Ministerio Público respecto a un supuesto crimen de tráfico de órganos humanos. Foto La Hor.

 

El pasado viernes se publicó la información proporcionada por el Ministerio Público respecto a un supuesto crimen de tráfico de órganos humanos, en el que la autoridad competente responsabilizó a los doctores: Mario René Bolaños, urólogo, Dany Ferlandi Chocooj Coy, cirujano especialista en cirugía laparoscópica, Ángel David Valdez Vargas, urólogo y Orlando Rodas Penillo, patólogo. Ellos fueron capturados y sometidos a proceso por un delito que se tiene que considerar como algo grave.

Según el Ministerio Público, la Fiscalía Regional y la Unidad contra Estructuras Criminales y Casos especiales de la Fiscalía contra la Trata de Personas realizaron las capturas, exponiendo que según el Código Peal ese ilícito lo comete “quien participe en cualquier acto ilegal que conlleve la extracción, conservación, suministro, comercio y utilización de órganos o tejidos de personas vivas o de cadáveres, lo cual significa, según su criterio, que cualquier clínica de patología que tenga en su poder órganos que fueron analizados está incurriendo en delito.

La prensa dio pleno crédito a la información del Ministerio Público, pero explicaciones médicas recabadas posteriormente, luego de publicaciones serias en las redes sociales, permiten demostrar que el caso no tiene absolutamente nada que ver con tráfico de órganos humanos, tal y como se presentó, puesto que el riñón extraído se encontraba en el laboratorio de patología y allí fue localizado. El caso se empezó a investigar tras una denuncia de la paciente el 20 de mayo del año pasado, pues ella sostiene que el riñón le fue extraído sin autorización y que estaba sano.

La explicación médica es que el órgano tenía una masa que cubría buena parte del riñón y los médicos decidieron extraerlo todo como medida preventiva. La patología mostró que no había células malignas y fue cuando la paciente denunció que le habían quitado un órgano sano. Como bien dice la doctora que explica el caso, puede haber un serio error de falta de comunicación entre los médicos y la paciente, pero el riñón nunca fue puesto en el mercado. Además, en el momento de la cirugía se tienen que tomar decisiones respecto a la remoción de alguna parte que pueda ser sospechosa.

El médico patólogo, al que además le agregan el delito de “encubrimiento” lo que hizo fue analizar el riñón y certificar su condición. Y tan no encubrió a nadie que el informe de patología señaló que no había células malignas.

Puede haber mala práctica o manipulación de la paciente por personas interesadas. Eso se deberá decidir judicialmente y preservando la presunción de inocencia, pero tráfico de órganos obviamente no hubo.

Redacción La Hora

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