Secretaría de Bienestar Social, donde también aterrizó parte de lo que ahora se conoce como “la Tropa Loca”, es decir la gente afín al presidente que no parece tener idea de su enorme responsabilidad. La encargada de estos hogares de protección viene del mundo de la farándula y no repara en el daño irreparable, léase bien, que están sufriendo esos menores.

Nuestro afán por reportar estos hechos verdaderamente dolorosos y dramáticos no es la de generar ni morbo ni amarillismo, sino contribuir de verdad en la búsqueda de soluciones a problemas graves del país. Es la línea de este diario y la mística de quienes aquí laboran. Por ello demandamos de las autoridades que cese la indiferencia ante los desmanes en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción y que se castigue a los responsables.

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