POR KATERIN CHUMIL
lahora@lahora.com.gt

La estadounidense Jody Williams recibió el Premio Nobel de la Paz, en 1997, por su trabajo realizado en distintas acciones para la prohibición de minas terrestres mediante una campaña internacional, en una entrevista para «La Hora», se expresó sobre la justicia en Guatemala.

¿Cuál es el punto neutro que aplica la Justicia para que no se vea como una venganza sino un acto de equidad?

La justicia nunca es un acto de venganza, la justicia debe ser aplicada para que no se repitan las barbaries que se han cometido.

En Guatemala, en las últimas generaciones se comenta que el Conflicto Armado Interno ha dejado muchas secuelas, muchos sugieren que se haga justicia y que se pague por lo hecho ante los tribunales guatemaltecos. En cambio muchos otros opinan que lo menos que debemos de hacer es desunirnos y deteriorarnos como ciudadanía en estos momentos de extremas secuelas que arrastran la memoria histórica.

¿Qué opina al respecto?

Está comprobado que los pueblos que no hacen justicia ni reconocen la memoria histórica, no sanan sus heridas, la gente que cree que simplemente se puede olvidar lo sucedido está equivocada, porque esta es la mejor forma de seguir desunidos. Sobre todo en los crímenes, no se puede dejar en el olvido y ya, sino que hay que reconocerlos y pagar el precio que cada sociedad defina qué es lo justo.

Con su experiencia como defensora de los Derechos Humanos, ¿Usted cree que Guatemala ha avanzado en el tema de Justicia, de cómo se aplica para cada caso, o aún existe un alto índice de los casos que no se resuelven y se quedan impunes?

Creo que falta mucho para tener un sistema de justicia que funcione bien, pero con este Caso de Sepur Zarco pienso que ahora sí está funcionando la justicia y que van por buen camino para que el sistema funcione.

¿Esto se vive sólo en Guatemala?

Con la violencia a la mujer, Guatemala es un país con cultura machista y conservadora, hemos avanzado en temas de justicia y seguridad para la mujer.

No es solo Guatemala, son muchos países en el mundo que tienen una cultura machista, pero por ello es necesario que el sistema de justicia funcione. El ser humano necesita tener parámetros que controlen su actuar y para ello hay que apoyar los pasos que se están dando y a los y las jueces valientes en el país.

«Está comprobado que los pueblos que no hacen justicia ni reconocen la memoria histórica, no sanan sus heridas, la gente que cree que simplemente se puede olvidar lo sucedido está equivocada, porque esta es la mejor forma de seguir desunidos».
«La justicia nunca es un acto de venganza,  la justicia debe ser aplicada para que no se repitan las barbaries que se han cometido».
«Con la violencia a la mujer, Guatemala es un país con cultura machista y conservadora, hemos avanzado en temas de justicia y seguridad para la mujer».
«Creo que falta mucho para tener un sistema de justicia que funcione bien,  pero con este Caso de Sepur Zarco pienso que ahora sí está funcionando la justicia y que van por buen camino para que el sistema funcione».


EL INICIO DE JUICIO

Entre tropiezos y demoras, el juzgado A de Mayor Riesgo, dio inicio a principios de este mes al primer juicio por esclavitud sexual y laboral en un contexto de guerra. Se trata del Caso Sepur Zarco, en el que 15 mujeres y 5 hombres buscan justicia por los abusos sufridos en el destacamento militar Sepur Zarco, durante el Conflicto Armado Interno.

El Ministerio Público (MP) sindica al teniente Esteelmer Francisco Reyes Girón del delito de deberes contra la humanidad en su forma de violencia sexual, esclavitud sexual y esclavitud doméstica. Además de tratamiento inhumano por las pequeñas Anita y Hermelinda Cuc Pop y por el asesinato de la madre de las menores, Dominga Cuc.

También acusa al excomisionado militar, Heriberto Valdez Azij, por la desaparición forzada de siete campesinos q’eqchi’s el 25 de agosto de 1982, así como por el delito de deberes contra la humanidad en su forma de violencia sexual, por la violación de dos mujeres durante los operativos militares en los que participó durante 1982, entre Izabal y Alta Verapaz.

La primera audiencia del debate comenzó como suelen comenzar las diligencias relacionadas a procesos por violaciones a derechos humanos en el pasado: con acciones por parte de la defensa para suspender el proceso.

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