Grecia Aguilera

Periodista, escritora, filósofa y musicóloga. Excelsa poeta laureada. Orden Ixmukané, Orden de la Estrella de Italia, Homenaje del Programa Cívico Permanente de Banco Industrial, Orden Antonio José de Irisarri, Embajadora y Mensajera de la Paz.

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GRECIA AGUILERA

Con todo nuestro corazón oremos por Guatemala para que Dios nos bendiga y roguémosle para que termine este conflicto, y sea Él quien decida el destino de su amado país que está en sus Santas Manos, pues Dios no se equivoca, nos ama con amor perfecto, sus planes son conforme a su voluntad y siempre tiene el control de todo.

En el libro del profeta Daniel leemos: “Sea el nombre de Dios bendito por los siglos de los siglos, porque la sabiduría y el poder son de Él. Dios es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes; da sabiduría a los sabios, y conocimiento a los entendidos. Él es quien revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con Él”.

Cuando oramos sinceramente Dios nos escucha, y como su pueblo, debemos unirnos en oración continua y suplicarle de rodillas: “Señor ten piedad y misericordia de todos nosotros, libra a Guatemala de todo mal y peligro”.

En su bendita Palabra nos dice: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Tenemos que tener toda la fe que vence al mundo, y una gran fortaleza para continuar en estos tiempos difíciles que estamos viviendo.

En el Sermón de la Montaña Jesús de Nazaret nos enseña a implorarle a Dios con la sagrada oración del Padre Nuestro, como está escrito en el Evangelio de San Mateo, y también de una forma diferente en el Evangelio de San Lucas. Para el Papa Francisco: “El Padre Nuestro no es una oración más, es la oración del Hijo de Dios, de hecho, entregado a nosotros en el día de nuestro Bautismo. El Padre Nuestro hace resonar en nosotros los mismos sentimientos que pertenecieron a Jesucristo”.

Por ello elevemos esta poderosísima oración a nuestro Padre Celestial para que se apiade de Guatemala, y podamos decir con todas nuestras fuerzas como lo hacía San Francisco de Asís: “…Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo, danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden: y lo que no perdonamos plenamente, intercede por nosotros Señor para no devolver mal por mal y nos apliquemos a ser provechosos para todos en Ti. No nos dejes caer en la tentación: oculta o manifiesta, súbita o importuna, y líbranos del mal: pasado, presente y futuro”.

Asimismo, en el Libro de los Salmos, encontramos grandes oraciones como el Salmo 46 que inicia: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza”.

Recordemos lo que nos dice la Santa Biblia en los libros de Crónicas: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.

Que la siguiente plegaria sea escuchada por nuestro Padre Celestial: “Señor Dios todopoderoso, oramos para que tengas piedad de tu amada nación Guatemala, y la colmes de bendiciones, especialmente en estos momentos dificultosos por los que estamos pasando. Encamínanos hacia la verdad, la justicia y la equidad para que junto al Espíritu Santo vayamos por senderos de fe y esperanza, esos que solamente Tú puedes concedernos.

Bendice a los dirigentes y autoridades, otórgales sabiduría e inteligencia, sobre todo valor y amor por Guatemala para que tomen decisiones óptimas para el mejoramiento de nuestro país.

Para Ti Señor, no hay nada imposible, todo es posible en Tu Mano Poderosa, por ello te rogamos que escuches esta oración que te brindamos desde lo más profundo de nuestros corazones, y nos ayudes para que la sociedad guatemalteca sea edificada por Ti en salud, prosperidad en nuestras necesidades diarias y reine de nuevo la paz”. ¡Que así sea para Guatemala!

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