El río Xalbal, en las cercanías de la Comunidad Valle Tres, en Ixcán. Foto La Hora/Cortesía

Situado a 327 kilómetros de la capital, Ixcán es uno de los municipios de la Guatemala profunda que ha experimentado un gran impulso en la vacunación contra el Covid-19, gracias al gran empeño que han puesto los trabajadores salubristas del Área de Salud, con el apoyo técnico de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID).

En este municipio, como en muchos del resto de Guatemala, se entremezclan sentimientos y conocimientos contradictorios que dividen a la población: el temor al virus, la creencia de que la enfermedad es inexistente, la fe religiosa o en curas tradicionales para protegerse y superarla, así como la falta de información veraz sobre las vacunas.

El temor al virus se da en quienes conocen los estragos que este puede causar, ya sea porque los padecieron o porque alguien de su círculo cercano se enfermó e, incluso, falleció. Pero lo que se percibe en conversaciones con los salubristas y con líderes locales, es que, por no haberse dado casos numerosos, se piensa que el Covid-19 dejó de ser amenazante. Y para quienes sí existe el virus, la convicción de que su fe religiosa les hará superar la prueba hace innecesario vacunarse o adoptar protecciones.


La percepción de la inexistencia del virus, la creencia en escudos religiosos y el poder de remedios tradicionales seguramente es lo que influye para que, en el centro de Playa Grande, la cabecera municipal, se vean multitudes que no guardan el distanciamiento social ni utilizan mascarilla.

Estos factores, además del reciente flujo irregular de las dosis incidió en que en una población de 49,013 personas mayores de 18 años (Censo 2018), se hubiesen aplicado tan pocas vacunas: hasta el 10 de junio, solamente 2,391, la abrumadora mayoría en primera dosis.

Las cifras ahora se han incrementado notablemente al punto que al 14 de julio ya se habían inyectado 6,712 dosis Covid-19, lo cual representa un incremento del 180%.

Este es una de las localidades a las cuales se distribuyó vacunas Moderna de un lote de 1.5 millones que donó Estados Unidos a Guatemala, debido a que estas pueden resguardarse con mayor facilidad y hasta por 30 días.

Paso de vacunador sobre el río Xalbal, en Ixcán, para llegar al caserío Comunidad Valle Tres. Foto La Hora/Cortesía

LA ESTRATEGIA

Para lograr esto se amplió el número de puestos de vacunación, fijos y móviles, en los cuatro sub-distritos de Ixcán: Playa Grande, Tzetún, Ingenieros y Pueblo Nuevo. Adicionalmente, un activo trabajo de concientización por parte del equipo de promoción y educación del Área de Salud ha logrado la colaboración de líderes laicos y religiosos, quienes han sido cruciales para convencer a los ixcanecos a vacunarse.

La vacunación ha implicado también aumentar las misiones para llevar el biológico a aldeas y caseríos. Esto se ha hecho superando las dificultades que representan la falta de vías de acceso a las zonas rurales.


Para llegar a lugares alejados, se ha logrado la colaboración de otras entidades de gobierno, que han transportado en sus vehículos a los vacunadores. Ha habido casos extremos, como el acontecido el pasado miércoles, en que para llegar a al caserío Comunidad Valle 3, hubo de utilizarse una silla móvil, tendida sobre cables, que, a manera de improvisado funicular, permitió vadear la corriente del río Xalbal.

Gracias a este trabajo intenso y arriesgado, la Dirección de Área de Ixcán ha logrado aumentar los niveles de inmunización y llegar hasta los rincones más alejados de este municipio.

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