Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Ayer millones de guatemaltecos empadronados tuvieron el derecho de elegir y de ser electos. Paulatinamente, las elecciones en nuestro país han mejorado en numerosos sentidos, se descentralizó las mesas electorales acercándolas a los electores, haciendo viable el voto especialmente en las aldeas según el número de empadronados que puedan concurrir a votar.

Las fechas de elección en septiembre y octubre respetan que muchos guatemaltecos que se dedican a las actividades agrícolas puedan votar al encontrarse en sus respectivos distritos electorales y no trabajando en recoger las cosechas de caña, café, cardamomo y demás.

Adicionalmente, son miles de miles los ciudadanos que voluntariamente integran las juntas electorales, presiden y supervisan las mesas de elección, dando un testimonio que evita fraudes y abusos. Son varias las elecciones que han sido verificadas por miles de observadores internacionales y nacionales, especialmente de la Organización de Estados Americanos, que se distribuyen por todo el territorio nacional.

Sin duda alguna en los próximos meses se tendrán que actualizar las normas que contienen la Ley Electoral y de Partidos Políticos y con ello lograr más transparencia y respeto al contenido de la misma, especialmente por parte de las organizaciones políticas, que también deberán reducirse en número para el bien de la democracia y ser entidades de derecho público, que no se activen sólo cada cuatro años, sino que sean verdaderos agentes de educación cívica y de búsqueda de desarrollo político y social, para que la democracia interna haga y permita que en los municipios, en los departamentos y a nivel nacional los ciudadanos que propongan como candidatos sean representativos, de principios y conceptos políticos, económicos y sociales, que busquen el bien común nacional y no la obtención de un puesto público donde no contribuyan al desarrollo de los municipios, que actualmente cuentan con suficientes recursos provenientes de los impuestos nacionales y de las tasas y contribuciones que también recaudan en su jurisdicción.
Lo mismo debe producirse en el Congreso para que cada uno de los diputados distritales sean electos por nombre y apellido y se conviertan en verdaderos representantes de quienes los eligieron, buscando así la solución de las numerosas necesidades locales y nacionales.

En cuanto al presidente y vicepresidente que queden electos, deberán comprender que permanentemente deben de informar de su gestión, de la recaudación y del uso transparente de la misma. También deben de saber que es una obligación política concurrir personalmente a presentar los informes que sean necesarios al Congreso, donde descansa la soberanía del pueblo.

Cada evento electoral debe ser una escuela de civismo, que permita que la población sienta que está ejerciendo y siendo parte de la democracia y que el producto de la misma es la representación de la voluntad de las mayorías y de las minorías, para que así, tanto a nivel nacional, distrital y municipal, quienes queden electos, gobiernen para el pueblo y por el pueblo, lo que nos llevará paulatinamente al desarrollo, se reduzca la pobreza, la desnutrición y se mejore la educación para que todos los guatemaltecos tengan una mejor oportunidad de trabajo y de ingresos justos.
¡Guatemala es primero!

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